Con el juego, pasar del entretenimiento al abuso y la adicción puede ser para algunas personas una línea muy fina. Con juego nos referimos a los videojuegos online, las apuestas, los salones, los juegos de azar o las apuestas online. Entre el fácil acceso que tenemos a todo ello hoy día y su normalización, este tipo de adicción, también conocida como ludopatía, puede ser algo que puede pasar desapercibido. Cuando jugar se vuelve una necesidad, se vuelve un problema, lo cual puede tener consecuencias devastadoras tanto en la persona que sufre de juego patológico como en sus seres queridos.
Hoy hablaremos de algunas de las señales que te pueden ayudar a identificar el juego está ocupando un lugar peligroso en tu vida, o de alguien a quien quieres, y qué puedes hacer al respecto.
Señales de alarma: ¿Cuándo el juego deja de ser solo un pasatiempo?
Además de las razones que ya hemos señalado, la adicción al juego puede pasar desapercibido porque una adicción en sí es un trastorno complejo que esconde detrás otras patologías y que puede camuflarse tras conductas aparentemente normales. Aquí te indicamos alguna señales comunes en el juego patológico:
1. Preocupación constante por el juego.
El juego forma parte de tus pensamientos y estos pensamientos aparecen en tu cabeza de manera intrusiva. Aunque niegues o minimices tu “obsesión”, una parte de ti sabe que dedica mucha energía mental al deseo de jugar, cuándo hacerlo o cuánto apostar y en qué.
2. Acudir a los salones de juego en solitario.
Dado que ya no es un entretenimiento que poder disfrutar en momentos sociales, sino que es una necesidad, la persona con ludopatía siente vergüenza y miedo del que pensarán los demás. Por tanto, acude solo o sola a los casinos, casas de apuestas, etc. En el caso del juego y las apuestas online, oculta que está jugando.
3. Necesidad de apostar cada vez más.
Como en toda adicción, se presenta lo que se llama la tolerancia. Esto es que para adquirir la misma sensación agradable que puede provocar una sustancia o, en este caso, el “subidón” o el alivio de jugar, se necesita cada vez más cantidad. Esto lleva a gastar cada vez más dinero o, incluso, pedir préstamos o endeudarse. La adicción no entiende de gestión financiera y llega a límites que no podríamos ni imaginarnos.
4. Fracaso en dejar de jugar.
La persona ha intentado dejar de jugar o apostar, pero no ha podido. Hay una parte que entiende que tiene que tener control sobre el juego, pero otra no puede dejar de hacerlo. Esto es por la dependencia, el cerebro y su sistema límbico (el sistema de recompensa) se ha acostumbrado a las sensaciones y ya no se juega por entretenimiento, sino por acabar con el malestar que genera el no estar jugando. Es decir, para acabar con el síndrome de abstinencia.
5. Acudir al juego como forma de regulación emocional.
Al igual que nuestro cerebro se ha acostumbrado esas dosis de juego patológico, nuestro sistema de afrontamiento de las emociones, también. Cuando hemos aprendido a regular nuestras emociones abusando de estrategias como la distracción o la contención acudimos a conductas altamente adictivas, como el juego y las apuestas. Así, creemos que evitamos las emociones, sin embargo, lo que estamos haciendo es evitar su vía de escape y haciéndolas más grandes.
5 estrategias de regulación emocional que utilizamos cuando las emociones nos sobrepasan.
6. Irascibilidad si no se juega.
La persona se pone irascible si no se le permite jugar o no puede en ese momento. Esto tiene que ver con el manejo de las emociones, porque jugando o apostando es la manera que ha aprendido a regularse emocionalmente. Cualquier emoción puede suscitar en la persona las ganas de consumir, jugar o apostar. Teniendo en cuenta que sentimos emociones cada día (más o menos intensas), esto puede ser casi misión imposible para las personas con adicciones.
7. Mentir a familiares y amistades.
Como decíamos, la adicción puede llegar muy lejos. No se trata de una falta de escrúpulos sino que la adicción está dominando las conductas de la persona, y no al revés. Mienten sobre su grado de implicación en el juego, pero también sobre dónde han estado, por qué ha desaparecido una cantidad equis de dinero o, sencillamente, lo ocultan.
8. Falta de control en el tiempo.
Otra señal de alarma en la adicción al juego es que no pueden controlar el tiempo que se pasan jugando. Aunque se propongan parar a una determinada hora no pueden. A pesar de las consecuencias negativas que esto pueda tener, como no atender responsabilidad o aislarse, la persona persiste. Sin ayuda psicológica, es muy difícil que lo haga.
9. Poner en riesgo relaciones importantes por el juego.
En ocasiones, se produce un aislamiento progresivo. La persona deja de ver a familiares o amistades porque, en su presencia, no puede jugar o apostar. En ocasiones, la pareja o un vínculo importante ha dado un ultimátum sobre volver a jugar y no ha podido cumplir con su compromiso de no hacerlo. Así, pone en riesgo su relación, no porque no sea importante para ella, sino porque es incapaz de dejar de hacerlo. Esta es una señal clara de que la persona necesita ayuda profesional, ya que sola no puede; nadie desea la soledad a una adicción.
¿Qué hacer si la persona con ludopatía niega el problema?
Negar o minimizar el problema es algo que ocurre en las adicciones en general. Esto puede ser muy desafiante para los seres querido de la persona que lo está sufriendo. Lo primero que debemos hacer es informarnos sobre el trastorno. Esto nos ayudará a empatizar con la persona y, sobre todo, es muy importante entender que la persona no está eligiendo sus conductas, sino que es la manera que tiene de regularse emocionalmente.
En segundo lugar, nos tendremos que comunicar con la persona desde el respeto y la comprensión, intentando no juzgar. Las personas con adicción al juego suelen sentirse muy culpables y tienden a sentirse humilladas cuando se les acusa. Esta es una de las razones por las que les cuesta tanto pedir ayuda.
En tercer lugar, aunque sea difícil, deberemos establecer unos límites claros. Que entendamos de donde viene la adicción no significa que tengamos que tolerar todo (ej.: tolerar el gasto del dinero o tolerar que nos trate mal por su irascibilidad). Por último, también puedes pedir ayuda para ti. Una profesional de psicología puede ayudarte a entender la patología y acompañarte para que aprendas a establecer límites y ayudarte con tu propio manejo de las emociones.
En conclusión…
La adicción al juego es un trastorno serio que requiere de ayuda profesional. No normalicemos las apuestas o el juego online solo porque tengamos fácil acceso a ello. Al igual que ocurre con el alcohol, una sustancia legal y socialmente bien vista, hay gente que es más vulnerable que otra a desarrollar una adicción.
Al fin y al cabo, las adicciones son trastornos graves que afectan tanto a quien lo sufre como a sus vínculos más cercanos. Identificar estar señales de alarma y tratar los síntomas a tiempo puede marcar la diferencia en el tratamiento. La recuperación de una adicción es un proceso largo y muy complicado, por su gran número de recaídas.
¿Necesitas ayuda profesional para la adicción al juego?
Si crees que puedes estar sufriendo una adicción debes pedir ayuda. En Vervana Psicología contamos con psicólogas expertas en adicciones y con experiencia en su tratamiento. Puedes ponerte en contacto con nosotras aquí. Te podemos atender tanto de manera presencial como en terapia online.
Referencias bibliográficas
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