Nos pasamos la vida queriéndonos parecer a otras personas: a esa niña popular del colegio, a esa chica que destaca en el grupo y es tan guapa, a esa compañera de trabajo que siempre tiene la palabra adecuada en una reunión…
¿Y cuántas cosas cambiarían en tu vida si dejaras de querer ser otra persona?
Haz esta reflexión, venga… porque te aseguro que cambiarán muchas cosas si lo haces… y para bien.
¿y qué tal si empiezas por ocupar tu lugar único en este sistema humano? Cada una de nosotros y nosotras somos una pieza única en el puzzle de la vida. Si vas intentando encajar en otros huecos; primero, no lo vas a conseguir, y segundo, tu espacio propio estará vacío. Por lo que la imagen de conjunto estará incompleta.
Vamos a darle una vuelta a todo esto…
En los siete primeros años de vida, recibimos improntas respecto de nuestro autoconcepto. Empezaremos a mirarnos, en función de cómo nos mira nuestro sistema familiar y el sistema secundario (la escuela). ¿Qué mensajes recibió esa niña? Le dijeron que lo hacía bien o por el contrario le dijeron que no servía para nada, que era muy torpe. Le dijeron que era inteligente o por el contrario que era tonta porque no entendía las cosas a la primera o porque sacaba malas notas…
Esto son sólo algunos ejemplos de los miles de imputs que tragamos literalmente, sin tener la capacidad de decidir si eso es cierto o no. Para la mente de una niña, los mayores siempre tienen razón y aquello que dicen, son sentencias para una mente infantil.
Curiosamente cuando recibo consultas, lo que manifiestan es que no importa el pasado, que no quieren remover los malos recuerdos y aquello que duele… que sólo quieren situarse en el presente y olvidar tanto dolor. ¿Pero cuál es el precio que pagamos por este olvido? Un precio muy alto, porque arrastramos esas heridas toda la vida. Ilusoriamente creemos que no están, pero siguen ahí, recordándonos a través de situaciones presentes, que no hemos resuelto.
Te pondré un ejemplo…
Estás cocinando y te haces un corte en un dedo. Sangra mucho y te duele. Como no quieres atender ese corte, sigues cocinando… lo pones todo perdido de sangre; decides parar la hemorragia y taparlo con algo, pero sigues sin desinfectarlo ni curarlo. Duele, pero no lo quieres mirar. Pasan las horas y el corte se infecta, se inflama y aún duele más. Y te niegas a mirarlo; tú puedes sostener ese dolor y si no lo miras no existe (gran fantasía infantil).
Como puedes ver, en muchos de mis artículos y videos, la base de los problemas o conflictos que vivimos, está situada en la infancia y en nuestro sistema primario. A modo de árbol, hay un tronco común en donde se asientan las bases de lo que nos construye, y posteriormente surgirán ramificaciones de los temas que te bloquean, ocupan o duelen.
Algunos consejos,
1. Empieza a indagar en ti.
Qué mejor manera que pasar el tiempo que contigo misma. Sólo desde la autoobservación podrás llegar a conocerte y estar en ti plenamente. Una cosa es clara, con quien pasaras el resto de tu vida es contigo, eso es seguro. Tu historia te ha conformado, pero no dejes que te limite; haz que juegue a tu favor y te impulse con todos los aprendizajes vividos.
2. Busca tus puntos de mejora.
Hoy eres mejor persona que ayer, y mañana serás mejor persona que hoy. La vida es un continuo de ir aprendiendo y mejorando aspectos de nosotras mismas, por lo que siempre estamos cambiando y mejorando, madurando y adquiriendo sabiduría.
3. Conoce tu esencia y respétala.
Como he comentado en el punto anterior, siempre podemos mejorar cosas de nuestro carácter, siempre podemos pulir nuestra piedra preciosa. Lo que debes respetar es tu esencia, ¿qué te hace única? Renuncia a querer ser lo que no eres porque fracasarás en el intento y te frustrarás.
4. Haz una lista de tus virtudes i talentos.
Fácilmente podríamos llenar una hoja entera con todos nuestros defectos. Pero, ¿qué hay de tus virtudes? ¿qué es lo que te caracteriza? Muchas veces tenemos dificultades para ver esa luz que somos. Así que empieza a llenar tu lista de cosas buenas, y maravíllate con lo que descubrirás.
5. Vive y disfruta en el aquí y el ahora.
Disfruta de tu compañía, observa el momento presente. ¿estás consciente de lo que haces o vives con tu cabeza llena de pensamientos que te impiden estar presente? Sólo desde la consciencia y la observación de ti misma y del mundo podrás dejarte sentir e ir caminando en la dirección que mejor se adapte a tu momento vital.
Espero que estas palabras y consejos sean un bálsamo para tu alma, te ayuden a mirarte con buenos ojos; empezar a mirar a esa niña que fuiste también con buenos ojos, porque fue valiente y te trajo a donde estás ahora. Hoy es el primer día del resto de tu vida. Haz que merezca la pena.
Y recuerda… SÉ AMOR EN ACCIÓN.