Vivimos en un presente ficticio, en donde nuestro cuerpo está aquí y ahora, pero nuestra mente viaja del pasado al futuro y viceversa. En pocas ocasiones nuestra mente se sitúa en el presente, y esto es debido a todos los imputs que recibimos cada minuto, lo que hace que continuamente estemos enfocadas hacia afuera. Fuera de nuestra esencia, desatendiendo nuestras necesidades, y lo que es peor; desatendiendo nuestras emociones y sentimientos; o lo que es lo mismo a nuestra niña herida.
¿Te has preguntado alguna vez que ha sido de aquella niña que fuiste un día?
Seguro que esto te lo has preguntado muchas veces. Esa niña sigue ahí en algún sitio de tu interior. Sin embargo, para la mente no existe el tiempo, todo pasa en un presente continuo.
Podemos traer al presente momentos de dolor vividos hace muchos años tan sólo con la activación de esa herida, a través de una experiencia dolorosa que estés viviendo en el presente.
Si te interesa, sigue leyendo. Vamos… ! 😎
Y te pondré un ejemplo:
-Estás en el trabajo y tu jefe o jefa te pide que hagas un trabajo para el que no te sientes preparada; pero lo tienes que hacer. Al día siguiente has acabado el trabajo; sin embargo, te asaltan las dudas de si estará bien hecho… de qué pensarán de ti respecto de tu trabajo. Todo esto te pone en contacto -sin que seas consciente- con una época de niña, donde mamá te decía <no sabes hacer nada, eres un desastre>. Este mensaje se repitió muchas veces durante mucho tiempo. Esa niña que se tragó ese mensaje no pudo razonar si realmente era cierto; simplemente el mensaje venía de alguien importante para ella y se lo creyó sin más; tragando la creencia y haciéndola suya. En tu presente actual, la mujer que eres cree a pies juntillas esa afirmación, y cada vez que se enfrenta a una situación nueva se dice a sí misma <no sabes hacer nada bien, eres un desastre> . Da igual el tiempo que haya pasado, eso sigue siendo cierto en tu interior.
Como este ejemplo te podría compartir cientos de casos que han pasado por mi consulta de vivencias similares. Y por supuesto, yo no iba a ser diferente; también he vivido activaciones de heridas antiguas en el presente. La más marcada en mí es <si te muestras como eres, serás rechazada, nadie te querrá>. Así que me he pasado la vida tratando de ser otra persona que no soy, probando máscaras que en muchas situaciones me protegían o al menos eso pensaba.
Hacia un camino de sanación y Maestría interior
Gracias al camino que inicié hace muchos años, he podido ir viendo y trabajando todas esas heridas de mi niña interior. Cada vez que paro a observar, mirar y atender una emoción difícil, estoy atendiendo a esa niña. Al principio necesité mucho acompañamiento con diferentes terapias, en las que posteriormente me he formado. Actualmente, tengo el bagaje suficiente para detectar fácilmente cuándo me asalta una herida antigua. Y sigo acudiendo a mi terapeuta para dejarme acompañar.
Vamos por los 5 Tips que te serán útiles. 💡
1. Regálate momentos especiales sólo para ti. Es muy normal en la mujer, relegarse en último lugar. Por delante pasa la pareja, los hijos, el trabajo… y un largo etcétera. Si nos ponemos en primer lugar sentimos que somos unas egoístas; ¿te ha pasado alguna vez?
Pero la realidad es que cada vez que haces algo que te apetece, para ti misma, estas atendiendo a esa niña. Valora qué es aquello que puede esperar… y regálate, por ejemplo: un paseo por el bosque a solas o con tu mascota; un desayuno en calma leyendo tu libro favorito; comprándote aquella prenda que te apetece muchísimo pero antes se lo comprarías a tu hijo…
2. Cuando algo de lo que pasa a tu alrededor te duela; para, obsérvate, escucha qué te está pasando. No digas <bueno, ya se me pasará…tampoco es para tanto>. Estás dejando pasar una oportunidad de atender a tu niña herida. Si sigues ignorando aquello que te duele y te conecta con las heridas de base, estás repitiendo formas de hacer antiguas. Así que empieza a darte importancia, tu te mereces ser mirada primero por ti y luego por los demás.
3. Escríbele una carta. ¿Alguna vez has felicitado a tu niña interior por lo valiente que fue y por cómo superó todas las dificultades para traerte a donde estás hoy, a ser quien eres hoy? Regálate un tiempo de reflexión, quizás estas vacaciones puedan ser un buen espacio para ti. Haz un salto en el tiempo y rememora cuántos momentos fueron difíciles o dolorosos para esa niña. ¿Cómo lo superó? ¿De qué manera se protegió para sobrevivir a aquello?
4. Habla con ella, felicítala. Si tienes alguna foto de esa niña de pequeña, aquella que te venga a la memoria, cógela y dedica espacios de tiempo en calma para mirarla, para impregnarte de esa mirada inocente. Te invito a decirle <¡fuiste taaan valiente!; a partir de ahora estoy aquí para ti>. Poco a poco, si sigues haciendo este ejercicio, se irá sintiendo cuidada y no necesitará darte toques de atención a través de enfados.
5. Disfruta, ríe, diviértete. La risa sube la vibración, también ayuda a conectar con la inocencia y el disfrute. Recupera esa alegría de vivir que tenía la niña; ¿has observado que los niños van corriendo a todas partes y ríen continuamente? Cuando mires su foto, pídele que te enseñe de nuevo a recuperar esa alegría. Un día alguien me dijo <tengo que tener un motivo para reírme>. Y yo te digo <el motivo más grande para reír y disfrutar es estar vivas, ser mujeres sabias>. Estar viva en sí mismo ya es un regalo, y gozando la VIDA es como honras a tu linaje de mujeres, haces que haya merecido la pena todo el sufrimiento que ellas vivieron para que tú hoy estés aquí leyendo estas palabras.
La riqueza de las sesiones que acompaño
Habitualmente en las sesiones y talleres que facilito, una de mis funciones es hacer evidente la necesidad del cuidado de la niña; la adulta ha de hacerse cargo de cuidarla. Y en muchos trabajos la adulta ni siquiera mira a la niña, se sitúa de espaldas a ella, lo que hace imposible que se dé la comunicación y el cuidado que necesita la pequeña. Cada vez que ante un problema sacas tus recursos y lo solucionas, estás en la adulta; cada vez que por ejemplo, ante una discusión con tus hijos te pones a su altura, estás en la niña; así en infinidad de situaciones. Sólo es necesario tomar consciencia y observar desde dónde estás actuando. Y con el tiempo ganarás en agilidad para detectar cuándo la niña entra en juego en los temas de mayores, y si te das cuenta “toma las riendas”, no la dejes; la adulta eres tú. ¿Es cierto que a una niña de 5 años no la pondrías a hacer ecuaciones de segundo grado? Si es así, como imagino, no pongas a tu niña herida al frente de tu relación de pareja (por ejemplo); porque un adulto o adulta relacionándose con una niña tiene como consecuencia el fracaso de la relación, de la misma manera a la inversa. Observa si tu pareja se relaciona contigo desde su niño o niña herida, de forma que puedas evidenciar la dinámica y cambiarla.
Y todo esto para qué? de qué sirve?
Llegados a este punto… quizás te preguntes para qué todo este trabajo; merece la pena remover aquello que dolió o es mejor dejarlo bien guardado en el baúl de los recuerdos cogiendo polvo… o como una amiga me dijo una vez <¿es qué siempre soy yo la que tengo que cambiar? ¿qué pasa con los demás, por qué ellos no cambian?>
Pues bien; te diré que sirve y mucho. El día de elegiste nacer y experimentar esta encarnación no fue solo para dejar pasar los días, ir al trabajo, cuidar de tus hijos, hacer compras, ir de vacaciones, y a la vuelta sentir la misma insatisfacción que antes de irte. Decidiste encarnar para sanar heridas de ALMA a través de tu linaje familiar y de tus experiencias en esta vida. De ti depende hacer algo con todo eso. Y si aún no es tu momento también está bien. Sólo cuando sientas que es el momento de dar un paso más, tendrás la fuerza interna para llevarlo a cabo. Mientras tanto, vive… disfruta… y SÉ FELIZ.