Reflexionaremos en este artículo sobre un tema presente en la vida de nuestros niños más pequeños, y que podría representar un grave problema para su formación humana integral: se trata del uso de los smartphones y el Whatsapp. Estos son medios que pueden resultar muy provechosos desde el punto de vista de su validez pedagógica, pero sólo bajo la correcta orientación familiar.
En todo caso, psicólogos y educadores coinciden en su no utilización, especialmente en la más temprana edad de los hijos, por las siguientes siete razones:
Interferencia con el desarrollo intelectual
Los padres que se sienten responsables del desarrollo inicial de sus hijos, deben saber que el Whatsapp afecta la capacidad imaginativa de los mismos. Los contenidos de: vídeos, audios, e imágenes, que son de las cosas que más se intercambia en Whatsapp, están a disposición de los niños en cuestión de segundos, con sólo oprimir las teclas del móvil. Esto desde la perspectiva psicológica actúa como anestesia paralizante, en la capacidad natural de imaginar que deben desarrollar los más pequeños.
La capacidad imaginativa que queremos lograr en las etapas iniciales de crecimiento de nuestros hijos, sólo se desarrolla invirtiendo tiempo para el juego y la diversión, la lectura de un libro, y sosteniendo conversaciones animadas que fomenten una atención sostenida, sobre los más diversos temas, todo dentro de un clima afectivo. Nada hacemos con poner en sus tiernas y pequeñas manos, por competitividad o moda, tecnologías de comunicación de punta, pero que arriesgan su bienestar y su desarrollo como individuos.
Adicción
Hay dos elementos a considerar: uno, los pequeños no tienen todavía recursos para imponerse límites frente a ciertas situaciones; el otro, padres que creen honestamente que ganan en seguridad y control sobre sus hijos, porque los ven entretenidos por horas. Estos dos elementos combinados forman la mezcla que prepara el camino a la adicción.
Actitud violenta
Los contenidos violentos: sexo implícito, torturas, mutilaciones sangrientas, etcétera; pueden tener consecuencias impredecibles en el niño. No es aventurado suponer que puedan existir los mismos mecanismos químicos implicados en la adicción por drogas, por lo cual puede convertirse en un verdadero problema de salubridad pública.
Falta de atención
La falta de atención es producto de agotamiento mental, por dedicación a mucho tiempo en una actividad improductiva.
Dificultades con el sueño
Una actitud somnolienta permanente va de la mano con una disminución de la inmunidad del cuerpo ante las enfermedades. Por tanto este es un signo que hay que atender de manera alarmante.
Fomento del aislamiento
La guía y el cuidado familiar y paternal, jamás deben ser sustituidos por el smartphone como tecnología de comunicación; si lo que queremos es que nuestros pequeños niños tengan claro cómo comportarse, es decir, tengan hábitos saludables y normales en su relación con los demás.
Riesgo de obesidad
Los pequeños preferirán estar inmóviles en su asiento, revisando los contenidos de su smarthphone por tiempo indefinido, y restándole interés a las actividades físicas. El resultado: sobrepeso y potencial diabetes.
Ya hemos señalado siete causas nocivas del uso del Smartphone en menores: todas ellas afectan las actividades cotidianas del menor, con incidencia negativa en su entorno familiar y social. Como ha podido notarse, la acción preventiva se reduce simplemente, a que la familia provea de un clima con mucho margen para el afecto y la sociabilidad. Es importante la detección precoz de estas patologías, asegurándonos de tratar el caso con un psicólogo que aborde el problema desde su globalidad, incluyendo en su evaluación el entorno familiar y a los amigos del paciente.