Sobre el oficio de la terapia…
Estoy, o más bien, me invoco a estar,
veo el mar detrás de la ventana
las olas atraviesan el cristal
de las emociones negadas u olvidadas,
fronteras del encuentro, del recuerdo,
me devuelven, que aún no he llegado.
De repente, miro atrás
se despliegan otros paisajes
otros tonos, colores…
las distancias son insondables
por una memoria y un paisaje monocromático,
suenan los ecos del desamparo.
Aquí sigo, esperándome
debajo de mis pestañas
en el cristalino de la opacidad,
como un marco de un cuadro
aún sin pintar…
Me voy alejando de la costa
del mar y de las olas,
me adentro, en el valle,
buscando por dónde huí…
la ultima vez que me perdí,
en la penumbra donde se educa al ojo,
mimando el claroscuro del contra vivir.
Me entretengo en este desorden,
todo me roza… áspero, siento el aliento
del misterio que abraza
este vivir en la frontera de la ambigüedad
carretera abajo, mi corazón titilante.
Sentado, sí, en la consulta…
donde legalizo la duda, el miedo y el dolor,
donde se hacen sortilegios a corazón abierto
y las palabras emanan desbocadas
a definir lo inenarrable del penitente.
Fueron tus rasgos terribles
los que proporcionaron una contra educación…
de seres queridos que se desangran…
aullando, entre palabras enterradas
en busca de una hermandad,
a ser llamado.
A cuerda loca deshace el nudo
del consultante y su pérdida…
de raíces no excavadas
de alas sin desplegar
de cordones umbilicales sin cortar.
Vacío labrado de desesperanza
exige el peaje del viaje,
de crear por ti mismo
una libertad interior
con respecto a la vida.
Cuando trabajar, jugar y crear
son la misma cosa.
el encuentro me alcanza en
la nostalgia cálida
que fertiliza la imaginación
y arrastra el espíritu a la orilla.
Mi descenso y mi ascenso son una misma cosa
y, aún sabiendo, que el camino lleva al camino,
en algún lugar de las edades … y fuera de ellas,
nómada de lo naciente.
En este momento, rendido ante el hecho de no saber,
abogo por el propio camino…
puedo permanecer inmóvil o saltar,
ser chamán o asceta, padre o bufón…
Mi recuperación es una odisea inacabada,
honro la calamidad, bendigo el infierno y el cielo,
elogio el caos, de este esquizofrénico, socialmente aceptado.
Me niego a encarnar una nueva imagen popular
del mercado del nuevo hombre,
original deglución y mezcla de carne,
vuelvo a sentir la necesidad de escapar
a la negación del mañana…
Y no saber amar, a alguien que es igual que tú, que ellos…
voces aéreas que no aman lo humano,
que destilan lo cercano,
que sólo aman el amor incorpóreo.
Lo errante en mí, es imposible de satisfacer…
no haya anclas que impidan zarpar como un polizón,
no sirven los mapas cartografiados, ni capitanes con solera,
sólo la brújula interna y un pequeño candil …
cuando ésta se atrofia por algo más grande que tú…
Sin billete de ida ni de vuelta
sin garantías de encallar
en la costa de tu propósito,
preparado para el motín, el pillaje y…
llevar una vida pirata
en busca del tesoro,
en las profundidades de tu instinto.
Ahora tocan el timbre,
me tengo que despedir,
viene un navegante,
suenan los tambores del tiempo
y vuelvo al punto de partida,
con el pulso musicando odas
que traspasan el umbral
del marco de la ventana,
traspasado el horizonte
de un nuevo corazón circuncidado.
#poesía @federicomarsa