Suele ser muy común usar la palabra egoísta como forma de etiquetar negativamente a aquellas personas que piensan excesivamente en sí mismas sin tener en cuenta el bienestar de los demás. Pero desde la psicológica, podemos diferenciar dos conceptos: el egoísmo sano y el egoísmo insano.
¿Qué es el egoísmo sano?
La palabra «ego» se refiere a nuestro yo, y por lo tanto, todas las conductas que buscan el bienestar de nuestro yo se podrían considerar egoistas. ¿En este sentido es tan negativo ser egoísta? Esta forma de egoismo se ocuparía de cuidar de nosotros mismos, de cubrir nuestras necesidades y de hacer lo que realmente queremos hacer siguiendo nuestros deseos y conviciones. Bajo este punto de vista este egoísmo sería necesario para nuestro bienestar físico, mental y emocional, para desarrollar nuestro proyecto de vida. Es el egoísmo san
La abnegación
Si desatendemos a nuestro egoísmo sano, el que busca nuestro bienestar, por estar más pendientes de las necesidades de los demás, podemos llegar a un extremo muy poco saludable que llamamos abnegación.
La abnegación puede ser un comportamiento premiado socialmente cuando confundimos a una persona abnegada con una persona generosa y altruista. La persona generosa atiende las necesidades de sus seres queridos o allegados pero sin desatender sus propias necesidades.
Si solo pensamos en el bienestar de los demás nuestras necesidades van a quedarse sin resolverse, incluso pueden llevar a desaparecer y con ellas nuestra propia personalidad. Además si nosotros estamos mal, difícilmente vamos a poder ofrecer a los demás una ayuda de calidad. Es por ello que necesitamos ser egoístas sanos sin verlo con negatividad y sin sentirnos culpables.
Egoísmo insano
Otra cosa muy diferente es el egoísmo insano, centrarse exclusivamente en las necesidades de uno, rechazando ayudar a los demás sinó conseguimos algo a cambio. Si tuviéramos que enumerar las características principales de los individuos con egoísmo insano o egocéntricos serían las siguientes:
– Sacan el máximo provecho abusando de la buena fe de los demás.
– No comparten ni ayudan (solo hay un ganador y éste se lo lleva todo).
– Solamente dan si reciben algo a cambio, como un intercambio interesado.
– Llevan a cabo la máxima de la ley del mínimo coste y máximo beneficio.
El egoísmo insano es pensar únicamente en nosotros; como regla general no hacer favores a las personas que nos importan, ser interesados, o atendernos exclusivamente a nosotros, olvidándonos de los demás.
Como puedes ver egoísmo sano e insano son dos conceptos muy diferentes. Pero a menudo los confundimos. Y es que, desde niños nos han enseñado que todo egoísmo es malo, y que lo único bueno es sacrificarnos por los demás, poner el interés del otro siempre por encima del nuestro.
Albert Ellis comentaba que la felicidad pasa en primer lugar por descubrir tus deseos y hacer un proyecto de vida para conquistarlos, y en segundo lugar por compartir con los demás e interesarse por sus necesidades y proyectos.
La clave está en el equilibrio. Si damos mucho nos vaciamos, pero si no damos nada, nos convertimos en personas solitarias. Es por ello que hablamos de egoísmo saludable. En palabras de los doctores Richard y Rachael Heller: “el egoísmo sano consiste en respetar las propias necesidades y sentimientos, aunque los demás no lo hagan. Sobre todo si los demás no lo hacen”.
Habrás escuchado muchas veces eso de “si no te cuidas tú quién te va a cuidar” y es que, de eso se trata. Para poder atender a los demás, antes, tenemos que atendernos a nosotros mismos.