Es indiscutible que nuestro contexto condiciona nuestra salud mental. Esto quiere decir que el sufrimiento que una persona experimenta se inscribe en un contexto socio-político-económico-cultural y, por tanto, es fundamental como profesional de la salud mental tener muy presente esa historia.
No podemos separar la psicología clínica de la psicología social y tratar como patológico todo síntoma desarrollado en un contexto profundamente desigual, violento o injusto. No se puede etiquetar sin tener en cuenta las condiciones económicas, culturales y políticas a las que una persona se ha visto o se ve sometida. El sistema enferma, la guerra enferma, la violencia generalizada enferma, la inseguridad enferma, la falta de acceso a una vivienda enferma, la escasez de alimentos enferma, la violencia machista enferma, no llegar a fin de mes y trabajar de manera extenuada enferma, no encontrar trabajo enferma. Y es normal. Lo que no es normal es tratar de adaptarse a esas circunstancias y que tu sistema nervioso no colapse.
Es alarmante no contemplar esto cuando hablamos de salud mental, porque cada vez más en redes sociales nos venden esa idea individualista de que TODO depende de ti y de tu esfuerzo, sin considerar los factores sociales que determinan, agudizan y mantienen el sufrimiento psicológico que una persona experimenta.
No todo es patológico, no todo depende de la voluntad de la persona y no todxs tenemos las mismas circunstancias privilegiadas.
Antes de poner una etiqueta, estas son algunas preguntas que podríamos hacernos para poder evaluar estas circunstancias, en que grado están condicionando y, de esta forma, poder brindar una atención con una mirada más integral y social:
- ¿Este síntoma o conjunto de síntomas, hubiera aparecido o persistiría si los factores contextuales y circunstancias desencadenantes desaparecieran?
- Si pudiéramos hacer desaparecer esas circunstancias nocivas, ¿se podría realizar un abordaje terapéutico desde otro enfoque?
- ¿Tiene la persona la sensación de control para lograr tener cubiertas necesidades básicas primarias?
- ¿Cuenta con un entorno protector y estable que permita un trabajo interno más profundo?
En ocasiones, determinada predisposición biológica en combinación con una serie de factores de riesgo puede actuar como desencadenante de un trastorno mental latente. Sin embargo, en otros casos, el contexto es el mantenedor principal del síntoma, actuando en respuesta a una situación que sobrepasa las capacidades personales y desregulando nuestro sistema nervioso autónomo, conocido como nuestro “sistema de vigilancia personal”, el cual se activa y nos prepara ante una “amenaza”.
Es por esto, que no podemos separar la psicología clínica de la social, van de la mano, se retroalimentan una a la otra, siendo las dos caras de una misma moneda.
Y por supuesto, es imprescindible un sistema donde la salud mental sea una prioridad política, con acciones encaminadas a generar una sociedad más justa y protectora donde poder desarrollarnos plenamente como seres humanos. No se trata sólo de reforzar el sistema sanitario público en materia de salud mental, que sin duda, es PRIORITARIO y NECESARIO. Se requiere políticas y un sistema que realmente garantice los derechos humanos de todas las personas.
Esta es una entrada diferente a las anteriores quizás, pero mi trayectoria personal y profesional, ha hecho que me cuestione esto muchas veces y quería compartir mi sentir desde el corazón y mi opinión al respecto.
Me gustaría también conocer la tuya si te apetece compartir.
Un abrazo,
Coral