Podríamos comenzar por hacer un breve repaso sobre el origen de esta teoría y de su técnica. Podríamos comentar de manera muy somera de qué se trata el psicoanálisis. Porque de ese modo se puede comprender mejor el alcance y también la significativa eficacia que puede tener en múltiples aspectos y dar respuesta de esa forma a la pregunta que nos convoca: «¿Cuándo acudir al psicoanalista?».
El psicoanálisis como tal surge a principios del siglo XX, después de que Sigmund Freud (un neurólogo austríaco muy curioso y trabajador) estudiara y se formara con los mejores médicos de la época. Freud recorrió teórica y técnicamente diferentes modos de tratar a sus pacientes y en ese camino compuso un escenario en el que va descartó tratamientos y descubrió su propio objeto de estudio: el inconsciente, aquello que habita en nosotros: esas frases, ideas, modos de hacer y pensar, esa ideología transmitida de la que no somos conscientes, pero nos sobredetermina.
En 1900 «nace» el psicoanálisis como tal con la publicación del libro «La interpretación de los sueños». Freud tomó los sueños como elemento estrella para hablar del inconsciente porque todas las personas sueñan.
A partir de aquí, forjó una teoría novedosa, relativa al ser humano, a todos los seres humanos que supuso críticas feroces dado que pone frente al espejo muchas cuestiones que no son agradables de ver. Pero ciertas…
Además del inconsciente, Freud plasmó otra noción clave y muy controvertida en su teoría: la sexualidad humana. Controvertida porque se ha utilizado (incluso en la actualidad) para denostar al psicoanálisis. Es importante aclarar que para esta teoría sexualidad es mucho más que genitalidad, sexualidad es todo aquello tocado por la palabra. Sexualidad implica toda relación con los otros humanos. Porque la especie humana es sexuada y la sexualidad marca lo diferente, lo distinto al propio sujeto.
Existen entonces tres elementos centrales: inconsciente, sexualidad, la palabra.
Podemos ir hilvanando ahora una respuesta a la pregunta inicial…
La psiquis está puesta en todo lo que hace el sujeto. No hay soma sin psique, no hay cuerpo sin mente. El sujeto es un todo dividido que va recibiendo información desde la cuna, desde la realidad y gestionando aquello que sucede, siempre desde la su propia subjetividad (que es única e irrepetible, singular).
Por tanto, esto que se dice del múltiple interés del psicoanálisis está en relación con eso inconsciente que habita en el sujeto y sobredetermina todo lo que toca. Desde la consciencia no se entienden determinadas «reacciones», respuestas o actitudes. Muchas veces el paciente llega a consulta con una pregunta que luego se irá transformando, modificándose en el devenir de la construcción del propio deseo.
Desde la consciencia puede surgir algo que haga «ruido», que genere malestar o disgusto, pero habrá que indagar, habrá que escuchar ese relato para entender de qué se trata realmente. Dice el psicoanálisis que no es aquello que le pasa al sujeto, sino lo que dice de lo que le pasa. Vemos aquí la relevancia de la palabra.
Porque el psicoanálisis, no cura los problemas de la vida. Los problemas de la vida no se pueden curar, son de la vida. Se trata, a través del tratamiento, de generar herramientas, de encontrar el goce de otro modo: de poder vivir tolerando eso que pasa y a pesar de eso o, a partir de eso, vivir.
Generalmente, el paciente acude a consulta con alguna cuestión que desea tratar. Sin embargo, eso es un «disfraz», es la forma en la que aparece eso que le pasa, es como puede presentar aquello que le aqueja. Es lícito, porque hay cuestiones que no se pueden ver, que son difíciles de asumir y que se irán construyendo en el propio tratamiento.
Lo interesante es que le psicoanálisis es una técnica terapéutica encaminada a acompañar al paciente de un modo muy respetuoso, y donde la singularidad es la bandera. No hay tratamientos estándar, porque no hay un sujeto igual al otro.
También en este aspecto se ha criticado mucho la eficacia del psicoanálisis como ciencia. Pero ¿de qué tipo de ciencia estamos hablando? ¿Podemos realmente pensar que dos sujetos se enfrentan del mismo modo a una situación? Debemos entender, para poder ser realmente eficaces, que la subjetividad es un valor incalculable. La historia de cada sujeto, las vivencias, sus emociones y creencias, impactarán en su modo de estar en el mundo. El psicoanálisis trabaja entendiendo y respetando esto.
La escucha ha de ser profesional, especial y exquisitamente formada (porque es requisito esencial de un psicoanalista estar en formación continua, tener su propio psicoanálisis y la supervisión de los casos). El analista es una posición y cuando está atendiendo deja en suspenso su propia persona, como un cirujano. Porque el psicoanalista no dice lo que hay que hacer, no juzga, no valora. Es una mirada sin prejuicios que permite desplegar el propio saber inconsciente y que -a través de la interpretación- permitirá al paciente construir su propia historia de deseos.
Entonces, ¿Cuándo acudir al psicoanalista? Parece contradictorio, pero no hace falta estar enfermo para comenzar un tratamiento de psicoanálisis. Basta simplemente con querer modificar esas cuestiones que «hace tiempo» el sujeto quiere modificar sin conseguirlo. Porque no se trata de lo conductual, no se trata de hacerlo desde la conciencia, sino que están operando otras cuestiones que lo hacen más complejo.
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Se puede comenzar un tratamiento si el sujeto percibe que le suceden «siempre las mismas cosas», siempre jefes autoritarios, siempre parejas desafortunadas, nunca consigue los objetivos, etc. Estas cuestiones que se repiten, están dando una información…
También es interesante acudir al psicoanalista si el sujeto se encuentra frente a un cambio: casamiento, maternidad/paternidad/problemas para la concepción, un ascenso o búsqueda laboral, un cambio de país, una ruptura, un duelo…
Y es fundamental comenzar un tratamiento si padeces de tristeza (por largo tiempo), ansiedad, apatía, trastornos de la alimentación, déficit de atención, conflictos familiares, problemas de pareja, jubilación, elección de una carrera de estudios…
Como comentaba anteriormente, la psique juega un papel fundamental en el ser humano. Somos cuerpo y mente, soma y psique y si algo dejó clarísimo la pandemia de Covid-19 fue que la salud mental necesita atención siempre.
Para poder vivir mejor, cuida tu salud mental.
Estaré encantada de ayudarte a emprender ese camino.
Mariana García Guschmer
Psicoanalista Grupo Cero.