¡Hola a todos!
Soy Alicia Manzano, Terapeuta Emocional y Experta en Comunicación No Violenta, y también madre de tres hijos adolescentes. Hoy quiero hablarles sobre un tema que me apasiona y que considero fundamental para el desarrollo de nuestros niños y adolescentes: la influencia de la música y los audiovisuales en el cerebro, tanto a nivel neuronal como emocional.
La música tiene un poder increíble sobre nuestro cerebro. Estudios han demostrado que aprender a tocar un instrumento y componer música activa múltiples áreas del cerebro, incluyendo las responsables de la memoria, la coordinación motora, la atención y las habilidades espaciales. Al tocar un instrumento, los niños desarrollan habilidades cognitivas complejas y mejoran su capacidad para resolver problemas. La música también estimula la producción de dopamina, una sustancia química del cerebro que nos hace sentir bien, lo que mejora el estado de ánimo y reduce el estrés.
En términos emocionales, la música puede ser un refugio. He observado en mis propios hijos cómo la música puede ayudar a expresar emociones que a veces no encuentran salida en palabras. Este proceso no solo es terapéutico, sino que también fortalece la empatía y la conexión emocional con los demás.
Por otro lado, los audiovisuales —como la televisión, los videojuegos y las redes sociales— también tienen un impacto significativo en el cerebro. Sin embargo, este impacto no siempre es positivo. El consumo excesivo de contenido audiovisual puede afectar la atención y la capacidad de concentración de los niños y adolescentes. Los estudios muestran que el tiempo prolongado frente a pantallas puede disminuir la materia gris en el cerebro, especialmente en áreas relacionadas con el pensamiento crítico y la toma de decisiones.
Emocionalmente, los audiovisuales pueden provocar una sobrecarga sensorial y emocional. La exposición constante a imágenes rápidas y sonidos intensos puede aumentar la ansiedad y el estrés, y en algunos casos, puede contribuir a problemas de comportamiento, como la agresividad o la falta de empatía.
Música vs. Audiovisuales
Imaginemos dos escenarios: un niño que pasa la mayor parte de su tiempo libre tocando un instrumento y componiendo música, y otro que dedica ese tiempo a ver televisión y jugar videojuegos.
El primer niño, inmerso en el mundo de la música, desarrollará habilidades cognitivas más robustas y una mayor capacidad para gestionar sus emociones. Además, es probable que tenga un mejor rendimiento académico y una mayor capacidad para relacionarse con los demás de manera empática y consciente.
El segundo niño, centrado en los audiovisuales, puede experimentar una disminución en su capacidad de concentración y una mayor dependencia de estímulos externos para sentirse bien. Este niño podría enfrentar más desafíos en términos de regulación emocional y podría mostrar comportamientos más impulsivos o agresivos.
Un estudio realizado por la Universidad de Vermont encontró que los niños que participan regularmente en actividades musicales muestran mayores niveles de creatividad, mejores habilidades lingüísticas y mayor capacidad para trabajar en equipo.
Por otro lado, un estudio de la Academia Americana de Pediatría reveló que los niños que pasan más de dos horas al día frente a pantallas tienen un mayor riesgo de desarrollar problemas de atención, dificultades académicas y problemas de relación en su entorno.
Reflexión Personal.-
Como madre, he visto de primera mano los efectos positivos de la música en mis hijos. Les ha brindado una manera saludable de expresar sus emociones y ha fortalecido su capacidad para enfrentar desafíos. En cambio, he notado que cuando pasan demasiado tiempo frente a las pantallas, se vuelven más irritables y tienen más dificultades para concentrarse.
Invito a todos los padres a reflexionar sobre la cantidad de tiempo que sus hijos pasan consumiendo contenido audiovisual.
Aunque vivimos en una era digital y es imposible evitar completamente las pantallas, podemos establecer límites saludables. Fomentemos actividades que nutran sus cerebros y corazones, como la música, el deporte, y el tiempo en familia.
Tomemos conciencia de la repercusión que el uso excesivo de los audiovisuales puede tener en el desarrollo de nuestros hijos y trabajemos juntos para guiarlos hacia un futuro más equilibrado y saludable.
¡Gracias por leer y por cuidar de nuestros futuros adultos!
Alicia Manzano
www.aliciamanzano.com
Hello Everyone!
I’m Alicia Manzano, Emotional Therapist and Expert in Non-Violent Communication, and also the mother of three teenage children. Today, I want to talk to you about a topic that I am passionate about and consider fundamental for the development of our children and adolescents: the influence of music and audiovisuals on the brain, both at the neuronal and emotional levels.
Music has an incredible power over our brains. Studies have shown that learning to play an instrument and composing music activates multiple areas of the brain, including those responsible for memory, motor coordination, attention, and spatial skills. When playing an instrument, children develop complex cognitive skills and improve their problem-solving abilities. Music also stimulates the production of dopamine, a brain chemical that makes us feel good, improving mood and reducing stress.
Emotionally, music can be a refuge. I have observed in my own children how music can help express emotions that sometimes find no outlet in words. This process is not only therapeutic but also strengthens empathy and emotional connection with others.
On the other hand, audiovisuals—such as television, video games, and social media—also have a significant impact on the brain. However, this impact is not always positive. Excessive consumption of audiovisual content can affect children’s and adolescents’ attention and concentration abilities. Studies show that prolonged screen time can decrease gray matter in the brain, especially in areas related to critical thinking and decision-making.
Emotionally, audiovisuals can cause sensory and emotional overload. Constant exposure to fast images and intense sounds can increase anxiety and stress, and in some cases, contribute to behavioral problems such as aggression or lack of empathy.
Music vs. Audiovisuals
Let’s imagine two scenarios: a child who spends most of their free time playing an instrument and composing music, and another who spends that time watching TV and playing video games.
The first child, immersed in the world of music, will develop more robust cognitive skills and a greater ability to manage emotions. Additionally, they are likely to have better academic performance and a greater capacity to relate to others empathetically and consciously.
The second child, focused on audiovisuals, may experience a decrease in concentration ability and a greater dependence on external stimuli to feel good. This child might face more challenges in terms of emotional regulation and could exhibit more impulsive or aggressive behaviors.
A study conducted by the University of Vermont found that children who regularly participate in musical activities show higher levels of creativity, better linguistic skills, and a greater ability to work in teams.
On the other hand, a study by the American Academy of Pediatrics revealed that children who spend more than two hours a day in front of screens are at a higher risk of developing attention problems, academic difficulties, and relational issues in their environment.
Personal Reflection
As a mother, I have seen firsthand the positive effects of music on my children. It has provided them with a healthy way to express their emotions and strengthened their ability to face challenges. Conversely, I have noticed that when they spend too much time in front of screens, they become more irritable and have more difficulty concentrating.
I invite all parents to reflect on the amount of time their children spend consuming audiovisual content.
Although we live in a digital age and it is impossible to completely avoid screens, we can establish healthy limits. Let’s encourage activities that nourish their brains and hearts, such as music, sports, and family time.
Let’s be aware of the repercussions that excessive use of audiovisuals can have on the development of our children and work together to guide them towards a more balanced and healthy future.
Thank you for reading and for taking care of our future adults!
Alicia Manzano