Esta mañana en la sesión grupal de Pedagogía PsicoCorporal ha surgido una reflexión por parte de una alumna que considero un tema crucial en este momento vital.
Ella comentaba que en el día a día por más que lo intenta no puede evitar sentir la sensación de que «tiene que correr», eso la lleva a hacer las cosas de forma atropellada.
Muchas de sus compañeras han secundado esta sensación.
Yo misma he tenido que rebajar en un 50% el contacto con las redes sociales y el uso del teléfono móvil para preservar el proceso de atención y entrar en otro ritmo vital.
El título de este escrito ha servido de punto de partida para expresar al grupo mi experiencia.
Una cosa es la aceleración mental y otra es el tiempo corporal. No es lo mismo.
En ocasiones están a la par y existe un fluir que nos mantiene atentos y relajados con la tarea que estamos realizando, en este estado, nuestro cerebro está generando muchas Ondas Alfa..
Otras veces el tiempo mental es muy acelerado y el cuerpo no puede seguir el flujo tan desorbitado de pensamientos y empieza el desasosiego interno por no llegar, por no ser tan rápido como nuestros pensamientos.
A mi me parece que es importante saber escuchar nuestro cuerpo para que éste no se desborde con las exigencias de lo cotidiano, y para ello es necesario parar y escuchar (tarea nada fácil cuando se está en una situación hiper alerta)
Les comentaba a mis alumnas que ahora se impone lo rápido y fácil. Esto, según mi experiencia, lleva a la frustración. Lo rápido y fácil es no conocer cómo funciona nuestro cerebro.
Para que un hábito se instale en nosotros se necesitan de dos cosas fundamentales: repetición y tiempo.
El grupo estuvo de acuerdo en que cuando están más atentas a su cuerpo, por ejemplo después de las clases de Pedagogía PsicoCorporal, el pensamiento se ralentiza, las emociones se calman… y es que en el momento que entramos en la disposición de prestar atención al cuerpo, el cerebro tiene que hacer una cosa u otra. O piensa o siente, no puede hacer las dos cosas a la vez… en todo caso puede ir pasando de una cosa a la otra.
Entonces la sugerencia por mi parte es clara! Escuchar el cuerpo para entrar en otro ritmo vital