Cuidar a un enfermo con depresión no es tarea fácil. Es importante saber que el trastorno depresivo mayor es una enfermedad mental, no una muestra de debilidad. Afecta a muchos niveles, tanto mental como físico: fatiga constante, pérdida de interés general (lo que antes te proporcionaba placer o alegría, ya no), tristeza persistente, ansiedad, sentirse “vacío”, dificultad para concentrarte, para recordar o para incluso tomar simples decisiones. Hay muchos más síntomas, dependiendo de la persona, pero para diagnosticar una depresión, la persona debe presentar al menos cinco síntomas importantes de la enfermedad todos los días, durante un mínimo de dos semanas.
Si crees que puedes tener depresión, pide ayuda y acude a tu centro de salud. Existen tratamientos para la depresión y pueden ser combinables: psicofármacos, terapia psicológica y cambios en tu estilo de vida.
El departamento de Psicología de la Universidad de Kansas en Estados Unidos lleva años trabajando en un programa para tratar la depresión llamado Cambio terapéutico en el estilo de vida (TLC for Depression). Desarrollado por el equipo del doctor Stephen Ilardi quien lo explica así: “No estamos diseñados para una vida sedentaria, viviendo y trabajando en espacios cerrados, con pocas horas de descanso, aislados socialmente, con una dieta de ultra procesados y con un ritmo de vida agitado y estresante”. Su investigación ha demostrado que TLC for Depression es un tratamiento efectivo contra la depresión, con una respuesta favorable en el 70% de los pacientes. Más información en https://tlc.ku.edu/
Si eres cuidador o cuidadora de un paciente con un trastorno depresivo mayor es importante que cuides tus palabras. Frases, opiniones y juicios, que pueden ser bien intencionados, la persona con depresión podría estar, escuchándolas, ahondando en su sentimiento de culpa y desesperanza. Algunos ejemplos que debemos evitar:
- “Pon de tu parte, venga, necesitas fuerza de voluntad para salir de esta enfermedad”. Con estas palabras o parecidas, lo que conseguimos es que el enfermo que las escucha se sienta más culpable. “Hay algo malo en mí. Será que no me estoy esforzando lo suficiente? Tengo la culpa de estar así”. La depresión no es un estado de ánimo, es una enfermedad mental. No es una señal de debilidad. Afecta a todo tipo de personas, en varios rangos de edad y estatus social.
- “¿Por qué estás deprimido, si tienes todo en la vida para ser feliz?” De nuevo el enfermo sentirá que no tiene sentido estar así, que algo estará haciendo mal, o no haciendo y caerá más en el pozo de la culpa.
- “Hay gente peor que tú en el mundo”. Con esta frase, volverá a sentirse desesperanzado y una persona sin valor.
- Recordarle algo que no hizo, o que hizo mal en su pasado es algo demoledor para un paciente con depresión. Diariamente se castiga con su pasado y, si se lo recordamos, que sea para recordarle algo positivo que haya conseguido.
- Su energía será limitada. Cuidado si insistimos con respecto a este tema. Cuando están en la fase aguda del episodio depresivo su energía es muy limitada. Debemos ser pacientes y esperar a que pasados los días vuelva a tener la suficiente energía para poder salir de casa y dar un paseo. Sentirse acompañado le animará a salir.
- “Todo está en tu cabeza, intenta no tener esos pensamientos”. En algunas depresiones están presentes los pensamientos rumiantes, repetitivos, sobre algo del pasado que les hace sentir mal, tristes o culpables. Que el paciente pueda hacer alguna actividad física al aire libre, como dar un paseo, practicar algún pasatiempo, o ir a tomar un café con un amigo podría ayudar a evitar estos pensamientos repetitivos, que serán más frecuentes si están solos.
Si eres familiar o amigo de alguien con depresión ofrécele tu apoyo, escúchalo, empatiza con su dolor. Acompáñalo a que busque ayuda profesional. Siempre agradecerá un tiempo contigo para sentarse a tomar algo, o salir a caminar. Solo necesitas estar presente, escuchar atenta y pacientemente y darle, con tu silencio, ese espacio para que pueda expresarse. Será el mejor regalo que le puedas ofrecer.
Elvira Romay Cousido
Terapeuta/ Counsellor Humanista Integrativo