Es importante tener una buena autoestima, dice todo el mundo. Pero, ¿sabes realmente lo que es la autoestima? ¿Es cuestión de tener una buena o una mala autoestima? ¿La autoestima es algo que se pueda medir? Si se mide, ¿en qué nos basamos para determinar si es buena o mala, alta o baja?
Todas estas preguntas, entre otras, son las que nos debemos hacer si queremos hablar sobre la autoestima sin meter a nadie en casillas de las que luego es muy difícil salir. En este artículo, te queremos explicar brevemente lo que es la autoestima y qué características tiene, así como explicarte que hay diferentes tipos y explicártelos con ejemplos.
¿Qué es la autoestima?
Cuando preguntamos “¿qué es la autoestima para ti?”, la respuesta más común suele ser: “cuánto te quieres a ti mismo”. Entonces, ¿es una cuestión de cantidad?, ¿Qué significa quererse a uno mismo? Todo esto son conceptos que son difíciles de definir y que están en constante cambio.
Por eso, a nosotras nos gusta más hablar de autoestima en términos de cómo y no de cuánto. Cómo te hablas a ti mismo o a ti misma, es, entre otras cosas, si tu autoestima es buena o mala. También, cómo te cuidas o cómo tomas decisiones en tu día a día que van en pro de tu bienestar.
La autoestima, se trata, pues, de la opinión subjetiva que cada cual tenemos sobre nuestro valor como personas. Saberse una persona válida y valiosa es una cuestión clave en la salud mental y de, por tanto, tener una autoestima sana.
Los 4 tipos de autoestima.
Como todo, podemos sacar diferentes tipos de clasificaciones según en lo que te bases para clasificar. Hoy, hablamos de la autoestima según su estabilidad en el tiempo y según su nivel. Entonces, podemos hablar de 4 tipos:
1. Autoestima alta y estable.
Se trata del tipo de autoestima más sano y el que todas las personas querríamos tener. Sin embargo, lo que nos sucede a lo largo de nuestra vida, que no podemos controlar, puede ir modificando nuestro tipo de autoestima.
Las personas con la autoestima alta y estable son aquellas seguras de sí mismas. Se aceptan y se consideran valiosas. Se sienten seguras sobre sus opiniones y son conscientes de sus cualidades, pero también de aquello en lo que deben mejorar. Un ejemplo de persona con la autoestima alta y estable es aquella que comete un error y aprender de él, sin dejar que ese error defina su personalidad (es decir, sin machacarse con pensamientos del tipo: “siempre estás igual”, “qué torpe eres”, …).
2. Autoestima baja y estable.
Una persona con la autoestima baja de por sí, tiende a infravalorarse, no se atribuye sus éxitos y piensa que los fracasos o errores se deben a ella o a su forma de ser. Además, si esta baja autoestima es estable, su diálogo interno tenderá a ser muy negativo. Sienten que no están a la altura y un constante temor a defraudar a los demás o a sí mismas. Esto les hace muy vulnerables a trastornos del estado de ánimo como la depresión o estar, casi siempre, apáticas.
Por ejemplo, una persona con una autoestima baja y estable es aquella que se avergüenza ante los elogios o cree que no se los merece.
3. Autoestima alta e inestable.
Por otro lado, hay quienes tienen una alta autoestima, pero su estabilidad va a depender mucho de las circunstancias y siendo su concepto de sí mismos muy sensible a lo que se vaya produciendo en la vida. Por tanto, puede ser que eviten aquellas situaciones en las que anticipan que pueden fracasar o que sean una amenaza para su autoestima.
La persona con autoestima alta e inestable, se sentirá muy valiosa, por ejemplo, si recibe una buena crítica, pero, si la crítica es mala, se sentirá poco valiosa.
4. Autoestima baja e inestable.
Es parecida a la anterior, en cuanto a la inestabilidad en tanto que también va a depender mucho de los factores externos. Podrán experimentar, de vez en cuando, una buena sensación de sí mismos, pero será muy fluctuante y altamente dependiente de algo externo. Tienden a ser personas muy complacientes e influenciables.
El ejemplo por antonomasia de la autoestima baja e inestable es el de aquellas personas que tienen una sensación permanente de no ser suficientes. Se sentirán un poco mejor si tienen algún éxito, pero tenderán a achacarlo a la suerte.
En conclusión…
Debemos reconocer que la autoestima no es algo fijo ni será un valor absoluto. Puede variar a lo largo del tiempo y en diferentes áreas de nuestra vida (en el trabajo, en las relaciones, en el deporte, etc.). Por supuesto, es importante tener una sana autoestima, pero no es la única variable que debes utilizar para determinar si tenemos salud mental o no o si estamos satisfechos con nuestra vida o no.
Nuestras experiencias (ya sean positivas o negativas) tienen el poder de modificar las ideas que tenemos sobre nosotros mismos y sobre quiénes somos. Por suerte, podemos modificar hasta las creencias limitantes más arraigadas sobre quienes somos y sobre nuestra identidad.
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Referencias bibliográficas
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