Si por algo se caracterizan los niños autistas es por sus rabietas. Gestionar este tipo de comportamiento no siempre es fácil, pero con la ayuda de un profesional en psicología, se puede modificar esta conducta. Aunque, esta es la forma que tienen de expresarse para conseguir lo que quieren, muchas personas se preguntan cómo controlar el berrinche.
Pueden ser infinitos los motivos para adoptar esta conducta como llamar la atención, querer un juguete, no tomarse la medicina, etc. Sin embargo, sea cual sea la razón, la rabieta es una reacción ante la frustración de no conseguir lo que se quiere.
Factores que incrementan las rabietas en el autismo
El arrebato o la rabieta se producen principalmente cuando el niño autista no puede controlar el estrés. Las dificultades para poder comunicarse y lidiar con las situaciones generan esta frustración. Es evidente, que su forma de percibir y sentir el mundo es bastante desordenada, por lo tanto, este es el recurso que usan para hacerse entender.
¿Cómo actuar ante las rabietas?
Un niño autista puede tener un arrebato de muchas maneras como gritar, llorar, o incluso, autolesionarse, por lo tanto, hay que saber cómo actuar en estos casos. En primer lugar, habrá que saber cómo se siente y establecer un lenguaje propio de comunicación para entenderse.
- Es necesario seguir una rutina que le garantice al niño mayor estabilidad.
- Si se realizan cambios, hay que hacerle entender que es para su mejora. Usar imágenes puede ser de gran ayuda para la comprensión.
- Por otro lado, hay que evitar las situaciones estresantes que lo ponen nervioso y alteran.
Técnicas no invasivas en el manejo de la rabieta
Los padres suelen detectar señales que indican que su hijo va a tener un berrinche. Por lo tanto, pueden evitarlo si siguen estas recomendaciones.
- En primer lugar, pueden desviar la atención en aquellas situaciones que sea posible. El niño se dará cuenta de que la rabieta no surte efecto y pondrá fin a esta.
- Por otro lado, no atenderán la demanda del pequeño. Algo que pueden evitar, en ciertos casos, como no pasar por delante de una juguetería o una tienda de golosinas para no comprometerlo con caprichos.
- Disminuir la exigencia en las acciones o actividades que realiza el pequeño y validar sus sentimientos. Se van a tratar sus necesidades con total naturalidad y se les enseñará a expresarlas.
- El aislamiento también puede ser de gran ayuda en caso de que el niño quiera autolastimarse. Habría que buscar un lugar, como una colcha o un sillón, donde pueda controlar la rabieta.
Los niños son grandes observadores y también notan cuando sus padres están estresados e imitarán dicha conducta. Por lo tanto, hay que mantener la calma y expresarse con tranquilidad.
Técnicas invasivas para controlar una rabieta
No siempre es posible llegar al diálogo y conseguir aplacar la rabia en poco tiempo. Por lo tanto, habría que buscar la forma de disciplinar al niño usando algunas de estas técnicas invasivas.
- En el primer caso, podemos emplear el castigo positivo, que se utiliza en la metodología ABA para reducir problemas de conducta. Se pueden realizar ejercicios, correcciones o usar reforzadores para generar un estímulo aversivo.
- Aunque, también se puede optar por al castigo negativo, algo muy habitual, que consiste en eliminar un estímulo agradable para corregir su comportamiento. Por lo tanto, se le privará de comer alguna golosina o realizar alguna actividad que le satisfaga.
- Por otro lado, está la contención física que consiste en abrazar al niño durante unos segundos. Esto le impide el libre movimiento y le sirve para la estimulación corporal y reducir la ansiedad.
- Finalmente, tenemos la opción del saciamiento como una manifestación que incomoda al niño. Es llevar al extremo una conducta inadecuada para que se sienta molesto.
En definitiva, el berrinche, la rabieta o la pérdida del control emocional en los niños con autismo es un comportamiento negativo que se puede controlar. Ponerse en manos de un psicólogo es una gran ayuda para el menor y la familia.