Has estado ahí. Te prometiste no volver a caer en el mismo tipo de relación, pero una vez más, te sientes atraída/o por alguien que es emocionalmente inaccesible, inestable o directamente dañino para ti. ¿Casualidad? No. ¿Mala suerte? Tampoco. Lo que está pasando es mucho más profundo: tu cerebro está repitiendo patrones aprendidos. Pero la buena noticia es que puedes hacer algo al respecto.
La trampa de lo familiar
Nuestro cerebro tiende a elegir lo conocido antes que lo desconocido, incluso cuando lo conocido es disfuncional. Según la teoría del apego de Bowlby (1988), la manera en que fuimos cuidados en la infancia influye directamente en nuestras relaciones adultas. Si crecimos en un entorno donde el afecto estaba lleno de incertidumbre, drama o rechazo, podemos haber aprendido a asociar esas sensaciones con el amor.
Por ejemplo, si tuviste figuras de apego impredecibles, es posible que ahora sientas que el amor «de verdad» debe ser incierto o intenso. En cambio, si alguien te trata con estabilidad y ternura, podría parecerte «aburrido» o poco emocionante. Esto no es un defecto tuyo, sino una programación inconsciente que puede ser reescrita.
¿Por qué nos atraen las personas «equivocadas»?
Existen varias razones psicológicas por las que seguimos cayendo en los mismos patrones:
- La adicción a la intermitencia: La dopamina, el neurotransmisor asociado al placer y la recompensa, se activa cuando las recompensas son impredecibles. Es decir, si una persona a veces te da atención y otras veces te ignora, tu cerebro libera más dopamina que si el afecto fuera constante (Fisher et al., 2016). Esto puede hacer que te enganches más a relaciones inestables.
- La ilusión de que podemos cambiar a la otra persona: Muchas veces, nos enamoramos del «potencial» de alguien en lugar de la persona real. Pensamos: «si tan solo cambio esto en él/ella, seremos felices». Pero las relaciones no deben basarse en proyectos de reforma.
- La validación a través del rechazo: Si una figura de autoridad en tu infancia (padre, madre, cuidador) fue emocionalmente distante, es posible que ahora busques inconscientemente revivir esa dinámica, tratando de «ganarte» el amor de alguien que no está del todo disponible.
- El miedo a la estabilidad: Puede sonar ilógico, pero para quienes han vivido relaciones caóticas, el amor sano puede sentirse inquietante. Si creciste en un ambiente donde la tensión o el drama eran constantes, la tranquilidad de una relación segura podría percibirse como «demasiado fácil».
¿Cómo romper el ciclo?
- Reconocer el patrón: Lo primero es darte cuenta de que estás repitiendo una historia. Pregúntate: ¿mis relaciones pasadas tienen un patrón común?
- Trabajar en tu autoestima: No se trata de conformarte con menos, sino de entender que mereces un amor estable y sano. Muchas veces, la baja autoestima nos hace creer que solo podemos tener «migajas» emocionales.
- Darle una oportunidad a la estabilidad: Si alguien te trata bien y te parece «aburrido/a», analiza si lo que realmente ocurre es que no estás acostumbrado/a a la estabilidad emocional.
- Pedir ayuda profesional: La terapia psicológica puede ayudarte a identificar y cambiar patrones de elección de pareja.
Reflexión final
No, no es el destino. No, no es mala suerte. Es tu cerebro actuando en piloto automático. Pero la buena noticia es que puedes reprogramarlo. Romper patrones requiere trabajo y conciencia, pero el amor sano vale la pena.
Referencias
- Bowlby, J. (1988). A secure base: Parent-child attachment and healthy human development. Basic Books.
- Fisher, H. E., Brown, L. L., Aron, A., Strong, G., & Mashek, D. (2016). Reward, addiction, and emotion regulation systems associated with rejection in love. Journal of Neurophysiology, 104(1), 51-60.
- Johnson, S. (2019). Attachment theory in practice: Emotionally focused therapy (EFT) with individuals, couples, and families. Guilford Press.