El ayuno intermitente consiste en hacer ciclos entre periodos en los que se come y periodos en que se ayuna.
Durante los periodos de ayuno solo está permitido tomar líquidos como agua limpia, zumos verdes ricos en clorofila (no zumos de fruta por su alto nivel en fructosa), infusiones, té, café para aquellos que toman habitualmente. De hecho es recomendable beber abundante líquido para mantener el nivel de hidratación bien alto. Y los periodos en que se come se recomienda siempre tomar alimentos integrales, enteros y ecológicos a base de verduras, frutas, hortalizas, semillas y nueces, grasas de calidad como aceite extra virgen de oliva y aguacates, proteínas de calidad, evitando todos los alimentos artificiales, procesados con colorantes, conservantes y aromas artificiales. Tampoco sería recomendable tomar alimentos azucarados y harinas refinadas. También evitar alimentos muy acidificantes como la carne roja.
El ayuno intermitente es un método que en la actualidad se ha puesto muy de moda porque ayuda a bajar de peso y tiene innumerables beneficios para la salud, además de ser bastante fácil de aplicar.
Pero la verdad es que el ayuno no es nada nuevo ya que es una práctica ancestral que se ha venido realizando a lo largo de toda la historia de la humanidad conocida ya bien sea por motivos religiosos, culturales o espirituales.
Existen muchos tipos de ayunos diferentes, sin embargo el ayuno intermitente es un antiguo secreto que había sido olvidado durante mucho tiempo y está saliendo ahora a la luz.
Uno de los conceptos que más me gusta cuando pienso en ayuno es el concepto de la ducha interna.
El ayuno como he comentado tiene innumerables beneficios como ayudarte a mantener el diseño alcalino del cuerpo puesto que permite eliminar sustancias toxicas acumuladas en los tejidos, en el fluido extracelular, tejido graso y/o órganos.
Tiene un efecto revitalizante y rejuvenecedor, ayuda a recuperar la energía y a perder peso.
Hoy sabemos que las toxinas de nuestro cuerpo muchas veces nos hacen aumentar de peso, produciendo inflamación, reduciendo nuestra energía y afectando negativamente a nuestro estado anímico.
Debemos tener en cuenta que nuestro cuerpo está diseñado para no comer durante largos periodos de tiempo como pasa en la naturaleza, es lo que llamaríamos un ayuno forzado.
¿Y en qué nos puede beneficiar el ayuno intermitente?
Como he comentado antes nos ayudará a perder peso y muy especialmente alrededor de la cintura. Aporta claridad mental porque los niveles de insulina bajan.
Aumenta la producción de la hormona de crecimiento GH potenciando la masa muscular.
Induce la “autofagia” que permite la limpieza y la desintoxicación al nivel de las células. La autofagia es un mecanismo natural de regeneración que ocurre en nuestro cuerpo a nivel celular. Reduce la probabilidad de contraer ciertas enfermedades prolongando la esperanza de vida.
En el 2016 un científico japonés Yoshinori Ohsumi ganó el premio Nobel por su investigación sobre los mecanismos de la autofagia.
Este proceso fue identificado por primera vez en 1960, pero no fue reconocido hasta 1990.
La palabra Autofagia viene del griego y quiere decir “comerse a uno mismo” que significa que las células de nuestro cuerpo se degradan y reciclan sus propios componentes.
Este proceso aporta combustible a nuestro cuerpo para obtener energía proporcionándole los elementos de construcción básicos para la renovación celular.
El ayuno intermitente ayuda a bajar la presión arterial y el colesterol, además de reducir la posibilidad de desarrollar cáncer al disminuir el estrés oxidativo.
Cuando comemos parte de la energía va al hígado almacenándose en forma de glucógeno. Una persona promedio necesita entre 10 y 12 horas para gastarlo. Si comemos antes de que el cuerpo lo haya consumido no tendrá tiempo para eliminar el exceso de toxinas.
Además, cuando ya no hay glucógeno en el hígado el organismo comienza a quemar grasa para obtener energía en vez de obtenerlo de la glucosa, que dicho sea de paso es un modo mucho más eficiente, generándose en ese proceso cuerpos cetónicos que son verdadero alimento para nuestro cerebro.
Y es que el ayuno mejora por si fuera poco la capacidad intelectual ya que las neuronas se vuelven más activas cuando se pasa hambre. Se producen más mitocondrias y por lo tanto más energía, que a su vez genera más sinapsis, igual a más memoria y mayor capacidad de aprendizaje.
En definitiva estimula la producción de “Factores Neurotróficos” en el cerebro que promueve la Neurogénesis a partir de células madre, es decir, se producen nuevas neuronas, ¿increíble verdad?
Así que como puedes ver, el ayuno intermitente, mejora la cognición, mejora el humor, la salud neuromuscular y cardiovascular. Ayuda a reparar el ADN y fortalece la inmunidad.
Cuando hablamos de ayuno intermitente es importante decir que hay distintas modalidades. Por ejemplo, tenemos el método “Fast-5-Diet” que puso muy de moda el Dr. Bert Herring, que consiste en no comer nada sólido durante 19 horas seguidas y comer solo durante una franja horaria de cinco horas. En este caso nos podríamos saltar el desayuno o para los que prefieran, saltarse la cena.
Otra manera de realizarlo es el que se llama el método de ayuno intermitente 5:2 que consiste en comer normal durante cinco días seguidos y ayunar durante 2 días a la semana. Para mucha gente este es un método más difícil de llevar a cabo ya que al pasar hambre durante dos días terminan por abandonarlo.
Y por último, el método más habitual y que yo recomiendo puesto que es relativamente sencillo de poner en práctica es el método 16:8, que consiste en ayunar durante dieciséis horas seguidas y comer solo durante una franja horaria de ocho horas. Para la gente no habituada sería recomendable comenzar poco a poco, es decir, primero ayunar durante 12 horas seguidas, después aumentar a 14 horas hasta finalmente alcanzar las 16 horas de ayuno. También puedes practicarlo durante la semana y descansar el fin de semana que es cuando solemos relajarnos y hacer más vida social.
Aunque el ayuno completo y muy especialmente el ayuno intermitente tienen innumerables beneficios como hemos enumerado con anterioridad, también hay circunstancias en que no sería recomendable.
¿Quiénes no deberían ponerlo en práctica?
Existen ciertas personas que no deberían practicar el ayuno intermitente como los niños, los adolescentes, las mujeres embarazadas y personas de más de 70 años con problemas de salud, gente con problemas renales y adrenales. Personas que sufren de anorexia y bulimia nerviosa también deberían abstenerse.
Gente excesivamente delgada y frágil o que hayan estado hospitalizados durante algún tiempo tampoco deberían practicar el ayuno intermitente.
Y por último las personas con diabetes tipo I, insulinodependientes tampoco deberían realizarlo.
Si estás interesada en el tema encontrarás muchos libros en el mercado que te explicarán con detalle cómo llevarlo a cabo, y si tienes muchas ganas de comenzar y tienes algún tipo de problema te aconsejo que te supervise tu médico o terapeuta de confianza.