Cuando entras en una relación amorosa con una persona y notas que se disparan tus celos, probablemente estás ante un complejo de Electra o de Edipo no resuelto.
El complejo de Edipo nominado por Freud o el de Electra desarrollado más tarde por Carl Gustav Jung, hablan de una relación de origen psicosexual que establecen los niños con sus madres y las niñas con sus padres, aproximadamente entre los 3 y los 6 años. Tal como dice el psicólogo Arturo Torres, “a veces este proceso natural en la fase de la niñez acaba provocando problemas de relación más allá de esas edades”.
Me gustaría hacer un breve repaso de las características que tan asertivamente Arturo Torres define para complejo de Edipo y Electra:
Características del complejo de Edipo
Según Sigmund Freud, el complejo de Edipo es uno de los fenómenos que aparece en la llamada etapa fálica del desarrollo psicosexual, entre los 3 y los 6 años. En ella, los hijos varones pasan por las siguientes fases:
- Empiezan a desarrollar un fuerte deseo hacia sus madres (o hacia las mujeres que ejercen el rol de madres).
- Observan que la madre tiene un fuerte vínculo emocional e íntimo con su marido. Es decir, el padre, y que pasan tiempo a solas.
- Desarrollan celos hacia sus padres y empiezan a pensar en él en términos hostiles. Pero, a la vez, les temen, ya que la figura del padre es vista como una versión superior y más fuerte de ellos mismos.
En ese momento, cada niño teme que su padre descubra los sentimientos que tiene hacia su madre. El modo en el que el mayor castigo posible queda simbolizado es la castración.
Características del complejo de Electra
El complejo de Electra puede ser entendido como la versión femenina del complejo de Edipo, pero no es exactamente igual a éste. Si bien es cierto que la situación inicial es parecida, la atracción hacia el padre por parte de la hija, y que este enamoramiento del padre hace que surja una rivalidad hacia la madre, hay diferencias entre la teoría del complejo de Edipo y la del complejo de Electra.
En el vínculo con la madre:
Carl Jung creía que el vínculo emocional entre la hija y su madre es más estrecho que el que hay entre el hijo y el padre, por lo que el complejo de Electra suele quedar más disimulado, ya que el grado de apego es mayor y compensa la rivalidad entre madre e hija. Según Jung, en un primer momento las niñas se sienten atraídas tanto por sus padres como por sus madres, aunque poco después pasan a centrarse solo en el padre como resultado de un mecanismo de conservación de la especie.
El miedo al castigo:
Mientras que en el complejo de Edipo el hijo varón tiene miedo de que su padre lo castre, en el complejo de Electra la hija llega a la conclusión de que ya ha sido castrada.
La resolución del complejo de Electra y de Edipo
Tanto según Freud como según Jung, el paso por los complejos de Edipo y de Electra, respectivamente, son fases que forman parte del desarrollo normal de la mayoría de niños y niñas.
De algún modo, señalan cómo se va produciendo el desarrollo psíquico de los seres humanos desde sus primeros años de vida. Es por eso que creían que ambos fenómenos quedaban resueltos en un plazo de 2 o 3 años, mientras que en unos pocos casos, la rivalidad entre hijos y padres e hijas y madres, queda enquistada y hace que su relación se deteriore. Es justamente ante esta situación, que un complejo de Electra o de Edipo ha quedado bloqueado y es la que te interesa investigar al plantearte las causas de los celos con tu pareja en vísperas de poder llegar a superarlos.
En psicosomática clínica y humanista, consideramos que este estado en el que un niño con su madre o una niña con su padre (aunque a veces puede darse con los progenitores del mismo sexo, y lo llamamos “ Edipo o Electra cruzado”) no ha cerrado esta etapa a la que llamamos edípica, puede quedarse buscando gran parte de su vida una pareja que le recuerde a su progenitor con quien considera que tiene algo pendiente de recibir.
Por eso, fíjate en esta pista: si tus parejas se quejan (también puedes preguntarlo a alguien externo) o a veces, tu misma/o te das cuenta de que tu demanda hacia tu pareja se parece o tiene que ver con lo que le pedías a tus padres cuando eras pequeño/a, ¿cómo puedes hacer visible y consciente este hecho? Es decir, ¿cómo sabes si lo que estás esperando de tu pareja, aquello que le pides explícita o implícitamente, corresponde o no a lo que aquella/l niña/o dejó de recibir y que por tanto está exigiendo ahora a la persona que no se lo puede ni debe dar? Para darte cuenta necesitas permanecer consciente de este hecho y fijarte tanto en tus comportamientos ante tu pareja, como en tus emociones y sentimientos ante cualquier respuesta de tu pareja.
Esto es muy importante, ya que, los comportamientos se pueden manipular para mantener escondido aquello que no queremos ver, pero en ese caso, fijarte en el sentir y en la emoción te va a dar la pista.
Fijate en tus comportamientos cuando no tienes pareja y cuando sí
Por ejemplo, fíjate en si eres una de esas mujeres que cuando no tienes pareja llevas una vida muy autónoma, autosuficiente, te mantienes a ti misma, te cuidas la salud, te das caprichos, viajas, conduces: vas y vienes sola de cualquier lugar y a cualquier hora y te sientes plena y vital. Y, en cambio, cuando entras en una relación amorosa a menudo pierdes alguna de estas capacidades, porque en realidad la estás cediendo a tu pareja, considerando que es él quien debe satisfacerte en alguna o varias de ellas.
Si eres hombre, mira si cuando estás sin pareja te sientes vital, te cuidas, cocinas para ti, cuidas tu hogar y ocupas tu día con actividades que te benefician. Y en cambio, cuando entras en una relación amorosa, notas que esperas que ella tome las riendas del orden de tu vida; esperas que cocine para ti o que ella lleve el cálculo de tus gastos. Esperas que ella te diga lo que debes hacer y cómo. O también, te vas dejando arrastrar por una pasividad que esperas que ella abrace para dejarte caer en una especie de amor maternal que a su vez merma el deseo sexual.
Todos estos comportamientos llevan implícito un mensaje de dependencia y de confusión del adulto/a y el niño/a que un día fuimos. ¿Qué relación tiene esto con los celos en la pareja? Estos comportamientos tienen un factor común que es : “yo no soy suficiente, te necesito”. Por supuesto no es la realidad. Sin embargo, se trata como si lo fuese. La persona “decide” sentirse desvalida, necesitada, incapaz, insuficiente ante el otro sólo para cumplir ese deseo de ser saciado por el progenitor que en su día le falló.
La diferencia cuando no estás en pareja.
Generalmente, como he mencionado antes, estas personas fuera de la relación de pareja son fuertes, con gran entereza y muy capaces. A menudo sus seres cercanos son los que comentan cosas como: “no lo entiendo, se vuelve así sólo antes sus parejas”, “cuando tiene pareja no lo/la reconozco”. En realidad te estás poniendo en el papel del niño/a desvalido/a y necesitado/a que un día fuiste y desde ahí cualquier persona que aparezca puede ser tu rival y llevarse el amor de “papá o mamá”.
Esta es la clave de los celos originados por un Edipo o Electra no superado. Estas demandas no satisfechas te pueden causar reales disgustos y puedes sentirte muy ofendido/a cuando tu pareja frustra tus expectativas, que además, a menudo no son expresadas (si lo fuesen muchas veces no daríamos cuenta de que lo que estamos pidiendo suena un poco “infantil” o “inmaduro”).
El trabajo terapéutico aquí pasa por discernir el adulto/a del niño/a poniendo conciencia durante un periodo de tiempo y puede ser muy recomendable pedir ayuda terapéutica, ya que es muy común que sea un patrón de comportamiento con todas las parejas, así que para la persona es “normal” esta manera de actuar y de sentir lo que el otro le ha de dar. Por eso cuesta tanto admitirlo, porque forma parte de la estructura del comportamiento de la persona. Para esta persona, la pareja es eso, y no otra cosa. A menudo, si no ha de ser así, ya ni siquiera se siente atraído/a. No debes evitar este paso, aunque uses rituales dirigidos al inconsciente que te ayuden a tomar la posición correcta en la relación de pareja.
Para concluir, quiero destacar que los celos impiden disfrutar plenamente la vida, de la sexualidad, de la buena comunicación con tu pareja y son un factor que puede limitar tu salud mental, física y emocional.
Si te sientes identificado/a, estás pasando o has pasado recientemente por situaciones como las que he descrito anteriormente y te gustaría tener una cita conmigo, puedes hacerlo en el siguiente enlace: https://telegram.me/maria_cinta o info@mariacinta.com