Imposible describir la inspiración que me ha causado este fragmento de la película El Club de los Poetas Muertos. Cada palabra pronunciada por el profesor Keating posee un magnífico sentido, a la vez que defiende el género poético alegando que es una poderosa fuente de amor, invita a que cada uno de nosotros dejemos nuestra particular huella en este mundo, a que no pasemos por la vida de puntillas. «No leemos y escribimos poesía porque es bonita, leemos y escribimos poesía porque pertenecemos a la raza humana y la raza humana está llena de pasión.»
El amor, tal y como el mismo profesor expresa, es lo que nos mantiene vivos y la poesía está también llena de amor. Obviamente, podemos elegir estudiar otras carreras que no estén en absoluto relacionadas con la parte emocional, y seguramente nos servirán para dignificar la vida, tal y como el profesor apunta y muchas veces para demostrar a nuestros familiares y a nosotros mismos que podemos lograrlo y que podemos llegar a ser personas de éxito dentro del modelo que la sociedad establece, un hombre o una mujer bien vestidos, con un portátil, un móvil pegado a la oreja todo el día, con muchas tareas a lo largo de la jornada, muchos quebraderos de cabeza e ingresos elevados.
La pregunta es: ¿Es ese el modelo que queremos seguir? Si la respuesta es si, no hay ningún tipo de inconveniente, el problema viene cuando la respuesta es no. Lo primero que debemos preguntarnos es ¿Hacia dónde vamos? ¿Qué personaje estamos representando? ¿Estamos realmente siendo fieles a nosotros mismos? Ante este tipo de preguntas solemos derrumbarnos y darnos cuenta de que en realidad estamos actuando movidos por la inercia o simplemente por complacer a algún familiar, siendo así, debemos replantearnos la dirección de nuestra vida y empezar a movernos en la dirección correcta, que suele ser la de nuestro corazón.
Porque al final, como dice el profesor Keating, hagamos lo que hagamos, somos seres humanos y lo que nos mueve es el amor y la pasión, somos seres relacionales, necesitamos sentir y expresar y es ahí donde cobra sentido la palabra, porque a través de ellas podemos llegar adónde queramos. No somos conscientes del poder que tienen las palabras, un te quiero no expresado jamás habrá existido, pero uno que sí se exprese, puede cambiar tu vida y la de otra persona para siempre, así que comienza hoy mismo a cambiar el mundo a través de las palabras, comienza hoy mismo a escribir tu propio verso.
Oh, Mi yo…Oh, Vida…
(Walt Whitman)
¡Oh, mi yo! ¡oh, vida! de sus preguntas que vuelven,
Del desfile interminable de los desleales, de las
ciudades llenas de necios,
De mí mismo, que me reprocho siempre (pues,
¿quién es más necio que yo, ni más desleal?),
De los ojos que en vano ansían la luz, de los objetos
despreciables, de la lucha siempre renovada,
De lo malos resultados de todo, de las multitudes
afanosas y sórdidas que me rodean,
De los años vacíos e inútiles de los demás, yo
entrelazado con los demás,
La pregunta, ¡Oh, mi yo!, la pregunta triste que
vuelve – ¿qué de bueno hay en medio de estas
cosas, Oh, mi yo, Oh, vida ?
Respuesta:
Que estás aquí – que existe la vida y la identidad,
Que prosigue el poderoso drama, y que
puedes contribuir con un verso.