Querido lector:
En el texto a continuación, deliberadamente no uso expresiones médicas o nombres de enfermedades, porque la historia no pretende tener una referencia limitada a una dolencia específica. Confío en que este texto te ayude a acercarte a tu enfermedad con curiosidad y, en lugar de desilusionarte con lo que es, te de una nueva perspectiva de la situación e incluso te ilumine en el camino hacia el alivio. Recuerda que la realidad es ilimitada y solo nuestros pensamientos pueden ponerle cadenas.
¡Así que está abierto al texto a continuación, no bloquees el flujo y deja que el cambio comience hoy!
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Sí, sé exactamente cómo te sientes. Conozco este maldito dolor eterno.
Yo he estado allí.
Puedes contármelo todo ahora. Quita la carga de este secreto de tus hombros, porque nadie sabe que algo anda MAL en ti, que tienes un defecto. Aparentemente nada ha cambiado. Vas a trabajar como siempre, preparas la comida para la familia, luego vas de compras y tal vez incluso tomas una cerveza con tus amigos. Pero no puedes desconectar ni por un segundo… porque tu compañero no deseado está contigo todo el tiempo: constantemente picando, exigiendo atención constante, ¡TU DOLOR INTERNO!
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Yo también he estado en este infierno… ¡pero he vuelto!
También me despertaba por la noche con un dolor punzante y trataba de quedarme dormida sentada. También traté de maldecir este dolor, matarlo de hambre, de alcohol, de comida basura, ignorarlo, ponerle ungüentos, anestesiarlo con pastillas…. Pero él se hacía más fuerte cada día.
Hasta que lo miré con sinceridad. Me senté en la mesa, vertí vodka en vasos (simbólicos) sobre nosotros y lo miré directamente a los ojos. ¿Quién eres tú? ¿Qué quieres? ¿Por qué yo? ¿Por qué ahora? ¿Qué se supone que debo hacer a continuación? ¿Cómo vivir para no matarme?
Él estaba allí completamente para mí, ¡esperando mis preguntas, sin mirar hacia otro lado!
«Estoy aquí para curarte», respondió. «Para que finalmente empieces a vivir de verdad. Sin miedo, sin tensión, sin mentiras.»
Entonces vino la hora de las lágrimas, las lágrimas de limpieza y nacimiento. Y supe que no iría a otro médico a por un sustituto para mi curación, y que no buscaría ayuda externa con una actitud exigente: “¡tienes que ayudarme!”. Me di cuenta de que solo yo podía curarme a mi misma. Solo yo podía encontrar la verdadera causa de la enfermedad en mí para que dejara de dolerme para siempre.
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Todo el mundo tiene su camino hacia la verdad. Y solo tú conoces el tuyo. No tengas miedo de afrontar tus miedos. Si decides hoy romper los lazos de la mentira y el compromiso, serás libre para ser tú mismo y vivir sin sufrimiento. Nuestros cuerpos nunca se equivocan, tanto por dentro como por fuera. Como en el alma, así también en el cuerpo. Como arriba, así también abajo.
Donde alejas todas tus desaprobaciones, crece todo el tiempo un lastre no deseado, hasta que se desborda, se derrumba, revienta, estalla, destroza…Para que te detengas y observes todo este lío.
Por eso tambien empiezas a sentir el dolor – para ver y cambiar lo que ya no te sirve.
Elige asumir la responsabilidad de sanar tu dolor. AHORA.
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Como referencia, aquí hay algunos pasos efectivos para ayudarte a sanar físicamente:
1. Lleva tu cuerpo a un pH de alrededor de 5-7.
Para ello, compra una tira de tornasol y analiza la orina todos los días. Un pH por debajo de 5 debe alcalinizarse, el cuerpo no sanará en un ambiente ácido.
2. ¿Qué acidifica el cuerpo? Bueno, lo que mejor desensibiliza el dolor emocional (y te permite funcionar de alguna manera, aunque estés insatisfecho): alcohol, cigarrillos, carne y cualquier proteína animal, café, comida basura (comida rápida, frituras y comidas químicamente procesadas), azúcar, también el estrés y las emociones negativas reprimidas, como la envidia, el resentimiento, el odio y el miedo, así como maldecir, juzgar o culparse a uno mismo/a o a los demás.
3. ¿Qué permite la desacidificación del cuerpo? Sobre todo la ligereza en cuerpo y alma:
Frutas y verduras crudas, pensamiento positivo, confianza que el universo te guía, el descanso, ejercicios físicos y sobre todo evitar o disminuir situaciones estresantes en tu vida y expresar libremente lo que sientes. No hay una gran filosofía aquí.
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El plan es este:
– Abandona todos los estimulantes que puedas (probablemente valga la pena para tratar de deshacerte de este terrible dolor).
– Comienza el día con un jugo de vegetales recién exprimido (preferiblemente verduras verdes y usando un exprimidor lento).
– Introduce en tu dieta la mayor cantidad posible de verduras y frutas crudas, también puedes comer mijo, que también alcaliniza perfectamente el cuerpo.
– Bebe una suspensión hecha de semillas de Plantago ovata/ psyllium o linaza todos los días (créeme, ¡funciona de maravilla!).
– Lee un buen libro sobre cómo asumir la responsabilidad de tus pensamientos y acciones, como: El poder del ahora de Eckart Tolle, Deja de ser tú de Joe Dispenza, Salud Emocional de Osho, Reality transurfing de Vadim Zeeland. También puedes buscar algo por tu cuenta sobre cómo cambiar de opinión, el perdón radical, seguir tu corazón, etc. ¡La elección es enorme!
– Trae más movimiento a tu vida: caminatas, incluso 15 minutos de yoga, estiramientos, ejercicios aeróbicos y de respiración, TRE (ejercicios de liberación de trauma).
– Pide una cita con un/-a terapeuta bioenergético/-a para limpiar los cuerpos sutiles (preferiblemente con alguien recomendado).
– Confía en ti mismo, cree en tu poder interior, deja de hacer lo que tienes que hacer y empieza a hacer lo que quieres hacer (ejercicio útil a continuación).
¡Buena suerte!
¡Recupera tu poder hoy!
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Un simple ejercicio para aflojar la presión interior.
1.- Piensa y enumera al menos una docena de cosas que haces porque debes hacerlas.
Piensa en cuándo usas la palabra «tengo que». Por ejemplo, “tengo que levantarme de la cama”, “tengo que lavarme”, “tengo que alimentar al bebé”, “tengo que sacar la basura”, etc. Enumera todo lo que te venga a la mente. Puede haber mucho de eso. Mientras más, mejor.
2.- El segundo paso es elegir aquellas cosas en las que puedes cambiar las palabras «tengo que» por la palabra «quiero». Haz coincidir la palabra «quiero» con cada una de las cosas de la lista y observa cuál encajaría también con la palabra «Quiero». Por ejemplo, “quiero alimentar al bebé”, etc.
Junto a las que coincidan, tacha las palabras «Tengo que» y escribe «Quiero» en su lugar y léelas en voz alta.
Última etapa:
3.- Lee las oraciones que todavía tienen la palabra «tengo que» y piensa en si podrías dejar de hacer alguna de estas cosas por un tiempo. De verdad.
Y si decides que no tienes que hacer algo, agrega la palabra NO a estas oraciones, por ejemplo: „no tengo que llamar a mi suegra”. Léelo en voz alta.
Y de ahora en adelante, deja de hacer estas cosas por un tiempo.
Te garantizo que después de un tiempo la mayoría de ellas saltarán a la lista de los «quiero», porque verás que si dejas de esforzarte por ellas, las disfrutarás. Deja de hacerlas por ahora. Y observa lo que te pasa.
Recuerda que cualquier esclavitud interna resulta en una disminución de la vibración de la energía y conduce al malestar.
Cada día, capta tus propios pensamientos con la palabra «Tengo que hacerlo» y pregúntate sinceramente si realmente tienes que hacerlo. ¿O tal vez se pueden hacer un poco diferentes, para que sean agradables?
¡Que te diviertas!
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Este texto fue escrito por petición de mis amigos, a quienes ahorré semanas o incluso meses de sufrimiento con los consejos anteriores. Si eres una de las personas que sufre de dolor físico, emocional o mental, te recomiendo sinceramente que sigas mis consejos al pie de la letra y después de 2 semanas no habrá rastro de la enfermedad. ¡Buena suerte! y si tienes alguna pregunta, estoy disponible por correo electrónico: JoannaCzakES@gmail.com o en Instagram: date.un.espacio. Te invito ¡No lo dudes!
¡Es una pérdida de vida sufrir!