Para la versión original en catalán véase: Assertivitat o mort de l’ego
El otro dia, en la conversación que acostumbramos a tener con el grupo de meditación, acabado el tiempo de silencio, uno de los compañeros compartía una cierta desorientación ya que, dada su tendencia a ser poco asertivo en las relaciones personales, hacía tiempo que lo iba concienciando y trabajando, pero últimamente observaba que por el hecho de meditar aplicaba una actitud más permisiva y no tan reivindicativa como probablemente antes habría tenido. ¿Eso era positivo o negativo? Era la pregunta que se hacía. La cuestión me pareció muy pertinente y me resonó interiormente como parte de mi propia experiencia personal, y lo ligué también espontáneamente con la tensión -al menos intelectual- entre autoestima y servicio que también he vivido en ciertas épocas vitales. ¿Dónde se halla el punto entre tener en cuenta las propias necesidades y/o dar prioridad a las necesidades de los demás, desde una perspectiva de abnegación y de servicio que los que hemos estado formados en ambientes cristianos conocemos bien?
De entrada, mi comentario giró más en la linea de un discernimiento permanente que en una respuesta unívoca, discernimiento en el cual, la vivencia interior resultante, al menos en mí, me da la pista de la adecuación o no de la respuesta aplicada en cada caso: si algo en mi interior protesta o incluso se irrita -conmigo mismo o con la otra persona- es un indicio de que no he encontrado el punto justo en el comportamiento aplicado. Si permanezco en paz y contento de la vivencia compartida, haya comportado esfuerzo personal o no, es para mí una buena señal. En este último caso, no excluyo la conveniencia de analizar si mi aportación ha sido también la más adecuada para el otro, en su camino de aprendizaje personal.
Acto seguido, comentaba que este tema lo relacionaba en mi vida concreta con la manera en que gestiono la ira, una emoción que he tendido mucho a reprimir y que ahora estoy aprendiendo a integrar y a transformar. Apuntaba ya el tema de cómo nos cambia la perspectiva y la valoración de las situaciones y personas según las consideremos únicamente desde la mente -desde el “mapa” mental- o si las consideramos desde una consciencia más amplia que se mueve en la dimensión de la Unidad : es lo que diríamos una consciencia no-dual, adváitica. Desde el Amor, entendido no sólo como un sentimiento o una actitud moral, sino como el resultado de un estado de consciencia no-dual, nuestra percepción de la realidad cambia radicalmente, y las actitudes que resultan de ella, también.
Ya en casa, continuaba teniendo la cuestión presente, y en el silencio meditativo me vino con mucha evidencia la persona y el mensaje de Jesús, que percibo no como exclusivo suyo sino el propio de todos aquellos hombres y mujeres que viven en su mismo estado de consciencia. Tal como lo entiendo, él no niega la legitimidad de la justícia común y de los tribunales que permiten dirimir los conflictos, pero invita a aquellos que quieran vivir más profundamente a ir más allá, a prescindir del litigio y a aceptar la opción ‘perdedora’ a los ojos humanos. Él no niega la bondad del placer en la existencia humana, pero invita a trascenderlo en función de una consciencia más plena y mucho más satisfactoria. No niega la utilidad del dinero para la dinámica social, pero señala la simplicidad de vida, la austeridad de medios y el compartir solidario como los caminos que nos conducen a una vida mucho más libre y armónica.
Lo interpreto como si nos dijera: “Tienes derecho a defender tus derechos, tu espacio personal, tu parcela de poder, tus necesidades, etc., en definitiva, todo aquello que te configura y mantiene como individuo en el mundo. Pero, si quieres, te invito a descubrir una manera de ser y de vivir mucho más rica y satisfactoria, que te introducirá en la dimesión misma del Ser Fundante de toda la creación, el Padre. Pero, en este caso, el camino no es el de la acumulación sino el del vaciamiento, no es el de la contracción en los propios intereses y necesidades sino el de la expansión que lo incluye todo, el de darlo todo, “perderlo” todo para devenir el Todo mismo…”
Y no pude evitar el buscar rápidamente el bello poema de Juan de la Cruz, que lo ilustra tan bien:
Versillos del Monte de Perfección
Para venir a gustarlo todo,
no quieras tener gusto en nada.
Para venir a saberlo todo,
no quieras saber algo en nada.
Para venir a poseerlo todo,
no quieras poseer algo en nada.
Para venir a serlo todo,
no quieras ser algo en nada.
Para venir a lo que no gustas,
has de ir por donde no gustas.
Para venir a lo que no sabes,
has de ir por donde no sabes.
Para venir a poseer lo que no posees,
has de ir por donde no posees.
Para venir a lo que no eres,
has de ir por donde no eres.
Cuando reparas en algo
dejas de arrojarte al todo.
Para venir del todo al todo,
has de dejarte del todo en todo.
Y cuando lo vengas del todo a tener,
has de tenerlo sin nada querer.
Cuando ya no lo quería,
Téngolo todo sin querer.
Cuanto más tenerlo quise,
Con tanto menos me hallo.
Cuanto más buscarlo quise,
Con tanto menos me hallo.
Cuanto menos lo quería,
Téngolo todo sin querer.
Ya por aquí no hay camino,
Porque para el justo no hay ley;
Él para sí se es ley.
¿Hay un mensaje más “antinatural” que éste? Por eso no podemos entenderlo como un conjunto de principios morales o doctrinales, porque la mente siempre se resistirá -legítimamente- a aceptarlos, sino como una invitación, una dirección hacia la cual se nos invita a caminar.
De aquí viene que, a medida que nos introducimos en el camino de la meditación nos vamos despertando a la consciencia de no-dualidad que nos mueve a responder a las situaciones o personas desde actitudes que inicialmente parecerían necias -hoy diríamos propias de perdedores- no como resultado de un planteo mental sino de un impulso interior que proviene de la consciencia del Amor, de la No-Dualidad y que te da la certeza interior de que es el camino adecuado. Entonces no hay irritación o ira sino aceptación serena, cosa que no significa que no hayamos de decir o hacer lo que conviene a cada momento, pero eso saldrá más de la consciencia inspirada que de la ideología o del mundo emocional que se haya movido.
Si queréis saber mas sobre la vida de Esteve, que retiros y encuentros de meditación hace, libros que ha publicado, etc. podéis hacerlo en el siguiente enlace: https://erescambio.com/esteve-humet