Ya ha llegado el ansiado verano y con él el poder relajarnos, disfrutar del sol, el mar o la montaña pero sobre todo poder desconectar después de un largo año de trabajo y responsabilidades. Sin embargo, a pesar de las ganas y la alegría que trae consigo esta época del año, es fundamental no olvidarnos de mantener nuestro equilibrio mental, siendo además una excelente época para revisar nuestros autocuidados y poder instaurarlos o afianzarlos.
Los autocuidados son todas aquellas acciones o rutinas que nos ayudan a prestar atención a nuestra salud mental, física y relacional, permitiéndonos disfrutar del verano de manera plena y saludable. Un aspecto importante a mencionar es que los siguientes autocuidados están conectados entre sí, por tanto no sería una buena estrategia enfocarse exclusivamente en uno y descuidar los demás. Se trata de encontrar un equilibrio que mediante la práctica se automatice y nos resulte más satisfactorio y pleno.
Existen varios tipos de autocuidado que abordan diferentes aspectos de nuestra salud y bienestar. A continuación, te presento algunos de ellos:
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Autocuidado físico: se enfoca en mantener y mejorar nuestra salud física como hacer ejercicio regularmente, llevar una dieta equilibrada y nutritiva, dormir lo suficiente, mantener la higiene personal, hacer exámenes médicos periódicos y evitar el consumo excesivo de sustancias nocivas como el tabaco o el alcohol.
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Autocuidado emocional: se relaciona con la gestión y expresión de nuestras emociones. Implica reconocer y validar nuestras emociones, expresarlas de manera saludable, establecer límites con los demás, practicar la autocompasión y buscar el apoyo emocional cuando sea necesario con un profesional de la salud, amistades, familia, etc.
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Autocuidado mental: en este caso se aborda el cuidado de nuestra salud cognitiva, es decir, practicar la meditación, el mindfulness, las habilidades de afrontamiento y resolución de problemas, pero también el aprendizaje continuo. En definitiva, «muscular el cerebro» a través de la lectura, entrenar la atención, la memoria, el juego…
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Autocuidado social: ya sabemos que es importante mantener y nutrir nuestras relaciones sociales, pasar tiempo con la familia y nuestras amistades, participar en actividades sociales y comunitarias, practicar la empatía y establecer conexiones significativas que nos brinden apoyo y sentido de pertenencia. Un estudio publicado en «Journal of Social and Personal Relationships» encontró que las personas que pasaban más tiempo con amigos y familiares durante las vacaciones de verano mostraban una mayor satisfacción con sus relaciones sociales y una disminución en la sensación de soledad.
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Autocuidado espiritual: este tipo de autocuidado se relaciona con la búsqueda de significado, propósito y conexión con algo más grande que uno mismo, más profundo. Esto puede incluir prácticas religiosas o espirituales, meditación, dedicar tiempo a la reflexión personal, estar en contacto con la naturaleza, etc.
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Autocuidado profesional: es sumamente importante, y más en esta época del año, saber equilibrar la vida laboral y personal como por ejemplo establecer límites claros entre el trabajo y el tiempo libre, respetar los descansos, evitar el exceso de trabajo y/o buscar nuevas oportunidades laborales o de crecimiento.
BENEFICIOS DE LOS AUTOCUIDADOS, ¿QUÉ NOS DICE LA CIENCIA?
- Fortalece nuestro sistema inmunitario: un estudio publicado en «International Journal of Immunopathology and Pharmacology» reveló que las personas que pasaban más tiempo al aire libre durante los meses de verano mostraban un aumento en la producción de células inmunitarias clave, lo que mejoraba la capacidad del cuerpo para combatir infecciones.
- Mejora el sueño: un estudio realizado en la Universidad de Harvard mostró que mantener una hora de sueño constante y adecuada durante las vacaciones de verano mejoraba la función cognitiva y el estado de ánimo, lo que contribuía a una sensación general de bienestar.
- Reducción del riesgo de enfermedades cardiovasculares: en la revista «European Heart Journal» publicaron un artículo que demostraba que las personas que seguían una dieta mediterránea, rica en frutas, verduras y grasas saludables, tenían un menor riesgo de sufrir enfermedades del corazón.
- Reducción del estrés y la ansiedad: no es un secreto para nadie que la práctica de la meditación y la relajación reduce los efectos negativos del estrés y la ansiedad. Un ejemplo de estos estudios es el que se publicó en «JAMA Internal Medicine» donde se encontró que la meditación puede tener efectos beneficiosos en la reducción de los síntomas de ansiedad y depresión.
- Mejora de la calidad del sueño: mantener una rutina de sueño consistente y evitar el consumo excesivo de cafeína y alcohol antes de dormir, se ha asociado con una mejora de la calidad del sueño. Un estudio realizado en la Universidad de Northwestern encontró que los adultos mayores que seguían una rutina de sueño consistente experimentaban una mayor calidad de vida.
Esperamos que esta introducción a los autocuidados os resulte de utilidad y sobre todo que los apliquéis a lo largo de este verano, ya que como hemos mencionado es un momento perfecto para ello.
Si necesitas ponerlos en marcha y no sabes muy bien por dónde empezar, no dudes en contactarnos.