El principal y primer beneficio de realizar un ayuno es que se relaja el sistema nervioso central, el cual se encuentra normalmente en alerta, en un estado de estrés contenido, ambiental y metabólico. Pero, sobre todo, el ayuno depura y limpia el organismo.
En nuestro estilo de vida occidental priman la opulencia, la abundancia en la alimentación, la contaminación ambiental (que modifica nuestro campo electromagnético) y las tensiones de una sociedad que quiere ir más deprisa que el tiempo. Todo ello provoca un estrés crónico, mental y físico, que se une a que el cuerpo cuenta con una cantidad excesiva de productos artificiales que debe desechar. Y cuando le resulta imposible hacerlo, se inflaman las células, se acumulan las toxinas, diversos órganos se bloquean y el cuerpo se termina enfermando.
En nuestro primer mundo hay mucho colapso metabólico. Una de sus causas es el abuso alimentario al que nos sometemos cuando nuestra dieta está formada principalmente por azúcar, grasas, carbohidratos, carne o alimentos con mucha sal. Esto hace que se disparen los niveles de colesterol, de ácido úrico, la tensión arterial, la acidez en la sangre, etc.
Un tipo de alimentación rica en proteínas, cereales refinados y azúcares, en lugar de otro cuyo eje sean las verduras y las frutas, provoca acidez en la sangre, cuyo pH resulta alterado.
Tomar estimulantes como el tabaco, el café y el alcohol, junto con un ritmo de vida acelerado que genera estrés diario, refuerza esta acidez, lo que da lugar a desajustes y perturbaciones en el metabolismo.
Otro de los problemas que se observan en algunas personas es que abusan de la carne, de la proteína animal en general. Esta proteína da lugar a muchos residuos y cuesta mucho realizar su metabolización, de modo que el cuerpo se sobrecarga de trabajo. La proteína que no puede ser gestionada inflama los órganos internos de una forma permanente.
Actualmente la mayor parte de la población urbana padece todo tipo de desequilibrios debido al hecho de que su organismo está extremadamente ácido. Los síntomas principales son: pérdida de energía, cansancio crónico, irritabilidad, desajustes intestinales, estreñimiento, ojos lacrimosos, neuralgias, sobrepeso, irritaciones cutáneas, insomnio, dientes sensibles, encías inflamadas, caída del cabello, etc.
¿Qué ocurre cuando acumulamos toxinas y el hígado y los riñones no las pueden eliminar ni depurar? Nuestro cuerpo las envuelve en grasa para aislarlas y las almacena, y así se crean los quistes, los lipomas y los nódulos, que no son más que acumulaciones localizadas de desechos que no hemos podido eliminar. Durante el ayuno, lo primero que hace el cuerpo es consumir estas reservas, por eso la pérdida de peso es tan patente y la salud mejora de un día para otro.
Otros beneficios a nivel psicológico que nos aporta hacer un ayuno son los siguientes: bienestar, mayor vitalidad, armonía, capacidad para tomar distancia de los problemas, reducción del estrés, toma de conciencia, mayor concentración y menor ansiedad, más tranquilidad, mayor discernimiento, más fuerza de voluntad, cambio de hábitos para mejor.