Esta putrefacción y fermentación tan comunes, ¿no serán debidas a la sobrealimentación, a erróneas combinaciones entre alimentos, a comer proteínas no adaptadas a nuestro sistema digestivo, a comer bajo condiciones emocionales y físicas que retardan o suspenden la digestión (fatiga, trabajo excesivo, preocupaciones, temor, ansiedad, dolores, fiebre, inflamaciones, etc.)? O tal vez, ¿no será el resultado de la digestión perturbada por cualquier causa? ¿Debemos aceptar siempre que las actuales costumbres alimentarias del ser humano civilizado son normales e intangibles? ¿Por qué debemos aceptar como normal lo que encontramos en una raza de seres enfermos y debilitados?
Las heces nauseabundas, líquidas, duras y compactas, parecidas a piedras; los gases pútridos, colitis, hemorroides, sangre en las heces, gastritis, úlceras, etc., han sido colocadas en la órbita de lo normal al asegurar que la putrefacción es un hecho normal en el colon humano. En otras palabras, se nos lava el cerebro de mil maneras para que aceptemos el mito de que “cualquier cosa que sucede siempre es correcta”, y así poder lucrar los bolsillos de la industria farmacéutica a través de la venta de fármacos nocivos y dañinos para nuestra salud. ¿No será mejor ir a la causa y suprimirla en vez de tomar fármacos que lo único que hacen es intoxicar aún más un organismo ya debilitado?
Del tubo digestivo, la corriente sanguínea debería recibir agua, aminoácidos, ácidos grasos, glicerol, monosacáridos, minerales y vitaminas, y no alcohol, ácido acético, sulfito de hidrógeno (son venenos producidos por la fermentación intestinal al combinar mal los alimentos), etc. El organismo debería recibir materiales nutritivos, y no venenos.
• ¿De qué sirve consumir cada día la cantidad de calorías que teóricamente necesitamos, si los alimentos ingeridos fermentan y se pudren en el tubo digestivo? El alimento que de este modo se corrompe, no aporta ningún nutriente al cuerpo. ¿Qué se consigue comiendo abundantes proteínas adecuadas, si acaban pudriéndose en el conducto gastrointestinal? En este caso, las proteínas no son aprovechadas por el organismo al no convertirse en aminoácidos. ¿Qué beneficio sacamos al tomar alimentos ricos en vitaminas, si lo único que hacen es descomponerse y pudrirse en el estómago y en el intestino? Alimentos en este estado de corrupción no suministran vitaminas al organismo.
¿Qué utilidad tiene el proveer al cuerpo de las correspondientes sales minerales, si han de descomponerse en sustancias pútridas en el tubo digestivo? Esta alimentación se vuelve inadecuada para el organismo que, de este modo, no recibirá su provisión de minerales y vitaminas.
Los carbohidratos que fermentan en el sistema digestivo son transformados en alcohol y ácido acético y no en monosacáridos. Las grasas que se vuelven rancias en el estómago y en el intestino, no suministran al cuerpo ácidos grasos y glicerol. En resumidas cuentas, PARA NUTRIRNOS, los alimentos ingeridos DEBEN DIGERIRSE, y NO PUDRIRSE!
Por eso insistimos en que para tener una óptima y eficiente digestión y para que no se den a continuación las carencias vitamínicas tan común en la población mundial, ES NECESARIO APRENDER A COMBINAR CORRECTAMENTE LOS ALIMENTOS.
Para más información no duden en contactarme a través de esta página. Gracias!
VEHYS