En 1989, la psicóloga estadounidense Carol Ryff, una de las precursoras de la Psicología Positiva, presentó su teoría del bienestar psicológico ante la comunidad científica, ofreciendo una perspectiva holística sobre lo que implica llevar una vida plena y satisfactoria. Basada en años de investigación, desde sus inicios en 1980 hasta la actualidad, esta teoría propone que el bienestar no se limita a la ausencia de problemas, sino que abarca múltiples dimensiones que contribuyen al florecimiento humano.
Antes de entrar en el contenido propiamente dicho, me gustaría señalar que el bienestar psicológico también va a estar condicionado por lo que sucede en nuestro mundo, no solo en lo más cercano o cotidiano como pueden ser los sucesos ocurridos en nuestra familia o en nuestro grupo de amigos, sino también a nivel macrosocial. Situaciones como la pasada pandemia también van a condicionar este factor psicológico.
Por otro lado, también es importante destacar que vivimos en una sociedad donde a menudo se nos presiona para buscar y mantener una felicidad constante. Sin embargo, esta altísima expectativa puede generarnos altos niveles de estrés y frustración, ya que es intrínsecamente humano experimentar diversas emociones (tanto agradables como desagradables) así como tener que hacer frente a los desafíos de la vida. Si estás interesado en saber más sobre este tema, es decir, sobre la denominada «happycracia» te aconsejo leer los libros o artículos del autor Edgar Cabanas.
Seguidamente, en esta entrada del blog, exploraremos los seis componentes del bienestar psicológico según la teoría de Ryff y cómo aplicarlos para alcanzar poco a poco una vida más satisfactoria, o simplemente para promover un mayor bienestar psicológico.
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Practicar la autoaceptación: ¿cómo? Pues cultivando una relación positiva con uno mismo/a. La autoaceptación implica reconocer y valorar tanto nuestras fortalezas como nuestras limitaciones. Para ello, debemos adoptar una actitud compasiva o de humanidad plena hacia nosotros mismos, de la misma manera que aceptamos o somos tolerantes con las dificultades de los demás. Este punto es de suma importancia, ya que supone la base de nuestra autoestima, de nuestra confianza, te permitirá desarrollar relaciones satisfactorias y te liberará de la crítica destructiva.
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Relaciones positivas con los demás: buscando o cultivando conexiones significativas. Las relaciones interpersonales saludables y satisfactorias desempeñan un papel fundamental en nuestro bienestar. Establecer y mantener conexiones auténticas, empáticas y enriquecedoras con los demás nos brinda un sentido de pertenencia, apoyo emocional y crecimiento personal, incluso en un contexto social y macroeconómico difícil. Recuerda el refrán: «quien tiene un amigo, tiene un tesoro».
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Autonomía: es decir, aprender a tomar nuestras propias decisiones a pesar de los desafíos. Un aspecto importante en este sentido es conocer bien nuestros valores y vivir de acuerdo a ellos. Se trata de intentar ejercer nuestra autonomía de forma consciente, aprender a adaptarse a los cambios, hacer frente a los mismos, aumentando así nuestra sensación de control y por tanto de bienestar.
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Dominio del entorno: conocer el entorno, desarrollar o practicar las habilidades y competencias que se requieren para superar los obstáculos de forma efectiva, pero también para crecer, para estimular nuestro cerebro y aumentar nuestro aprendizaje. Esto fortalecerá no solo nuestro bienestar psicológico sino que también estaremos aplicando estrategias de auto-cuidado.
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Propósito en la vida: en las sesiones suelo hacer un ejercicio «conoce tu norte», como si de una brújula se tratase, asi que, en definitiva es eso, encontrar un significado y dirección aunque vivamos en un mundo veloz y variable. Esto resulta esencial para nuestro bienestar psicológico. Aprender a identificar tus metas, ya sean más o menos ambiciosas, y promover actividades para alcanzarlas.
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Crecimiento personal: sin obsesionarse por alcanzar metas u objetivos imposibles (pues como ya he mencionado antes, es importante tener en cuenta nuestras limitaciones), se trata de seguir aprendiendo, buscar oportunidades de crecimiento, salir de la famosa «zona de confort», conocer tus fortalezas y aprovecharlas…
En definitiva, es esencial reconocer que el bienestar psicológico no implica estar constantemente feliz, sino tener la capacidad de hacer frente a los altibajos emocionales y adaptarse a las circunstancias cambiantes de manera saludable. En lugar de buscar una felicidad constante e irreal, es más beneficioso cultivar una mentalidad de aceptación y equilibrio, permitiéndonos experimentar y aprender de todas las emociones y situaciones que la vida nos presenta. Todo esto resultará un inversión a largo plazo para tu bienestar. Aprende a disfrutar del camino y de lo que vas consiguiendo, pues cada paso cuenta.
Hoy os hemos traído la teoría del bienestar psicológico de Ryff, basada en numerosos análisis científicos, que os proponemos que toméis como una guía.
Esperamos que os haya gustado esta breve lectura.