COMO CURAR TU SOLEDAD A TRAVÉS DEL TEATRO TERAPÉUTICO
La Soledad no deseada
La soledad no deseada es una sensación que todas las personas tenemos alguna vez a lo largo de nuestra vida.
Es una sensación que nos genera tristeza, miedo e inseguridad. A veces puede venir acompañada de una intensa angustia que nos hace muy infelices.
En su origen suele estar provocada por carencias emocionales o necesidades relacionales no atendidas en nuestra infancia.
Utilizamos muchos mecanismos de evitación para no sentir esta sensación tan dolorosa, de hecho la personalidad se estructura en función de no sentir esta herida, porque en el momento de su formación no teníamos los suficientes recursos para atenderla.
Esos mecanismos pueden ser muy variados, desde todo tipo de adicciones; a la comida, compras, trabajo, deporte, drogas, relaciones, sexo, juego..; hasta diversos estilos de afrontamiento como puede ser la perfección, la complacencia, la exigencia, el sobreesfuerzo, la crítica interna, el juicio y un largo etc.
Soledad y Trauma
La soledad es inherente al trauma. Es la condición necesaria para que se produzca un trauma emocional. Los eventos se convierten en traumáticos porque no hay un otro que nos ayude. Siempre que hay trauma, en el germen de esa fractura interna hay una sensación de soledad.
Eso genera que una parte de la personalidad quede encapsulada, congelada en el momento que se produjo el hecho traumático, en un lugar interno profundo y oscuro al que no llega nadie.
Cuando en el momento presente algún estímulo estimula ese recuerdo, se activa esta parte que se siente sola y abandonada, lo que nos hace reaccionar como si el evento traumático estuviera ocurriendo ahora.
Soledad y relaciones interpersonales
Esto hace que a veces respondamos a las demás personas desde este dolor, sin darnos cuenta que estamos respondiendo a un recuerdo. Quizás nos aislamos, nos enfadamos, culpamos al otro, sentimos desconfianza, o tenemos pensamientos que dicen que no le importamos a nadie o que nadie nos va a querer.
Esas reacciones nos alejan de las demás y confirman nuestros temores, lo que hace que la herida se profundice y las creencias se cristalicen.
A veces es muy difícil salir de este bucle.
El teatro terapéutico
La teatroterapia es una modalidad de la psicoterapia que utiliza dinámicas y técnicas del teatro para explorar las reacciones internas y externas que nos suceden en situaciones reales de nuestra vida.
Es una manera privilegiada de observarnos a nosotros mismos en un espacio seguro de experimentación.
Es importante señalar que los estudios científicos demuestran que el cerebro no distingue entre realidad y fantasía, es decir, si imaginamos que nos estamos comiendo una manzana, se activan las mismas zonas cerebrales que si nos la estuviéramos comiendo de verdad.
Es por esto que el teatro es tan poderoso, porque podemos hacer cambios en la morfología del cerebro en una situación controlada y sin riegos.
En nuestros talleres representamos escenas de la vida de las participantes que contengan algún tipo de conflicto o dificultad que quieren investigar.
Utilizamos esa escena para adentrarnos en la estructura de la personalidad de la protagonista, es decir, para observar y entender qué esta pasando dentro de esa persona en esa situación, y cómo lo que está ocurriendo dentro le está haciendo responder hacia afuera.
Utilizamos técnicas como el arco iris del deseo del teatro del oprimido para desplegar esta escena como en la cirugía se abre el cuerpo de una persona para ver lo que sucede en su interior.
Invariablemente, solemos encontrarnos con partes que se sienten solas, abandonadas, poco valiosas o ignoradas.
Utilizamos entonces modelos de la psicología humanista para intervenir sobre estas partes y darles curación.
Teatroterapia y soledad
La teatro terapia es una manera muy efectiva de tratar la soledad.
Para empezar se trata de una metodología grupal.
Cuando representamos las escenas y cuando desplegamos el mapa de la personalidad, el campo grupal está sosteniendo esta apertura. La persona se siente acompañada y apoyada en su dolor, a diferencia del momento en el que se produjo el trauma. Eso en sí mismo es un antídoto para ese dolor.
La persona protagonista activa su capacidad de presencia y observación, por lo que la parte que se siente sola está notando esta presencia y por primera vez en su vida llega algo de luz a su oscura cueva.
A través de la vivencia de la parte que lleva la herida buscamos la escena fundante de esta soledad, es decir, el momento del pasado en el que esta herida se originó.
Suelen venir recuerdos de la infancia en el que la protagonista fue víctima de un abuso, negligencia o maltrato por parte de sus referentes, figuras de autoridad o sus pares de iguales.
Utilizamos la representación para traer esa escena al presente y explorar cómo se produjo la herida y qué decisiones de guion y conclusiones sobre sí misma, sobre los demás y sobre la vida sacó la persona protagonista.
Tenemos entonces una oportunidad de modificar esas decisiones y conclusiones gracias a la capacidad de presencia de la persona protagonista.
En la infancia las personas tomamos decisiones o llegamos a conclusiones, desde un ámbito de actuación muy limitado, con muy poca información y pocos recursos. La explicaciones que nos damos sobre lo que nos está sucediendo suelen ser autorreferenciales llegando a culparnos o pensar que hay algo que estamos haciendo mal o que hay algo malo en nuestro interior que justifica la situación.
Por ejemplo, si tenemos una madre que está deprimida y pasa largas temporadas en la cama, el hijo o la hija es probable que llegue a la conclusión de que no es lo suficientemente buena para hacer a su madre feliz. Es muy probable que esa persona cuando sea mayor tenga muy a menudo la «sensación» de no ser suficiente.
A través de recrear la escena de la infancia en la que la persona llega a esa conclusión, podemos acceder a esa parte para acompañarla, entenderla y contarle la verdad. Y la verdad es que lo que le pasaba a su madre no tenía nada que ver con su persona, que no había nada malo en ella y que es perfecta tal y como es.
De esa manera cambiamos las conclusiones y creamos una conexión interna entre esta parte que ha vivido en un oscuro agujero con la capacidad de presencia de la persona protagonista de la escena.
Eso alivia enormemente la sensación de soledad y da a la persona un recurso muy valioso para ir sanando esa herida.
Este método es muy claro en su exposición, muy fácil de entender y produce cambios significativos en la estructura cerebral.
Puede ser el principio de un camino de reconexión interna y curación de heridas muy profundas a las que es muy difícil de llegar mediante la psicoterapia tradicional.
Si te ha interesado este artículo puedes visitar nuestra página web e informarte sobre nuestros talleres en la sección de eventos.
Muchas gracias por tu atención. Espero que este articulo te haya resultado útil.
Clara Noriega
Directora del Proyecto Caleidoscopio.