El invierno tiene una forma peculiar de colarse en nuestras emociones. Con días más cortos, temperaturas más bajas y un ritmo más pausado, muchas personas sienten que esta estación se lleva algo de su energía. Pero ¿es solo el frío, o hay algo más profundo? La respuesta está en nuestra biología y en nuestra mente.
Con menos luz solar, nuestro cerebro produce menos serotonina (la «hormona de la felicidad») y más melatonina, lo que puede explicar esa sensación de cansancio constante o melancolía. Pero, ¡ojo!, que no todo es negativo. El invierno también nos invita a detenernos, a buscar calor no solo físico sino también emocional. ¿Cuándo fue la última vez que te diste permiso para disfrutar de un día lento, con mantita, libro y una taza caliente en la mano? Exacto, eso también es invierno.
Esta estación nos da la excusa perfecta para mirar hacia adentro. Es como si el mundo nos dijera: “¡Hey! Baja el ritmo, tómate un respiro”. Es un buen momento para reflexionar sobre lo que queremos, reconectar con nuestra creatividad o simplemente disfrutar de los pequeños placeres que nos hacen sonreír, como el olor a chocolate caliente o el crujir de la nieve bajo los pies.
Así que, si te encuentras suspirando por los días de verano, detén ese pensamiento por un momento. En lugar de resistir el invierno, ¡abrázalo! Enciende esa vela que guardas para «una ocasión especial», llama a un amigo y haz un plan casero, o simplemente sal a dar un paseo y siente el frío en las mejillas. Porque, aunque el invierno puede parecer gris, siempre está lleno de pequeñas luces si te tomas el tiempo de buscarlas.
¿Y tú? ¿Cómo haces para encontrar belleza en esta estación?