En un artículo anterior hablamos de qué es la cultura de dieta y cómo puede afectar negativamente a nuestra salud mental, física y a la percepción que tenemos de nuestro cuerpo. Si aún no lo has leído, puedes consultarlo aquí: Cultura de dieta: Qué es y cómo nos afecta.
En este artículo, nos enfocaremos en cómo reconocer los mensajes de la cultura de dieta en nuestra vida diaria y, lo más importante, en cómo romper con esta mentalidad para construir una relación más sana con la comida y nuestro cuerpo.
Situaciones en las que aparece la cultura de dieta
Aquí tienes cuatro situaciones de nuestro día a día en las que vemos la gran influencia que tiene la cultura de dieta y que pueden afectar a todas las personas:
1. Reglas alimentarias de cultura popular que no contrastamos
Al haber crecido dentro de esta cultura de dieta, hemos escuchado de personas referentes como madres o abuelas (incluso de algunos médicos) ideas sin veracidad que se convierten en reglas alimentarias que damos por válidas.
De esta manera, crecemos con una lista de alimentos catalogados como “buenos” o “malos” dependiendo de si podemos engordar o no al ingerirlos.
Llegamos a creer que tomar pasta o arroz por la noche nos va a hacer engordar más que comerlos a mediodía.
Y con todo ello, aparecen los gestos de compensación como no cenar o realizar más ejercicio físico si hemos comido mucho. Con riesgo a darnos un atracón o a sufrir una lesión.
2. El momento de hacer la compra de la semana
Al ir al supermercado nos encontramos con infinidad de productos que nos prometen mantener la figura, nos venden una versión light o un producto con las palabras “bajo en grasas” o “sin azúcares añadidos” en grande y de otro color.
Nos dejamos llevar por estas etiquetas y no llegamos a saber qué compramos realmente ni priorizamos alimentos naturales o poco procesados.
3. Conversaciones con otras personas
En el momento de socializar, las conversaciones sobre comida, cuerpo y ejercicio se dan con mucha asiduidad. Es muy habitual hablar de la última rutina de entrenamiento, de la dieta que alguien conocido acaba de empezar o de las compras de ropa en rebajas.
A esto se le suma el hecho de que, muchas veces, socializamos alrededor de una mesa, ya sea tomando el aperitivo, comiendo o de café vespertino. Esto hace que muchas veces haya momentos de conversación dedicados a la comida que tenemos delante, si es mucha o poca o si nos sacia o queremos repetir.
4. Nuestra crítica interna
La cultura de dieta hace que no nos sintamos válidas/os si no tenemos un cuerpo determinado. Nos bombardean con imágenes de personas de éxito con cuerpos delgados o musculosos. Tanto que entendemos que no podremos tener éxito o valor si no alcanzamos ese cuerpo ideal. Esto puede ser sutil o directo. Por ejemplo, en la televisión no se ven apenas personas con cuerpos gordos presentando un programa. En el cine hay muy pocos personajes con cuerpos no normativos en el papel protagonista. Y muchas veces, si los hay, el personaje sufre una transformación hacia ese cuerpo normativo que le trae el éxito.
La consecuencia de este fenómeno es una comparación constante con las personas que sí tienen un cuerpo normativo o relacionado con la belleza que hace que nuestra autoestima baje. Además, podemos tener un cuerpo que se acerque a esa normatividad y que la crítica no cese.
¿Qué podemos hacer con todo esto?
- Descubre la alimentación intuitiva: Comer de manera intuitiva significa alimentarnos escuchando las necesidades de nuestro cuerpo. Por ejemplo, podríamos comer cuando tengamos sensación de hambre y sentir satisfacción al tener sensación de saciedad. Poco a poco se puede ir entrenando para conseguir este logro.
- Trabaja en la aceptación corporal: Cambiar la relación con tu cuerpo no es sinónimo de amar cada parte de él sino de aceptarlo cómo es. Para ello puedes llevar a la consciencia todo lo que te permite hacer tu cuerpo, como viajar o disfrutar de la gente a la que quieres. Además, acompáñalo de pensamientos amables para ir desplazando a la crítica como “gracias a estas piernas he podido disfrutar de la excursión a la montaña”.
- Nútrete de personas que estén más alejadas de las ideas dañinas hacia nuestros cuerpos: Puedes empezar haciendo limpieza de personas a las que sigues en redes sociales y ampliando el rango de cuerpos a los que te ves expuesta/o en televisión, series y películas. Si diversificamos en lo que vemos, nos daremos cuenta de que a nuestro alrededor hay todo tipo de cuerpos.
- Elige tus batallas: Cambia de tema en las conversaciones a tu alrededor, que las charlas no giren en torno a cuerpo y comida constantemente. Empieza a halagar a las personas incorporando cumplidos que no estén relacionados con su aspecto físico.
- No tienes que hacerlo sola/o, pide ayuda profesional. Si te sientes abrumada/o por todo esto, puedes contactar con psicólogos y nutricionistas expertos que te ayudarán de manera totalmente personalizada. Notarás el cambio.
Para concluir
Vivimos en un mundo envuelto en cultura de dieta que hace que muchas veces podamos sentirnos en una cárcel metafórica, muchas reglas alimentarias por cumplir y con el fracaso de no conseguirlo a la vuelta de la esquina.
La buena noticia es que estás a tiempo de cambiar tu situación. Quiero que tengas claras dos ideas después de haber leído estas palabras:
Tu cuerpo es válido tengas la talla que tengas
Nuestro cuerpo es el que nos permite vivir, vivimos a través de él, no por él
Recomendaciones:
A continuación, te dejo unas recomendaciones para que sigas aprendiendo sobre la cultura de dieta y cómo salir de ella.
Un libro: “Otra nutrición es posible” de Julia Jiménez
Un podcast: “Esto es nutrición” de Victoria Lozada y Stefy Fernández. Lo encontrarás en Spotify y Podimo
Un perfil de Instagram: @mireiahurtado_mindful_eating @nutrirsindramas
Si quieres saber más, no dudes en ponerte en contacto conmigo.