Muchos artículos hablan sobre la ansiedad y cómo librarte de ella. sin embargo, ¿es realmente posible? ¿por qué afecta a tantas personas de forma tan generalizada?,
Como todas las emociones, la ansiedad es un mecanismo que nos ayuda a enfrentarnos a potenciales amenazas activando los recursos de afrontamiento disponibles (luchar o huir de la amenaza). Sin embargo, actualmente los desafíos a los que nos enfrentamos van mucho más allá del daño físico (ya no luchamos contra un león en la sabana, sino contra un jefe muy estricto, nuestro propio perfeccionismo o un cúmulo de tareas domésticas que vemos inalcanzable).
Entonces, ¿qué podemos hacer ante esto?
La respuesta no es sencilla, ya que existen muchos factores tanto contextuales como personales implicados en la frecuencia e intensidad de la respuesta de ansiedad. Alguno de ellos los podemos modular, pero otros solo disminuir o controlar. Aquí tenemos algunas estrategias.
Fomenta el autocuidado
Sé que esta palabra está de moda y probablemente la hayas leído o escuchado de muchos gurús e influencers. Pero ¿por qué es tan importante obligarnos a practicarlo?
Está demostrado que niveles elevados de cortisol —la hormona del estrés— generan desgaste físico y emocional, afectando nuestro rendimiento en el trabajo, memoria y atención, entre otras áreas. A pesar de esto, a menudo insistimos en seguir exigiéndonos más allá de nuestro umbral de tolerancia: nos quedamos trabajando fuera del horario laboral, llevamos tareas a casa, trabajamos hasta tarde, aunque sepamos que es imposible terminarlas todas, y además, insistimos en hacerlo todo perfecto, revisando cada cosa y repitiéndola hasta no obtener el resultado esperado. Si no lo hacemos así, aparece el crítico interno y nos regañamos por no cumplir las expectativas.
Es aquí donde debemos poner un límite. Es momento de decirnos:
- “No tiene sentido seguir. Prefiero ver una serie, leer un libro o charlar con mi pareja y continuar mañana.”
- “Si reviso mensajes o trabajo fuera de mi horario, me quedaré horas pegada al teléfono. Si algo es urgente, mañana me lo dirán.”
- “No voy a quedarme más tiempo en el trabajo. Si accedo ahora, seguirán pidiéndome favores, y no me compensa frente al estrés y el cansancio que me genera.”
Sé que decirlo parece fácil, pero en la práctica puede costar. Por eso, fija de antemano qué límites no vas a cruzar. Define áreas como:
- Tiempo libre.
- No trabajar más allá del horario establecido.
- No ceder al perfeccionismo extremo.
Empieza con objetivos pequeños pero realistas: por ejemplo, silencia el grupo de trabajo fuera del horario de oficina o evita responder mensajes laborales después de cierta hora. Decide un momento para ponerlo en práctica (por ejemplo, a partir de las 21:00 dejaré el móvil y veré esta serie que llevo tiempo aplazando).
Ponte un recordatorio o una alarma y cumple con tu decisión sin excepciones. Si necesitas un poco de ayuda, pide a alguien de confianza que te supervise o te anime: “Recuérdame que mañana silencie el grupo o que deje el móvil mientras vemos la serie.”
Añade actividades placenteras a tu día a día
Una vez que logres cumplir con pequeños objetivos, comienza a incluir actividades ya sea fuera o dentro de casa que sean placenteras. No tienen que ser costosas; puedes organizar planes sencillos, como dar un paseo, darte un baño relajante, ver una serie o podcast, ir al cine o disfrutar de un café en compañía.
Atrévete a soñar. Anota en un cuaderno todas esas actividades que has ido aplazando por falta de tiempo o energía. Luego, busca maneras realistas de hacerlas realidad o adaptarlas a las oportunidades que tengas.
Un mensaje final
Recuerda que cuidar tu bienestar es una prioridad. Poner límites y fomentar el autocuidado no solo reducirá tu ansiedad, sino que también mejorará tu calidad de vida.
¡Ánimo! Y si necesitas orientación o apoyo profesional, no dudes en ponerte en contacto conmigo. Estoy aquí para ayudarte.