El único modo de que crees una nueva vida, un nuevo Yo, más capaz de ser consciente de tu potencial, es que aprendas a recuperar toda la energía que está fragmentada en emociones y pensamientos que te atan a tu realidad pasado-presente.
Cuando esto sucede, los lazos energéticos y emocionales se liberan y dispones de suficiente energía para crear un nuevo futuro.
Algo esencial para este proceso es que te des cuenta de dónde has estado invirtiendo tu atención de manera inconsciente.
Cuando recuperas tu energía es posible que sientas incomodidad al principio, incluso que vivas en un cierto grado de caos.
Pero no te preocupes, sucede así porque estás rompiendo con los lazos energéticos que te unen a tu antigua realidad. No intentes recomponer tu antigua vida, porque estarás demasiado ocupado con el nuevo destino que vas a crear.
Vives en modo supervivencia cuando pones toda tu atención y toda tu presencia en las circunstancias del mundo exterior que «casi siempre» consideras como una amenaza, ya más real o más imaginaria.
En estos casos, tu cuerpo libera hormonas del estrés para movilizar enormes cantidades de energía que te permitan hacer frente a la amenaza. Y el organismo se desequilibra.
En tiempos modernos tomamos las circunstancias externas como amenazas que nos suscitan fuertes reacciones emocionales como rabia, frustración, miedo, ansiedad, tristeza, sentimiento de culpa, sufrimiento y vergüenza, y estas reacciones químicas se prolongan en el tiempo de manera automática, cuando no nos damos cuenta de cómo están sucediendo las cosas en nuestro ámbito interno.
Muchos pasamos la mayor parte del tiempo en un estado de excitación nerviosa constante. Sufrimos estrés crónico, lo cual es una situación de inadaptación.
En estos casos, las hormonas del estrés como la adrenalina y el cortisol fluyen constantemente por nuestro cuerpo, permanecemos en estado de alerta. Es muy probable que acabemos enfermos porque el estrés a largo plazo regula a la baja la expresión sana de los genes.
De hecho, lo que sucede es que nuestros cuerpos se acostumbran a la descarga química hasta el punto de que se vuelven adictos a ella. El organismo la ansía.
Por otra parte, nos gustaría cambiar las cosas, así como la manera en la que respondemos a los acontecimientos, pero para eso necesitamos de nuestra energía, y ya hemos visto como la energía la tenemos en ciclos repetitivos de fuertes reacciones emocionales, de las que incluso nos volvemos adictos, porque refuerzan nuestra identidad personal.
¿Entonces, cómo recuperamos nuestra energía para ponerla al servicio de los cambios que queremos lograr? Algunas cosas que podemos hacer:
- Practicando el darnos cuenta de nuestras acciones, respuestas y pensamientos, por medio de la Atención Plena.
- Reflexionando sobre nuestro nuevo yo, ¿qué energías -derivadas de nuestros pensamientos y sentimientos- queremos sostener en nuestras vidas?
- Usando la meditación como paradigma de cambio de nuestro estado interno.
- Construyendo un vision board de nuestra nueva realidad, la que nos gustaría ver manifiesta.