El juicio es algo que está habitualmente en nuestra vida, nos ayuda a interpretar el mundo que nos rodea, nos facilita la comprensión y rellena huecos de aspectos que no sabemos, ya que a través de los juicios e interpretaciones completamos información necesaria para obtener entendimiento sobre el mundo externo, generamos conclusiones acerca de los demás y de nosotras mismas.
La palabra juicio viene del latín iudicium (veredicto), si nos vamos a la raíz etimológica de la palabra, podréis ver que significa veredicto, estamos continuamente emitiendo veredictos tanto de nosotras mismas como de los demás. Aquí me gustaría darle a esta palabra una connotación también positiva, vamos a ello…
El juicio como impulsor y generador de cambio
El juicio positivo, que construye, genera cambio e impulsa, es aquel que nos mantiene en la mejora continua de nosotras mismas. Podemos escuchar los juicios internos que nos van a permitir reflexionar y dejarnos sentir si estamos haciendo lo que nuestro ser profundo nos apunta, o bien nos permite redirigir la acción si percibimos que estamos desenfocadas del centro.
Tendemos a juzgar aquello que vemos porque necesitamos entender nuestro interior, nuestro entorno, a la vez que nos genera seguridad. Así mismo, el juicio siempre está condicionado por nuestras vivencias, creencias y formas de pensar. No son juicios vacíos de contenido, sino que dependerán mucho del color de las gafas con las que miremos el mundo. Pongamos un ejemplo: imagina que tu madre y tu abuela te han inculcado que los hombres son peligrosos, que no te puedes fiar de ellos; cualquier cosa que tenga que ver con la relación con los hombres, lo juzgaras o interpretarás desde estas gafas “los hombres son peligrosos y por tanto no me puedo fiar de ellos”. Como ves, el juicio está estrechamente ligado a las creencias de base que llevamos. Por este motivo es importante estar atenta a los juicios que emites, y también a las creencias que se movían en tu familia y de las que seguramente algunas tienes incorporadas como tuyas.
Pero… ¿desde dónde juzgamos?
Aquí es donde me gustaría ayudarte a reflexionar, ya que en el juicio van impresas muchas valoraciones, ideas, creencias, en definitiva tu mapa mental. Así que detengámonos un poco. ¿cuándo emites un juicio de valor estás mirando verdaderamente la realidad o por el contrario, estás opinando sobre algo de lo que no tienes toda la información? Esto es algo que hacemos todas, tendemos a juzgar y opinar siendo conocedoras tan sólo de una parte de la información. Quizá te haya pasado alguna vez, que sacas conclusiones precipitadas y con pocos elementos para discernir, y con el tiempo recibes más información y te das cuenta de que la historia no era tal cual la habías escrito. Muy al contrario, se aleja bastante de la realidad. Cuando tenemos a personas cerca, tendemos a sacar conclusiones sobre su rumbo de vida como por ejemplo: <fíjate, ahora se separa, seguro que no se lo ha pensado bien>, o bien… < qué locura, se le ocurre dejar el trabajo cuando tiene que mantener a su familia> estos son solo dos entre tantos veredictos que emitimos sobre lo que vemos en el exterior, en la vida de las personas.
Con los años, y sobre todo en este último tiempo, he aprendido a emitir opiniones, valoraciones o juicios desde otro lugar más abierto, con un enfoque provisional de: puede ser esto, pero también puede ser algo diferente que desconozco. Cuando emitimos juicios cerrados en donde nos creemos en posesión de la verdad, este hecho se convierte en sentencia, tanto para nosotras mismas si nos estamos juzgando, como para los demás. Así que por ahí te invito a revisar esto y hacerte algunas preguntas, ¿conoces los motivos profundos sobre las decisiones de la otra persona? Seguramente no; ¿eres conocedora de cada una de las heridas de esa
Cuando mi actuar genera crítica y juicio negativo en mi entorno.
Un aspecto importante en cuanto a la manera de funcionar de las personas es, que el ser humano es absolutamente ecológico, y me explico; cuando hacemos algo, tomamos una decisión o nos movemos a la acción, siempre es desde nuestro mejor momento evolutivo “Hoy soy mejor que ayer y mañana seré mejor que hoy”. En función de mi aprendizaje y de lo que siento que es lo mejor en cada momento, voy a moverme a la acción. Y… ¿qué pasa cuando tenemos claro una decisión y sin embargo afuera recibimos críticas? Te diré algo… como adultos hemos de aprender a sostener que no siempre nuestro entorno estará de acuerdo con nuestras decisiones. Sin embargo, hemos de ser capaces de seguir en nuestra ruta a pesar de lo que digan afuera. Puedes escuchar consejos u opiniones, dejártelas sentir y ver si tienen que ver contigo y te aportan algo. Si no es así, sigue tu camino, sé valiente y sé responsable de todo aquello que decidas. Y si con el tiempo sientes que podrías haberlo hecho diferente, redirecciona el camino recogiendo el aprendizaje vivido. Recuerda, no existen equivocaciones, sino desvíos del camino. Lo importante es volver a tomar las riendas del camino.
Para terminar, me gustaría invitarte a reflexionar sobre este artículo, de manera que en tu próximo veredicto te permitas parar y prestar más atención a: desde donde juzgas, si tienes todos los detalles, si conoces los motivos profundos de esa decisión y si realmente te crees en el derecho de juzgar.
Así mismo, estas palabras también las releo y me las dejo madurar dentro para recordarme que cada vez que juzgue a alguien, un dedo señala hacia a fuera, pero hay cuatro que señalan hacia a dentro.
Recuerda… sé amor en acción.