Cuando estamos bien, estamos muy bien. Me dicen esta frase en una sesión, me la dicen en otra, y en otra, y en otra. Me he dado cuenta de que yo siempre hago lo mismo cuando la escucho: me llevo la mano a la barbilla, pensativa (como el emoji ese de Whastapp), y con la otra anoto la frase literalmente en mis notas. Luego la subrayo.
Nunca he sabido qué quiere decir realmente esta frase o qué quiere transmitir la persona cuyas cuerdas vocales hacen el esfuerzo de decir esta frase, LA frase. Muchas veces, me quedo ahí enganchada, dejo casi de escuchar lo que siguen contándome. En ese momento, me empiezo a preguntar si justifica estar bien a ratos los desplantes, los malos tratos, las humillaciones, los ahora sí, pero ahora no. Me pregunto si merece la pena vivir una relación a base de migajas, o a base de ciclos que se repiten una y otra vez. ¿Cuántos ciclos han de pasar para darte cuenta de que estás en una relación que no te aporta?
A lo largo de los años, me he dado cuenta de que detrás de esta frase suele haber eso, muchos desplantes, malos gestos, malos tratos, valores que una persona no quiere en su vida, sin embargo, su pareja es lo que le ofrece y, ¿por qué no decirlo?, gente que no pega ni con cola. La frase del título del artículo de hoy me ha hecho reflexionar sobre relaciones donde detecto maltrato psicológico y me gustaría contaros cómo es y cómo funciona.
Visibilizando el maltrato psicológico.
El maltrato psicológico en pareja es el más invisibilizado de todos, no solo porque deja marcas que no se pueden ver (como, por ejemplo, un moratón), sino también, porque está sustentado, legitimado y rebajado sus efectos por el sistema patriarcal en el que vivimos. El sistema que te dice “no es para tanto, mujer”, “nada, seguro que ya se le pasará”, o “es que tú eres muy sensible”. Es por eso, que lo suelen sufrir más mujeres que hombres, lo cual no quiere decir que no existan hombres maltratados o mujeres maltratadas por otras mujeres, ni que todas las mujeres sean buenas y libres de malas intenciones (algo que también sustenta el patriarcado, por cierto).
Las formas en las que se puede dar el maltrato psicológico son muchas y, la mayoría, muy sutiles. Además, cuando estás en una relación en la que estás expuesta a cualquier tipo de violencia, maltrato o destrato de manera repetida, tu capacidad crítica sobre ello va disminuyendo, tiendes a normalizarlo y tu umbral de tolerancia se distorsiona de tal manera que ya no sabes qué deberías tolerar y qué no. Algunas formas sutiles pero graves de maltrato psicológico son:
- Humillación. Te ridiculiza delante de los demás con un tono de broma, pero a ti te hace sentir inferior. Te sientes por debajo de tu pareja. Te hace sentir que no sabes hacer nada para que dependas de ella (ej.: “trae que tú no sabes”). Es quien lleva las cuentas (ej.: “mejor me encargo yo, que tú te olvidas”) sin acordar contigo ese reparto de tareas y luego te reprocha que tiene que encargarse de todo.
- Refuerzo intermitente. Actúa de manera inconsistente. A veces, te contesta al instante a los mensajes y otras, tarda días en contestar. Unas veces, te trata con cariño y otras le notas más distante. Y aquí es donde empieza el famoso cuando estamos bien, estamos muy bien. Claro, porque cuando estás mal en tu relación, estás tan mal, que cuando sientes algo de bienestar, una migaja, te agarras a esa sensación como un clavo ardiendo.
- Castigo con silencio. O lo que se llama más comúnmente Ley del Hielo. Personalmente, no me gusta poner etiquetas a conductas de maltrato o abuso porque me da la sensación de que minimiza su gravedad. No obstante, la llamada ley del hielo consiste en que te ignoren cuando se han enfadado contigo, sin comunicarte el motivo del enfado. Te castiga con el silencio para angustiarte con lo que has podido hacer mal.
- Gaslighting o luz de gas. Esta también es una etiqueta para designar la conducta de negarte la evidencia o tergiversar las cosas con el fin de que dudes de ti misma. De nuevo, es sutil porque no tiene que ser un lavado de cerebro como tal, puede ser tan sutil como cambiarte las cosas de sitio y negar que ha sido él o ella para hacerte creer que se te olvidan las cosas, por ejemplo.
Fases del maltrato psicológico.
Este es un modelo que se desarrolló a finales de los años 70 para describir el ciclo que tiene la violencia, en concreto, la violencia física, pero el caso es que este ciclo ocurre también cuando hay maltrato psicológico.
- Fase I o aumento de la tensión.
Se ha enfadado por algo, no lo comunica. Se siente inseguro y proyecta esa inseguridad en ti. No entiendes qué pasa, pero notas que la tensión se corta con un cuchillo. Preguntas, quieres ayudar y no recibes respuesta.
- Fase II o explosión o descarga.
Acaba descargando esa tensión, inseguridad, miedos sobre ti, en forma de lo que hemos mencionado arriba. Puede ser que te deje de hablar, que te insulte de alguna manera, que te haga sentir pequeña, etc.
- Fase III o fase de luna de miel.
Se arrepiente por su actitud, admite que ha exagerado, que no sabe por qué se pone así. Te pide perdón. Y llega la fase luna de miel o la que yo llamo fase de cuando estamos bien, estamos muy bien. Sabes que todo lo anterior no lo quieres, la estadística de tu vida te dice que en algún momento todo este ciclo se repetirá. Pero es en que cuando estamos bien, estamos muy bien te hace dudar de si cortar o no con la relación. Sin embargo, esta frase es una condena.
La importancia de pedir ayuda cuando hay maltrato psicológico.
Tendemos a llamar a este tipo de relaciones, relaciones tóxicas. Siempre digo que llamar así al maltrato me parece suavizar su gravedad y, sobre todo, desdeñar las secuelas en la persona que lo recibe. Dichas secuelas pueden ser habituarse a recibir este tipo de tratos, indefensión (sentir que hagas lo que hagas no servirá de nada, es decir, que defenderse es inútil), pérdida de control sobre lo que sí tienes control (ej.: poner límites). Sin embargo, todo esto es muy difícil de ver y, sobre todo, de saber cómo ponerle fin si la relación ya lleva tiempo y sus dinámicas están basadas en las conductas que he mencionado. Por eso, es muy importante que, ante cualquier duda, pidas ayuda psicológica. Si crees que algún familiar o alguna amistad puede estar en esta situación también puedes consultar con alguien profesional. Puedes contactar conmigo aquí.
Referencias bibliográficas
Guía de intervención en casos de violencia de género: Una mirada para ver. (2015). Editorial Síntesis.