Las personas somos seres sociales que necesitamos del contacto y la comunicación con el otro para poder construir nuestra identidad, nuestras redes de apoyo y comunidad. Todos tenemos cierto grado de dependencia emocional, pero el tema está en que esta no obstaculice nuestro desarrollo personal como seres individuales. Cuando estamos en una relación de pareja donde no nos tratan bien a cualquier nivel, es una relación disfuncional que ejerce un gran poder desestabilizador para los miembros de la pareja. Ambos son conscientes de lo insana o perjudicial que es la unión, pero hay una incapacidad para renunciar al vínculo afectivo.
Se despliegan entonces una serie de comportamientos adictivos al otro donde generalmente acostumbra a haber una asimetría en el rol que asume cada persona y empieza un proceso de miedo a la perdida y miedo a ser abandonados. Se genera el apego porque este vínculo le da sentido a nuestra existencia y detrás de este miedo desadaptativo suelen estar la ideas de que no podemos afrontar la vida sin esa persona (no nos sostenemos) y de que no somos dignos de ser amados (no somos queribles). Con frecuencia por haber vivido algún tipo de deprivación afectiva muy común en la infancia o en alguna de nuestras relaciones afectivas posteriores.
Son necesidades emocionales no satisfechas que se intentan cubrir de una forma desadaptativa con otras personas y se desarrollan estrategias para compensar esta carencia que terminan afectando negativamente a todos los implicados. Es un gran generador de ansiedad donde se reprimen muchas emociones para intentar encajar en la vida de otro, lo que termina llevando a producir muchas renuncias, muchos rencores y la justificación de muchas conductas personales. Las personas se sienten juzgadas y en muchas ocasiones terminan entregando el poder personal, transformando la relación en un tipo de esclavitud afectiva.
Los principales supuestos en los que es urgente romper el vínculo y terminar con la relación de pareja es cuando se vulneran los siguientes principios:
- Nuestra realización vital está en juego.
- Nuestros talentos naturales están reprimidos o anulados.
- Cuando aparece el desamor y nos dicen que ya no nos quieren.
- Cuando debes ir en contra de tus valores fundamentales.
- Y por último, cuando hay cualquier tipo de maltrato, ya sea psicológico, físico, etc.
Una buena frase que los psicólogos utilizamos en atención psicológica es “tápate los oídos y mira” … cuando lo que te dice y lo que hace no encaja, siempre tienes que quedarte con su conducta, con lo que te está demostrando con los actos, porque eso es lo que no miente. La terapia cognitivo conductual en este aspecto puede ser de gran ayuda, ya que intenta directamente disminuir las conductas y emociones disfuncionales, a través de analizar los patrones de pensamiento y de evaluación que la persona tiene. Hay que trabajar creencias y distorsiones de pensamiento, así como reforzar la autoestima y nuestras fortalezas como factor indispensable de protección frente a la dependencia emocional.
Nuestro objetivo debe ser nuestra independencia emocional para poder movernos desde la preferencia, no desde la necesidad. Porque si necesitamos al otro una vez que esa necesidad esté satisfecha, el amor desaparece y eso no es amar, eso es depender.
«Caminando por la vida comprendí que lo importante no es saber lo que uno tiene sino lo que uno vale»