EMDR (Desensibilización y Reprocesamiento por Movimientos Oculares) es una terapia basada en evidencias que ayuda a procesar experiencias difíciles o traumáticas que pueden quedar bloqueadas en el sistema nervioso, generando malestar emocional o físico. Este enfoque reorganiza la respuesta del cerebro frente a estos recuerdos a través de dos etapas clave: preparación y procesamiento.
En niños/as y adolescentes, estas experiencias pueden afectar su desarrollo emocional, sus relaciones y su capacidad para enfrentar los desafíos cotidianos.
La importancia de la adaptación infantil en EMDR
Como explica Cristina Cortés:
«Los niños son más vulnerables al trauma que los adultos. Las experiencias en un adulto alteran la organización del cerebro; en un niño, afectan el propio desarrollo de ese cerebro. EMDR se adapta a la población infantil teniendo en cuenta el momento de desarrollo evolutivo y madurativo de cada niño, así como las características específicas de la población infantojuvenil. El protocolo básico que se emplea con adultos se adapta al desarrollo cognitivo, emocional y psicomotor del niño. Para ello, en las dinámicas terapéuticas se emplean dibujos, narrativas personalizadas, caja de arena, marionetas, terapia de juego, etc. En todo el proceso terapéutico es imprescindible contar con la familia, con las figuras de apego o cuidadores.»
¿Qué es el EMDR y cómo funciona?
EMDR utiliza técnicas como la estimulación bilateral (por ejemplo, movimientos oculares o tapping). Este enfoque dual está asociado con la reducción de la intensidad y las emociones vinculadas a los recuerdos traumáticos. Esto permite procesar las experiencias difíciles de una manera más saludable, ayudando al niño, niña o adolescente a sentirse más seguro/a, regulado/a y con herramientas para enfrentar el futuro.
Antes de abordar los recuerdos traumáticos, se refuerzan las fortalezas y capacidades internas de la persona, priorizando la regulación emocional y la seguridad.
Una explicación cercana y sencilla
Todo esto puede parecer complicado de explicar, pero Ana Gómez (2016), en su libro, lo describe de una manera sencilla y cercana que me parece importante compartir:
Cuando suceden cosas difíciles o desagradables, al cerebro le cuesta procesar y unir todas las piezas. Como resultado, lo que vemos, oímos, olemos o tocamos puede activar recuerdos desagradables, pensamientos confusos, emociones intensas y sensaciones incómodas en el cuerpo. La terapia EMDR ayuda al cerebro a reorganizar estas piezas, permitiendo que las experiencias difíciles encuentren un lugar menos doloroso en nuestra mente. Esto no solo permite que lo desagradable salga de nosotros, sino que también nos ayuda a quedarnos con lo aprendido y lo positivo, fortaleciendo nuestras capacidades internas.
En este camino, la familia juega un papel fundamental. Su apoyo y presencia crean un entorno seguro que fomenta la integración, la sanación y el crecimiento emocional.
El trauma: Comprender su impacto real
La palabra «trauma» se utiliza cada vez más en el lenguaje común:
- “Me has traumatizado” para referirse a algo que no les gustó.
- “Ha sido traumático” para describir una situación que generó vergüenza.
- “Me traumatizaste” para expresar enfado.
Sin embargo, este uso coloquial está lejos de su verdadero significado. Levine y Kline (2016) explican que:
«El trauma no reside en el suceso en sí, sino en cómo se vivió y lo que se pudo hacer o no durante el episodio. Esa huella queda en el sistema nervioso.»
Cuando las respuestas biológicas de lucha o huida no son posibles, la parálisis se convierte en una última reacción automática frente a una amenaza inevitable. Los bebés y niños, con una capacidad limitada para defenderse, son especialmente susceptibles a paralizarse y, por lo tanto, más vulnerables al trauma.
Entender y procesar estas experiencias, ya sean del pasado o del presente, es clave para abordar el problema y promover el bienestar.
Si quieres saber más o explorar cómo el EMDR puede ayudar a tu hijo/a, no dudes en ponerte en contacto conmigo. Juntos podemos crear un espacio seguro para trabajar en el bienestar emocional y el desarrollo de tu hijo/a.
Recursos útiles
Referencias
- Gómez, A. M. (2016). Terapia EMDR y abordajes complementarios con niños: Trauma complejo, apego y disociación (Volumen 2). EMDR Educación.
- Levine, P. A., & Kline, M. (2016). El trauma visto por los niños: Despertar el milagro cotidiano de la curación desde la infancia hasta la adolescencia. Eleftheria.
- The Psych Hive. (s.f.). Understanding EMDR for children: A guide for parents. Recuperado de https://thepsychhive.com/blog/understanding-emdr-for-children-a-guide-for-parents