Psicología ACTual

 Nací y crecí en Madrid entre los años 70s y 80s en el seno de una familia obrera, en un barrio humilde de gente trabajadora. Muy pronto pasamos por graves dificultades de diversa índole que nos complicaron enormemente el desarrollo y el apego seguro al que en principio estábamos destinados. En aquella época y especialmente en aquellos barrios, nuestro país sufrió una terrible epidemia de drogas y delicuencia entre la juventud, como testigo de todo aquelloque pude ver, oir, sentir y vivir una serie de intensas experiencias a nivel social y emocional. De ellas pude sacar un aprendizaje de gran importancia para el desarrollo de mi profesión actual, especialmente en comprensión, empatía, tolerancia, compasión y respeto hacia cualquier persona y sus circunstancias vitales.

Años después, conseguí graduarme en psicología, mi gran vocación, para poder ayudar a todas las personas que me fuera posible a encontrar su rumbo vital, y a reducir su sufrimiento o en el mejor de los casos hayar ese estado de serenidad al que llamamos felicidad.

Para ello me especialicé en psicología general sanitaria y terapias psicológicas de tercera generación, como la Terapia de Aceptación y Compromiso (ACT), que utiliza técnicas como el mindfulness y los valores personales para el tratamiento de los trastornos psicológicos. También comencé a practicar la meditación Zen y me formé en varios protocolos de mindfulness de provada evidencia científica como el MBSR de Jon Kabat-Zin. 

Además, según el cuestionario VIA de fortalezas personales de Martin Seligman (fundador de la Psicología Positiva), mi fortaleza principal es el amor por el aprendizaje, lo que me ha llevado siempre a una inmensa curiosidad por la ciencia, la cultura y cualquier tipo de conocimiento, lo que me hace estar en constante formación, tanto oficial como autodidacta, y con el paso de los años, me ha permitido convertirme en una persona razonablemente culta, lo que aporta un valor añadido a mi labor como terapeuta.

Me considero un psicólogo humanista, le doy especial importancia a la empatía con el cliente, a su bienestar en consulta, a la escucha activa y a la búsqueda conjunta de soluciones para la superación de dificultades. Considero que todas las personas tienen derecho a segundas oportunidades, nada es definitivo, es normal equivocarse, fracasar o hacer las cosas tremendamente mal, y considero que mi labor es ayudar a levantarse a quien se haya caído si acepta mi ayuda.

En definitiva, la psicología es mi vocación y mi forma de vida, me siento realizado y feliz haciendo este trabajo.