Después de mucho años buscándome a mí misma, dejándome llevar por la corriente, trabajando años en la hostelería y con un bucle de relaciones tóxicas, solo sabia o tenia claro que lo mejor de todo siempre eran los momentos que pasaba con mi hermano 5 años menor con Síndrome de Down.
Él me ha enseñado la verdadera importancia de la vida, en una época en la que todo parecía ir «bien», tuve un episodio de «trastorno disociativo», donde todo mi mundo se paró (literalmente), recuerdo a mi familia (padres, hermanos) y a mi hermano y a mi perro. Siempre a mi lado, siempre cuidándome.
Con el pasar del tiempo, de apoyo, de mediación, de terapia, me recomendaron «probar» a hacer una clase de yoga y con un poco de escepticismo lo hice.