La historia de Mónica y Efecto Mariposa
Desde pequeña, Mónica siempre fue una niña muy responsable que deseaba que su familia se sintiera orgullosa de ella. Vivió una juventud marcada por una gran autoexigencia que la llevó a sentirse bastante insegura, pensando que nunca sabía ni era lo suficientemente buena. Esto la hizo desarrollar una personalidad introvertida y vergonzosa pero a la vez un fuerte carácter para protegerse de sufrir. Y así fue creciendo, construyendo una coraza que la iba constriñendo y la hacía sentir que todo lo tenía que conseguir a base de mucho esfuerzo.
Sin embargo, dentro de Mónica siempre hubo un enorme deseo de aportar a los demás y ocupar su propio espacio de expresión, fluctuaba así entre su personalidad responsable y otros rasgos transgresores, que le hacían sentir culpable. En realidad, ella deseaba irse de cooperante internacional pero acabó cursando periodismo, quizá porque el escribir le servía para liberarse y expresar sus convicciones.
Su deseo inconsciente de conectar con su propio corazón, la llevó a descubrir, tras vivir diferentes experiencias personales en diferentes países, que había otra forma de ver la vida. Un camino de autodescubrimiento en el que, apenas sin saberlo, se convirtió en una maestra en conectar con el corazón de otras personas, acogiéndolas y acompañándolas en su camino de transformación, a través principalmente de la Kinesiología (la gran disciplina que le permitió entrar en contacto con la parte subconsciente donde se encuentran las grandes respuestas) así como otras herramientas que combina con su propio don para tocar el corazón de las personas.
Fue durante su estancia en París, una de las ciudades con mayores niveles de estrés del mundo, donde observó que la mayoría de personas eran sumamente infelices a pesar de trabajar en lo que habían decidido, lo que las llevaba a necesitar grandes procesos de transformación para encontrar esa felicidad que en algún momento perdieron.
Entonces una pregunta le vino a la cabeza ¿Y si pudiéramos conseguir que los niños no llegaran a convertirse en adultos estresados y perdidos? ¿ Y si pudiéramos enseñarles a mantener la conexión con su esencia, a cultivarla y desarrollar así todo su potencial, sin dejar de ser felices en el proceso?
En aquel momento no tuvo la respuesta clara a cómo hacerlo pero llegaría más adelante y de la forma en la que habla la vida, a través de la experiencia. Como madre de tres hijos, tuvo que enfrentarse al gran momento de transformación que es la adolescencia y vivirlo desde diferentes perspectivas, una de ellas especialmente intensa, la llevó a la necesidad de retomar su gran pregunta con la nueva visión que le aportaba su propia vivencia.
Mónica se dio cuenta de que, aunque las circunstancias de cada niño son diferentes, todos afrontan un momento de crisis (principalmente al llegar la adolescencia) que puede ser un momento de expansión de su potencial interior o en un proceso de crisis existencial vivido con diferentes problemáticas (problemas de aprendizaje, rebeldía, desórdenes físicos y psíquicos, etc.), que en realidad, son la punta visible del iceberg: la búsqueda de una vía de escape de la situación de sufrimiento en la que se encuentran.
Como madre, también vivió en primera persona la sensación de impotencia de no saber cuál era la mejor manera de acompañar a sus hijos, a pesar de su preparación como terapeuta y el sentimiento de culpabilidad que conlleva (¿qué habré hecho yo o que no habré hecho, para que mi hijo esté de esa manera?). Y es que, a pesar de todo el amor por sus hijos, el ser parte implicada no le permitía tener una visión imparcial para poder acompañarles como ella hubiera deseado, lo que le llevó a buscar apoyo en diferentes profesionales en un caso especialmente complicado que convirtió su día a día en una lucha y un tira y afloja. Sin embargo, no sólo sentía que no recibía la ayuda que necesitaba, sino que incluso en ocasiones el problema le rebotaba todavía con más virulencia.
Y fue justamente tras una profunda crisis con una de sus hijas en la que descubrió cuáles habían sido los dos puntos de inflexión que le habían permitido convertir la situación en una oportunidad de crecimiento tanto para ella como para su hija:
- Conseguir que su hija sintiera que su madre estaba allí, dándole amor, aunque no supiera como acompañarla.
- Que su hija empezara a tomar consciencia del bucle en el que estaba metida y que existía otra forma de ver la situación y una oportunidad de salir de ella.
Dos puntos de inflexión que hoy son la base de Efecto Mariposa, el centro que Mónica ha creado para ayudar a despertar el potencial de cada niño conectando con su verdadera esencia, aquella que les hará convertirse en adultos seguros de sí mismos y dispuestos a vivir una vida plena en la que aportar lo mejor de cada uno. Un espacio seguro en el que los jóvenes puedan expresarse tal y como son, libremente y entre iguales, alejados del juicio y acompañados por profesionales enfocados en abrir sus corazones para expresar todo su potencial. Un lugar donde expresarse, conocerse y desarrollarse, convirtiendo su periodo de cambio en un momento de eclosión y no de sufrimiento. Un centro, en definitiva, que busca dar tanto a las familias como a los niños y jóvenes, herramientas integrales para abordar esta etapa tan esencial en el desarrollo de la persona. Ese centro que Mónica hubiera querido descubrir mucho antes para ella misma y para sus hijos y con el que ahora desea poner su granito de arena para conseguir una humanidad mucho más consciente y realizada pero, sobre todo, donde haya mucho más amor y felicidad.
Esta es la historia de Mónica y Efecto Mariposa. Una historia de la que tú también puedes formar parte.
Joan Iñigo
Coach
5 Respuestas en “Mónica Carbonell, sé el Protagonista de tu Vida.”
«Tuve la oportunidad de conocer a Mónica durante una sesión de kinesiología: una disciplina que conozco desde hace unos veinte años y que ya había tenido la oportunidad de practicar con otros terapeutas. Enseguida tuve un muy buen contacto con Mónica y me gustó su visión y su forma de practicar la kinesiología. Me conmovió la generosidad, la empatía y la paciencia de Mónica. Las sesiones me permitieron enfrentarme a tiempos muy difíciles con mucho más serenidad. Ella me ayudó a encontrar la esperanza y a ver las cosas con más claridad cuando me sentía en un camino sin salida. Sigo trabajando con Mónica sobre ciertas ansiedades y siento que cada sesión me ayuda a encontrar más armonía, calma y confianza en mí misma. En resumen, Mónica es uno de esos hermosos encuentros que cambian el curso de una vida. »
«¿Te imaginas entrar en la «encerrona» de las oposiciones cantando? Mónica me ayudó a confiar en mí y a ser capaz de mostrar al tribunal de oposiciones todo lo que sabía con seguridad y convicción. Sé que ese 10 en la «programación» no habría sido posible sin ella.
Mónica me ayudó en los momentos más difíciles de mi vida, enseñándome a reconectar mente, cuerpo y corazón. En sus sesiones aporta mucha calma y paz, sientes que le importas y que realmente te quiere ayudar y que puede hacerlo. Siempre agradecido.
«Me parece increíble mirar hacia atrás y ver todo lo que he conseguido superar gracias a la ayuda de Mónica. Es una persona muy cercana y te hace sentir cómoda, con lo que se hace muy fácil contarle tus problemas o como te sientes. Su terapia y sus consejos me han servido mucho para superar mi problema. Gracias Mónica por formar parte de mi camino de superación y bienestar» Vanesa Fuentes
«Recomiendo a todo el mundo esta terapia. En mis caso, me sirvió en mi camino personal y profesional para lograr mi objetivo con mi oposición, en un momento donde no era capaz de escuchar mis propias necesidades. El cuerpo te está hablando y nunca te engaña. Mónica tiene toda la sensibilidad para llevarte de la mano con cariño a esos lugares dentro de ti que necesitan ser atendidos. Con ella es posible volver a mirarte y hablarte con compasión hacia ti mismo. Mil gracias por hacerme de nuevo BAILAR en la vida»