Siempre me ha gustado la medicina, tanto la natural como la tradicional. Entiendo que deben complementarse, así que, llegado el momento, decidí empezar a estudiar nuevamente y me titulé como sanitaria. Aprendí de la medicina tradicional a conocer el origen de las enfermedades y por qué se provocan.
Luego, mediante la medicina natural, aplico el tratamiento para sanar el órgano dañado. Una de las experiencias que me han servido al hacerme sanitaria es cuando un paciente con una patología me trae el informe que le ha dado su médico. Yo lo entiendo y se lo puedo explicar a él. Muchas veces, el paciente no comprende el lenguaje científico que se utiliza y yo se lo explico. Le digo qué tipo de enfermedad tiene y le puedo quitar preocupaciones explicándole de manera comprensible lo que es. Le hablo sobre el origen, niveles y hasta qué punto puede ser grave una patología, para que no se obsesione.
Al adquirir más información en medicina sobre cómo funcionan los niveles o desajustes del metabolismo, es mucho más fácil encontrar un remedio para ayudar a la persona a sanar. Me siento mucho más preparada para ayudar a los pacientes desde que obtuve mi titulación.
Siempre, debido a la necesidad de ampliar mis conocimientos para ayudar a mis pacientes a sanar mejor y poder dar una respuesta más efectiva y más natural, en el año 2020 hice el curso de Fitoterapia, obteniendo la titulación y así poder aportar más valor a mi trabajo. Además de realizar las terapias, puedo poner remedio, en la mayoría de los casos, a través de las plantas, para una sanación más natural.
Durante mi vida, mientras trabajaba, estudiaba otras formas de ver y entender los síntomas y enfermedades que observaba en los pacientes, comprobando cómo realmente las emociones, los pensamientos y las creencias afectan a la salud y al bienestar de las personas. Sentía que detrás de cada enfermedad o dolencia hay una o varias emociones reprimidas que las provocan, y que son mensajes que el cuerpo nos envía para que prestemos atención y las liberemos.