“Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos”
Siempre se ha considerado que la experiencia de emigrar corresponde al ser valiente, aventurero, intrépido, emprendedor, explorador de nuevos territorios, pero la realidad puede ser mucho más estresante, sobre todo según como sean las condiciones de salida de nuestro país de origen. En nuestros primeros encuentros con otra cultura no es oro todo lo que reluce y debemos sortear la burocracia de extranjería, adaptarnos a una nueva idiosincrasia, encontrar trabajo, homologar títulos, aprender idiomas, lidiar con la nostalgia de la falta de nuestra familia y crear una nueva red social.
Nuestra actitud ante todos estos requisitos es muy importante, pero todas estas circunstancias juntas pueden generar un malestar psicológico considerable, sobre todo cuando la sociedad de acogida es menos hospitalaria de lo deseado o tiene arraigadas creencias obsoletas sobre los inmigrantes. Estamos en riesgo de sufrir el nombrado “Duelo Migratorio” que dará paso al “Síndrome de Ulises” y los riesgos de la cronicidad que este tipo de duelo comporta (estrés, ansiedad, desanimo, sufrimiento y desórdenes psicológicos varios).
Por ello hay que elaborar el duelo mediante un proceso de reorganización interna, de asimilación de lo nuevo y reubicación de lo dejado atrás, con la intención de que no surjan complicaciones. La terapia Cognitivo Conductual brinda una estructura que permite entender el duelo de manera general, explicar los mecanismos, funcionamiento y factores que favorecen la aparición de un duelo complicado, y finaliza con una propuesta de intervención. Al ser un duelo múltiple se incluyen las siguientes áreas:
- Duelo por familia y amigos: separación de familiares y amigos, suponiendo una pérdida de la red de familiar y social en los casos que no se da el reagrupamiento.
- Duelo por la lengua: Se hace muy difícil la expresión de los aspectos más íntimos cuando no se domina una lengua extranjera, y conlleva la incorporación de claves y códigos que nos permitan su expresión.
- Duelo por la tierra: En sentido amplio, los paisajes, los colores, los olores, la luminosidad que caracterizaban nuestro país.
- Duelo por nivel social: En muchos casos comporta una perdida a nivel social, incorporándose al último escalafón social y renunciando a una profesión. Conlleva mucha desmoralización y desmotivación.
- Duelo por contacto con el grupo étnico: Necesitamos un grupo de pertenencia donde identificarnos y ser reconocidos, por lo que puede ser otra de las grandes pérdidas.
- Duelo por los riesgos físicos: Los riesgos del viaje, sobre todo cuando se abandona en medio de una amenaza bélica.
- Duelo por la pérdida del proyecto migratorio: Cuando los planes trazados fallan.
- Duelo por no poder regresar: Cuando el sentimiento y deseo de volver siempre esta y no se abandona nunca.