“Coged las rosas mientras podáis,
veloz el tiempo vuela.
La misma flor que hoy admiráis,
mañana estará muerta.”-Robert Herrick-
Este fragmento de la película El Club de los Poetas Muertos nos da una bofetada de realidad, ¿quién nos asegura que mañana vamos a estar vivos? La respuesta es: absolutamente nadie. Lo único cierto es que estamos vivos en este momento, aquí y ahora, el mañana es incierto, no existe.
La lección que el profesor intenta dar a sus alumnos es, tal y como se expresa en la película, la de aprovechar el momento. Ese es el significado de «Carpe Diem», exprimir cada segundo conscientemente, poniendo lo mejor de ti en cada acción. Ese es el legado que nos dejan las personas que ya no están, nos recuerdan que algún día todos seremos pasto de los gusanos, tal y como también expresa el profesor, y esa inmensa verdad no deberíamos olvidarla nunca. El simple hecho de ser conscientes de ello, nos recuerda que el tiempo es limitado, «Tempus Fugit» y eso nos hace coger el pequeño impulso que todos necesitamos para hacer todo cuanto deseamos y somos capaces de hacer en esta vida.
Ambas locuciones latinas «Carpe Diem» y «Tempus fugit» nos recuerdan la brevedad de la vida, el tiempo se nos escapa, los días se van, mientras estamos ocupados pensando en mil asuntos o preocupados por mil y una cosas. Esa es la reflexión a la que a mí, particularmente, me llevó este fragmento, me recordó que estamos aquí simplemente de paso y que lo único que debería preocuparnos es bajarnos del coche sin haber disfrutado del paseo. Tras visionarlo, empecé a mirar fotografías antiguas de seres queridos que lamentablemente ya no están, tal y como el profesor hace con sus alumnos, y comencé a imaginar qué pasaría por la cabeza de esas personas en aquél momento de captar la imagen, dónde estarían sus mentes en aquél preciso instante.
¿Estarían totalmente presentes en cuerpo y alma? ¿Estarían tal vez recordando algún momento pasado? ¿Quizá inquietos acerca de lo que les depararía el futuro? Imposible saberlo, pero el simple hecho de imaginarme esta situación, me hizo darme cuenta de que ellos también existieron, de que ellos también eran seres humanos como nosotros, con sus hormonas durante la adolescencia, como dice el profesor, sus proyectos en la edad adulta, sus ilusiones, sus sentimientos, sus pensamientos, sus miedos y sus inquietudes, absolutamente igual que cada uno de nosotros. Ellos un día existieron y lo único que queda hoy de ellos es su legado, lo que durante su existencia aportaron al mundo y ellos desde ese desconocido lugar al cual todos algún día hemos de partir, nos recuerdan que la vida no es eterna, que aproveches ahora para hacer lo que hayas venido a hacer porque puede que no haya un mañana.
P.S. La vida no espera, Carpe Diem.
https://youtu.be/CGHaoXd2L-c