El Currículum Interior.
LA PERSONA.
¿DÓNDE SE HA DE HACER EL CAMBIO?
“Cuando ya no somos capaces de cambiar
una situación, nos encontramos ante el desafío
de cambiarnos a nosotros mismos”
Viktor Frankl.
La transformación del Sistema de Salud ha de ser en el sitio más obvio, más accesible, más relevante e impactante, además de ser el único sitio donde puede ocurrir cualquier cambio; En mí, es decir en ti. Antes de maldecirme y recordar a mi madre, me gustaría volver a la obviedad, de que el “Sistema de Salud”, no son más que tres palabras agrupadas, que, al decirlas juntas, cada uno se forma una imagen en su mente de lo que cree que es. Recuerda que cualquier sistema-organización-sociedad, está conformada por personas, nosotras, las personas, somos el fin único y último de todo lo que hacemos, todo lo demás no es más que un medio, una herramienta, incluido el sistema de salud. Entonces, ¿qué sabemos? ¿cuánto presupuesto se dedica? ¿cuánto contenido del currículum de todas las facultades de salud? ¿cuántas de las políticas locales-regionales-nacionales-universales, están enfocadas en formarnos acerca de este fin único y último, LA PERSONA?, porque en enfermedades físicas somos expertos, al menos desde la mirada biológica-bioquímica y esto es plausible, más no es suficiente.
Para reducir al máximo, cuando hablemos de personas dentro del sistema de salud, nos referiremos a estas tres opciones; El profesional de salud, desde gestores, personal administrativo hasta quienes laboramos al lado del “paciente” en todas sus versiones. El “paciente” la persona quien consulta por un desequilibrio biológico-psicológico, sea real o hipotético. El familiar, allegado por afinidad o consanguinidad quien acompaña al paciente en su camino durante dicho desequilibrio. Quiero puntualizar que cuando hablamos de la persona, todos (as) estamos incluidos dentro de la categoría paciente y familiar y unos privilegiados además entramos en la tercera, el profesional. Es en especial para este grupo de personas, quienes viviremos las tres versiones posibles dentro del sistema de salud, para quien están dedicadas estas reflexiones.
APRENDER A DESAPRENDER, APRENDER A APREHENDER
“Los analfabetos del siglo XXI no serán aquellos
quienes no sepan leer y escribir, sino aquellos que
no puedan aprender, desaprender y reaprender”
Alvin Toffler
El valor del conocimiento ha mutado como otros tantos elementos de nuestra sociedad, se ha democratizado al estar al alcance de casi todos (as), antes dependía exclusivamente de la inteligencia cognitiva, la razón, la lógica, del reino del hemisferio cerebral izquierdo, era incuestionable, inamovible, confundimos el mapa con el territorio, peor aún, perdimos la capacidad de ser conscientes de que el territorio también ha cambiado.
Hay algo que nuestra cultura pretende que ignoremos, que el hemisferio cerebral derecho también existe. Allí se comandan habilidades como la intuición, creatividad, arte, imaginación, lo inmaterial, es decir, la inteligencia emocional. Además todos actuamos al nivel de nuestras creencias, dichas creencias pueden ser potenciadoras si nos motivan a hacer cosas que nos aportan bienestar o limitantes si bloquean cualquier capacidad innata en todas las personas.
Una de las habilidades claves a desarrollar será la capacidad de desaprender, de descreer, de cuestionar con humildad y apertura lo aprendido, que previo a tomar consciencia, se comporta más como adoctrinamiento que como conocimiento.
Para aprender se necesita inteligencia, para desaprender coraje, confianza y actitud de corazón y mente abierta. Pasamos del aprender como un cúmulo de información al aprehender, que es pasar por la experiencia propia lo sabido, es un saber de saborear más que de información, es diferenciar el entender del saber; Entender es cognitivo, pero en el saber entra la experiencia, puedes entender como nadar, pero para saberlo has de entrar a la piscina, chapotear, tragar un poco de agua, hasta finalmente ir a una Olimpiada.
Para penetrar el Currículum pendiente de nuestros pénsums dentro de las facultades y escuelas de salud, tendremos que promover las habilidades humanas como la inteligencia emocional y espiritual, acá es más valida la pregunta que la respuesta, el “error” nos demuestra que vamos por buen camino, el sentir va en el asiento delantero, atrás queda el pensar que es importante más no protagónico. Lo inmaterial se acepta, integra y experimenta.
NO ES AZAR, ES HACER
“Si no eres parte de la solución,
eres parte del problema”
Anónimo.
Podemos hacer o padecer el futuro, la mejor manera de predecir lo que vendrá es crearlo. Por ello hemos invertido mucho tiempo en diseñar un taller llamado “Atención Centrada en las Personas”, el cual esta pensado para profesionales de la salud, es una formación teórico-práctica-experiencial de 9 horas, donde pasamos al saber (saborear) que mencionamos previamente.
Usamos la evidencia científica como lo que es, una herramienta, para potenciar lo que es evidente dentro del sistema, la necesidad de aprehender las habilidades blandas, como la gestión emocional, la comunicación centrada en la persona, la empatía, la compasión etcétera.
Entendemos que el verdadero cambio es cualitativo, además es intrapersonal para después poder mejorar nuestras relaciones interpersonales. Cuidar al cuidador es más un proceso de autoindagación, autoconocimiento y autocuidado, que un masaje y un protocolo, es un proceso de valentía y coraje, al inicio puede ser turbulento pero la recompensa luego de aterrizar bien merece la pena, os lo digo por experiencia propia.
Ya muchos médicos (as), enfermeros (as), técnicos, auxiliares y administrativos dentro del sistema de salud han degustado estos talleres y están siendo parte del motor de cambio que necesitamos.
Es un camino altamente alérgico para quien desea ser el copiloto (a) de su propia vida, pero si deseas experimentar el cambio que estas esperando en la sociedad, es el momento. ¿Te atreves?