La edad de una mujer, alrededor de los 50 años (de 45 a 55 aprox.), se identifica con la menopausia, esa etapa en la que los ovarios producen menos estrógeno y progesterona, hasta que la menstruación se detiene acabando el periodo reproductivo.
Estamos en el siglo XXI y parece que seguimos encasilladas socialmente en un rol de reproductoras, algunos libros y artículos así lo transmiten, es triste.
Realmente, ¿Qué es esta etapa? ¿Qué representa? Han pasado años de nuestra vida, muchos años más quedan por delante. Es evidente que en esta época se da la menopausia (con su pre y su post), pero una mujer es mucho más que esto.
Representa una madurez, una experiencia de vida en todos sus ámbitos (íntimo, familiar, social, laboral…), que forma parte de nuestro ser. También supone cambios físicos, emocionales, mentales.
Según la sensibilidad física y/o emocional de cada mujer, su experiencia pasada, enfermedades, tendencias en la salud, calidad de vida, expectativas futuras…, pasaremos esta etapa de tránsito con unos síntomas u otros, más o menos intensos, o casi ninguno.
En ocasiones, si no hemos sabido gestionar nuestras emociones puede suponer una “mochila” que vamos cargando.
Puede representar Aceptación de lo que hay. Una oportunidad de reafirmación de nuestra feminidad. El comprobar que se puede mantener una buena sexualidad. La mirada puesta en el reconocimiento de lo conseguido y en las posibilidades vitales de todo lo que queda por delante. Una etapa nueva.
Para empezar esta nueva etapa nos puede ir bien tomarnos un respiro y hacer una revisión de nuestra historia, ya no tanto lo que hemos vivido, sino como nos ha afectado.
Si no lo hemos hecho antes, aceptar la responsabilidad de nuestras decisiones (o nuestra omisión de decisiones) y soltar lastres.
Enfoquemos el camino que queremos tomar y demos pasos en esa dirección. Nuestra experiencia y nuestra etapa actual nos pueden ayudar a no tomarnos tan en serio algunas cosas y seguir adelante más libres.
Nos puede ayudar a ello el coaching para trazar objetivos, la terapia Gestalt para cerrar asusntos pendientes y centrarse en el aquí y ahora, la PNL (programación neurolingüística) que nos facilita el cambio de creencias, los masajes, la homeopatía, otras terapias alternativas, una buena alimentación, practicar ejercicio moderado, etc. Aquí os voy a proponer la ayuda de los aceites esenciales.
Estos últimos pueden ser nuestros aliados a nivel emocional, físico y mental. Os indico unos cuantos, a nivel informativo, sin que sustituya el criterio médico o supervisión de un/a profesional, seguro que podéis encontrar más que también funcionen.
Específicamente, como síntomas de la menopausia podemos encontrar desde sofocos, cambios de humor, irritabilidad, falta de concentración, cansancio, insomnio, falta o exceso de lívido, sudores nocturnos, retención de líquidos, sequedad en mucosas y piel,
entre otros.
Necesitamos hacer un hueco para cuidarnos y la aromaterapia nos puede ser de mucha ayuda.
¿Qué son los aceites esenciales?
Son la esencia de la planta concentrada, la sustancia con gran cantidad de moléculas aromáticas que podemos obtener de una parte de la planta (hojas, raíz, flores, fruto…),
normalmente por destilación y con diferentes propiedades terapéuticas. Al estar altamente concentrados son muy potentes.
Según de cuál se trate puede eliminar toxinas, hongos, bacterias, virus…, estimular el sistema inmunológico. A nivel emocional también los hay que pueden estimular, tranquilizar, o incluso facilitarnos contactar con nuestra determinación, nuestro centramiento con nosotras mismas… etc.
¿Qué aceites esenciales pueden ser nuestros aliados?
Hay mujeres que deciden utilizar los aceites esenciales evitando efectos secundarios de otro tipo de medicación. Algunos aceites tienen componentes similares a los estrógenos y se usan, a corto plazo, como reguladores hormonales paliando muchos de los síntomas de la menopausia.
Así mismo, podemos encontrar aceites que nos interesen por nuestra personalidad o circunstancias.
Aquí tenéis una pequeña recopilación de aceites para esta época vital de la mujer:
Albahaca: Útil para mejorar la concentración y enfoque. Ayuda con la fatiga física. Fomenta la autoconfianza, el propio potencial y la expresividad.
Ciprés: Reduce los sofocos y relaja los músculos tensos. Reduce la retención de líquidos y la hinchazón. Potencia la intuición, la conexión con el mundo físico y espiritual.
Enebro: Equilibrante hormonal, este aceite también es un buen antiinflamatorio y apacigua el dolor. Emocionalmente potencia la valentía.
Geranio: Indicado en caso de sudores nocturnos y sofocos. Según que dolor de cabeza se apacigua colocando una gotita en las sienes. Hidrata la piel seca y arrugada. Alivia la retención de líquidos y la fatiga premenstrual. Ayuda a equilibrar las emociones.
Jengibre: Combate malas digestiones, estreñimiento, disfunción sexual, es un tónico sexual, analgésico y antirreumático. Da fuerza emocional para superar estados de melancolía y debilidad.
Lavanda: Ayuda a paliar los sudores nocturnos y el insomnio. Indicado en caso de taquicardias asociadas a la menopausia. En general es equilibrante nervioso y relajante.
Limón: Refrescante tanto en lo físico, como en lo mental. Mejorar la concentración, la capacidad analítica y el estado de alerta cuando se producen períodos de niebla mental y fatiga.
Mandarina: Calma y sosiega. Consigue que nos tomemos la vida de manera más relajada, estimula la creatividad. Un masaje con aceite de almendras y unas gotas de mandarina ayudan a conciliar el sueño.
Manzanilla romana: Relajante, también ayuda en casos de insomnio. Puede reducir el dolor de cabeza asociado a la menopausia. Emocionalmente ayuda a la aceptación de uno mismo y de la realidad con serenidad.
Menta: Para incrementar la energía, se aplica en casos de fatiga asociada con la menopausia. Indicado en sofocos y dolores de cabeza. En el ámbito emocional se dice que procura decisión.
Salvia: Mimética estrogénica, favorece el equilibrio hormonal, regula la circulación, muy indicada para los síntomas de la menopausia, incluida la posible depresión asociada. Ayuda a reducir la producción de cortisol y a combatir el aumento de peso. Anticelulítica.
Tomillo: Equilibrante hormonal. También calma la irritabilidad nerviosa y mejora la memoria. Alivia el dolor de los calambres asociados a los ciclos menstruales finales.
Ylang Ylang: Ayuda con la circulación, los sofocos, la lívido, irritabilidad nerviosa y las emociones. Relaja y calma. Reconecta con la feminidad.
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¿Cómo usar los aceites esenciales?
Existen muchas formas de uso, indicaremos las más frecuentes. Al ser
concentraciones de la esencia de la planta, por lo que suelen emplearse diluidos.
Habitualmente se diluyen en un aceite portador como el de almendras, sésamo, coco,
aguacate, pepita de uva, oliva, etc. según cuál sea la necesidad. Esta dilución se utiliza para masaje, para impregnar alguna zona determinada (p.ej. abdomen), como aceite corporal o para aplicarlo en puntos de difusión como muñecas, tobillos, sienes, hueco de las
clavículas, etc. O puedes aplicar una cucharada de la mezcla en el baño.
También se pueden inhalar, mediante difusores eléctricos, o difusor por calor, de los típicos de velita, en este caso mezclado con un poco de agua y atendiendo que no se evapore para que no se queme. Otra alternativa es poner unas gotas en un pañuelo e inhalar cuando se necesite.
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Recetas:
Según las cualidades de cada aceite puedes elaborar tu propia receta, siempre teniendo presente no excederse en la concentración, si no se conocen los aceites y su densidad, no recomiendo más de 20 gotas por 50ml.
Alguna receta puede ser tan sencilla como impregnar un pañuelo con aceite de Menta e inhalarlo si tienes sofocos.
Una fórmula para los sudores nocturnos puede ser: 5 gotas de aceite esencial de geranio, 5 gotas de aceite esencial de salvia, 10 gotas de aceite esencial de limón, en 50ml de aceite de almendras para masaje corporal.
Para la hinchazón y retención de agua: 3 gotas de aceite esencial de menta, 4 gotas de aceite esencial de enebro, 3 gotas de aceite esencial de hinojo, 10 gotas de aceite esencial de limón, en 50ml de aceite portador, para masajear el abdomen y la espalda.
Precauciones:
En este artículo solo se han tratado los aceites para uso externo. Los hay que pueden irritar la piel, por lo que es importante no utilizar más de la dosis recomendada, en caso de pieles sensibles puedes realizar una pequeña prueba de alergia.
Los aceites mimético estrogénicos (salvia, ciprés, anís verde, menta…) suelen estar contraindicados si se ha sufrido cáncer hormonodependiente, lo mejor es tener la supervisión de un/a médico.
Algunos aceites son fotosensibles, sobre todo los cítricos. No aplicarlos en la piel que se exponga al sol, ya que pueden dejar mancha.
Hasta aquí un retazo de información sobre los aceites, que son y cómo nos pueden ayudar en esta época para que estemos espléndidas, siempre con precaución.
“Se dueña de tu vida. Ámate. Que tengas…, que tengamos un buen camino”
Mónica Prado. Coach, terapeuta y didacta de PNL