El Estrés es un estado de preocupación o de tensión mental, normalmente causado por una situación difícil.
El estrés en sí no es negativo, ya que todas las personas tenemos un cierto grado de estrés. Es una respuesta natural a las amenazas o a otros estímulos. El problema es cuando este estrés se prolonga en el tiempo y no somos capaz de gestionarlo debidamente. Ahí es donde aparece el problema, pues en este caso, aparecen, ansiedades. fobias,….. causadas por este estado de estrés constante.
Cuando el estrés se convierte en nuestro estado natural, corremos el riesgo de sufrir enfermedades cardíacas, diabetes, obesidad, enfermedades crónicas, dolores de cabeza, caída del cabello, etc….. El estrés también tiene un impacto devastador en la salud mental.
El estrés es un estado que tiene diferentes tipos, dependiendo del nivel de estrés que estemos viviendo.
El estrés Agudo, es la forma de estrés más común. Este tipo de estrés aparece en todos nosotros en algún momento. Este estrés es emocionante y fascinante en pequeñas dosis, pero cuando es demasiado, resulta agotador. La mayoría, reconocemos este estado de estrés en las situaciones cotidianas y somos consciente de ello y somos capaces de controlar este estado. Cómo es algo a corto plazo no da tiempo a causar los efectos negativos que produce un estrés a largo plazo.
Los síntomas más comunes de este estrés agudo, suelen ser, problemas musculares y dolor de cabeza, dolor de espalda, problemas en tendones y en ligamentos, estado de agonía emocional, enojo, irritabilidad, ansiedad, depresión, ritmo cardíaco acelerado, palpitaciones, mareos, migrañas, pies y manos frías, dolor en el pecho, dificultad para respirar, problemas estomacales,…., entre otros.
El estrés Agudo Episódico, es otra forma de estrés. Aparece en aquellas personas que tienen estrés agudo con frecuencia, cuyas vidas son tan desordenadas que son estudios de caos y crisis. Siempre están apuradas, pero siempre llegan tarde. Si algo puede salir mal, les sale mal. Asumen muchas responsabilidades, tienen demasiadas cosas entre manos y no pueden organizar la cantidad de exigencias autoimpuestas ni las presiones que reclaman su atención. Parecen estar perpetuamente en las garras del estrés agudo.
Son personas que tienen mucha «energía nerviosa». Siempre apuradas, tienden a ser cortantes y a veces su irritabilidad se transmite como hostilidad. Las relaciones interpersonales se deterioran con rapidez cuando otros responden con hostilidad real. El trabajo se vuelve un lugar muy estresante para ellas. Los síntomas del estrés agudo episódico son los síntomas de una sobre agitación prolongada: dolores de cabeza tensos y persistentes, migrañas, hipertensión, dolor en el pecho y enfermedad cardíaca.
A menudo, el estilo de vida y los rasgos de personalidad están tan arraigados y son habituales en estas personas que no ven nada malo en la forma cómo conducen sus vidas. Culpan a otras personas y hechos externos de sus males. Con frecuencia, ven su estilo de vida, sus patrones de interacción con los demás y sus formas de percibir el mundo como parte integral de lo que son y lo que hacen. Estas personas pueden ser sumamente resistentes al cambio.
El estrés Crónico, es la forma de estrés más peligrosa. Este es el estrés agotador que desgasta a las personas día tras día, año tras año. El estrés crónico destruye al cuerpo, la mente y la vida. Hace estragos mediante el desgaste a largo plazo. Es el estrés de la pobreza, las familias disfuncionales, de verse atrapados en un matrimonio infeliz o en un empleo o carrera que se detesta.
El estrés crónico surge cuando una persona nunca ve una salida a una situación deprimente. Es el estrés de las exigencias y presiones implacables durante períodos aparentemente interminables. Sin esperanzas, la persona abandona la búsqueda de soluciones.
Lo peor del estrés crónico es que cómo forma parte de la persona, de su día a día, de su forma de funcionar, no es ni consciente de que está enferm@. El estrés agudo es fácil de identificar ya que es algo nuevo y lo detectamos rápido. El estrés crónico es algo tan arraigado en la persona, que no sabemos mi siquiera los efectos que nos producen.
¿Cómo podemos gestionar nuestro estrés?
Cuando estás estresado, tu cuerpo responde fabricando unas hormonas que te proporcionan más energía, más concentración y más fuerza. Esto se conoce como respuesta de lucha o huida.
A veces, una pequeña oleada de estrés puede ser algo positivo. ¡Pero no en grandes dosis!
No podemos evitar el estrés. Pero podemos crearnos la meta de mantener bajo el nivel de estrés cotidiano. Cuando te estresas menos por las pequeñas cosas de cada día, te sientes más capaz de afrontar los retos importantes que te podrías encontrar más adelante.
Algunos consejos para poder mantener a raya ese estrés cotidiano son:
1.- Haz ejercicio diariamente. Esto te ayudará mucho a controlar este estado y a otras muchas cosas.
2.- Párate a respirar hondo. Cada vez que te sientas nervios@ o en desequilibrio, RESPIRA.
3.- El descanso es importantísimo. Cuida las horas de sueño y respétalas. Te ayudará a mantener tu mente más clara durante el día.
4.- Come alimentos sanos. Somos lo que comemos y lo que comemos nos afecta a todos los niveles.
5.- Usa la energía positiva del estrés. No pospongas las tareas hasta el último minuto. Eso es demasiado estresante. Y es difícil hacerlo lo mejor posible cuando se va con prisas. En vez de eso, deja que el estrés te motive a hacer bien las cosas. Si te han puesto una fecha de entrega, date un empujoncito mental y lo conseguirás. Dite: «De acuerdo, lo tengo que cumplir. Estoy en ello.» Luego lánzate y empieza.
6.- Pide ayuda cuando la necesites. Nos cuesta mucho pedir, pero a veces es necesario. Las personas que nos quieren estarán dispuesta a ayudarnos.
7.- Planifícate el día a día y si no eres capaz de llegar a todo lo que tenías pensado hacer, no pasa nada. Mañana es otro día con mil posibilidades por delante.
8.- Busca el equilibrio entre el trabajo y el disfrute. Ambos aspectos son importantes. Nos solemos olvidar de alguno. Es importante que busquemos ese equilibrio.
El estrés es algo que podemos llegar a manejar cada un@ de nosotr@s, pero a veces, se escapa de nuestro control. Es totalmente válido y aconsejable, que en las situaciones que vemos que no somos capaces de gestionar de forma autónoma, pidamos ayuda, antes de que sea demasiado tarde.
La Gestión Emocional y el manejo del Estrés, es algo que podemos trabajar y podemos controlar. No esperes a no poder hacerlo, pues la Vida es sólo una y debemos de disfrutarla.
Alicia Manzano.
www.aliciamanzano.com