Como seres sintientes, nos configuramos a través de toda la experiencia vital hasta llegar al momento presente. Desde que somos concebidas, nuestros padres depositan en nosotros un cúmulo de deseos, expectativas, miedos y bloqueos, con los que nos iremos conformando a medida que despleguemos la vida. En nuestra memoria interna queda impresa cada vivencia y cada edad vivida, como si fueran las muñecas rusas una dentro de otra, siendo ésta última, la que envuelve a todas.
Por otro lado, en nuestro ser, tan solo un 15 o 20% de nosotras es parte consciente, y el otro 80-85% es parte inconsciente. A modo de baúl, ese inconsciente se va llenando de cada mensaje, herida, trauma, caricia, creencia, etc. De toda nuestra infancia y adolescencia, hasta conformar el adulto o adulta en el que nos convertiremos pasado los años.
La diferencia estriba en, desde dónde vives tu vida, si desde ese automatismo inconsciente, o desde tu plena consciencia.
¿Y cómo hacer que nuestra parte inconsciente no nos domine?
Carl Gustav Jung dijo <Hasta que no te hagas consciente de lo que llevas en tu inconsciente, éste último dirigirá tu vida y tú le llamarás destino>.
Me gustaría poder desgranar el sentido de esta frase, ya que realmente es muy importante ver cómo el inconsciente va definiendo y marcando los pasos que en nuestra vida caminamos, pensando realmente que somos nosotras las que decidimos, y al contrario, es nuestro inconsciente que marca el paso llevándonos muchas veces a un abismo del que nos es difícil salir.
Pongamos el caso de una niña, Alba, que ha vivido toda su niñez escuchando a las mujeres de su linaje lamentarse por tener al lado hombres que no estaban disponibles. La abuela Rosa, tuvo 6 hijos (4 niñas y dos niños), su marido Antonio, tuvo un padre alcohólico que le pegaba, por lo que Antonio siguió los pasos y no estuvo disponible para proveer a la familia y hacerse cargo de sus obligaciones, este hombre sentía en sí mismo el peso de cada herida infringida por el padre, no era capaz de demostrar amor ni por su mujer ni por sus hijos, lo único que era capaz de sentir era dolor y tristeza por no haber sido amado. Por su parte, Rosa se sintió sola en la crianza y continuamente criticó y maldijo al marido.
A sus cuatro hijas les transmitió, tanto implícita como explícitamente, que no se podían fiar de los hombres y que éstos no estaban disponibles. Con los años, una de las hijas de Rosa; la segunda de las hermanas Elena, tuvo pareja y curiosamente fue a dar con un hombre que la engañaba con otras mujeres, que pasaba días fuera, el cual mostraba falta de compromiso en la pareja. Elena pensó en tener un bebé que uniera a la pareja, y nació Alba. Y de nuevo Alba escuchó tanto a su mamá como a su abuela moverse en la creencia de “los hombres no son de fiar”.
Cuando Alba cumple 25 años se da cuenta que también da con hombres poco disponibles o comprometidos, con los que se siente sola y abandonada. Sin embargo, en este caso, Alba muestra más consciencia y empieza a darse cuenta de los paralelismos familiares en torno a este tema, observa sus bloqueos emocionales.
Es en este punto de apertura, cuando pueden empezar a pasar cosas diferentes, ya que Alba siente que no es casualidad este cúmulo de <coincidencias> en las mujeres de su familia. Por tanto, es cuando puede empezar a romper fidelidades familiares, es cuando puede empezar a generar un destino diferente para sí misma, sanando a todo el linaje que la precede.
Una vez se da esta consciencia, ¿qué hacer con lo que vemos?
Tan solo cuando soy capaz de detectar los bloqueos emocionales y aquello que me hace daño, es cuando puedo hacer algo. Y en muchas ocasiones, sentimos miedo a mirar e indagar en nuestra herida.
Creemos que dejar todo como está es mejor que remover lo que duele. Sin embargo, justamente el no querer mirar la herida hace que siga abierta infectándose y afectando a nuestra felicidad.
Existen técnicas utilizadas en terapia para poder indagar en nuestro inconsciente y poco a poco y con mucho amor, sacar a la luz aquello que necesita ser visto, limpiado e integrado. Algunas de las técnicas pueden ser las siguientes:
- La técnica proyectiva de muñecos: esta técnica permite trabajar con el cerebro derecho, esa parte creativa e intuitiva, que conectará con la información profunda. A modo de cámara de video, la persona pondrá sobre una superficie, su imagen interna sobre una relación o sobre un tema. Haciéndonos servir de la imagen, podremos ir desgranando los bloqueos, sentimientos y dinámicas internas que nos han llevado a estancarnos en una manera de hacer. Sólo desde esa consciencia podremos empezar a cambiar nuestra manera de hacer para generar cambios y pasos hacia la felicidad.
- Programación Neurolingüística (PNL): muchas veces tenemos un diálogo interno con nosotras mismas que resulta crítico y castigador. Y lo peor es que la persona ni se da cuenta de ese diálogo interno, siendo su peor enemiga ella misma. A través de la PNL vamos a ir descubriendo ese diálogo, haciéndolo consciente y modificándolo. Lo que supondrá una nueva manera de relación interna que generará cambios a todos los niveles.
Existen muchas más técnicas que utilizo tanto en terapia Sistémica como en terapia Gestalt, pero quizás estas dos sean de mis preferidas por los resultados que se obtienen de manera inmediata y visible.
En todos mis años de vida, conocimiento y experiencia, si algo puedo constatar es que cada atisbo de luz que ponemos en la consciencia conlleva un pequeño despertar hacia el crecimiento personal y el autodescubrimiento. con el fin de liberar miedos, ansiedad y bloqueos.
Siempre nos encontramos en continuo cambio, por lo que esa frase típica que muchas personas dicen “yo soy así y no puedo cambiar” para mi es un lugar cómodo de refugio en donde no existe movimiento posible.
Desde la corriente terapéutica Gestalt se nos invita a tomar responsabilidad sobre nuestra vida, nuestro caminar y nuestro sentir, a darnos cuenta de dónde venimos, en dónde estamos y hacia dónde queremos ir. Siempre hay un margen de acción y de cambio. Pensar que la situación no tiene remedio, sea la que sea, nos coloca en un lugar de pérdida de poder. Y no es lo que pasa afuera, sino cómo gestiono yo lo que pasa afuera.
Te invito a indagar en ti, te invito a visitar tu interior, porque lo que es seguro, es que pasarás el resto de tu vida contigo. Qué mejor tiempo utilizado, que en descubrir quién eres, cuáles son tus deseos e ilusiones y cuáles son tus heridas. Toto ello con el único fin de atenderte, cuidarte y amarte. Porque la vida quiere ser vivida con todo, con sus luces y sus sombras, con sus alegrías y sus crisis, para crecer y evolucionar en madurez y sabiduría.
Y recuerda… sé amor en acción.