El perdón es un concepto que ha intrigado a la humanidad durante siglos, lo hemos visto en las pequeñas disputas en los entornos más íntimos hasta en las grandes guerras; siempre desempeñando un papel transformador de relaciones y sociedades.
El perdón no consiste simplemente en «dejar ir» u «olvidar», es un proceso gradual y continuo que puede llevar su tiempo, pero que resulta una poderosa herramienta emocional que ayuda a liberarnos de ataduras poco saludables y nos permite avanzar. Según McCullough, Worthington, y Rachal (1997) se trata de un cambio de conductas destructivas voluntarias dirigidas contra la persona que ha hecho el daño por otras constructivas.
Entre sus beneficios más conocidos se encuentran la reducción significativa del estrés, el aumento de la autoestima, la mejora de las relaciones y en definitiva un mayor bienestar psicológico. Algunas de sus facetas menos exploradas, en cambio, incluyen:
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Perdón a uno mismo/a: que no solo se aplica a los demás sino también a uno mismo/a, ya sea por decisiones pasadas, errores importantes o liberarnos de la losa de la culpa y la autocrítica.
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Liberación del control emocional: el perdón nos libera del coste emocional o cognitivo que esa experiencia tiene sobre nuestras vidas. Como he mencionado anteriormente, no es olvidar o justificar lo sucedido, más bien se trata de trabajar con el objetivo de restaurar un equilibrio mental, integrar la vivencia después del daño sufrido.
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Recuperación personal: te das una nueva oportunidad a ti mismo/a y a los demás. Se puede convertir en un proceso de crecimiento y te permitirá conocer nuevas facetas sobre ti.
La investigación científica respalda firmemente los beneficios del perdón para la salud mental. Un estudio publicado en el Journal of Behavioral Medicine (2015) concluyó que el perdón está positivamente relacionado con la satisfacción vital y la reducción de síntomas de ansiedad y depresión.
Enrique Echeburúa, un renombrado psicólogo clínico y catedrático de Psicología Clínica de la Universidad del País Vasco, ha hecho importantes aportaciones al campo del perdón psicológico. Su trabajo ha destacado la importancia de abordar el perdón en el contexto de la terapia psicológica, especialmente en casos de víctimas de abuso y traumas. Echeburúa ha subrayado cómo el perdón puede ser un componente crucial de la recuperación y la restauración de la salud mental en estas situaciones, permitiendo a las personas liberarse del peso emocional del pasado.
Con este artículo me gustaría que consideres buscar apoyo terapéutico si tus heridas emocionales son profundas o resultan difíciles de manejar. Durante las sesiones analizaremos y daremos reconocimiento al daño sufrido, elegirás la opción de perdonar o no (aunque suele ser una buena opción para la víctima), trabajaremos en emociones derivadas como la rabia o la frustración y entre otras, estableceremos estrategias de autocuidado y protección.
También se podrá trabajar a la inversa, es decir, aprender a sentir el dolor de la persona a quien has hecho daño, establecer medidas para que no vuelva a ocurrir, pedir perdón explícito y restituir o reparar el daño causado, siempre y cuando sea posible.
Al comprender sus beneficios y seguir prácticas para cultivarlo en nuestras vidas, podemos lograr un mayor bienestar emocional y abrirnos a un futuro más saludable y feliz. No hay una fórmula mágica ni rápida, pero el perdón puede ser un faro de esperanza en nuestro viaje hacia la liberación emocional y el equilibrio.