Hola, mi nombre es Alicia Manzano,
y soy Terapeuta y Coach Emocional, Experta en resolución de conflictos y Facilitadora de CNV.
Algo que me encuentro muy a menudo en los acompañamientos y también en mi propia experiencia, es lo fácil que resulta confundir lo que sentimos con lo que pensamos.
Me gustaría hablarte hoy de esta diferencia, porque aprender a distinguirlo puede marcar un antes y un después en nuestra manera de relacionarnos con nosotros mismos y con los demás.
Yo misma, durante mucho tiempo, pensaba que estaba hablando de emociones cuando en realidad estaba expresando pensamientos. Y esto me desconectaba de lo que de verdad necesitaba y también me alejaba de la otra persona cuando quería comunicarme.
¿Qué diferencia hay entre pensamiento y emoción?.-
Los pensamientos son esas frases, juicios o interpretaciones que hace nuestra mente sobre lo que vivimos. A menudo tienen que ver con creencias o con cómo «deberían» ser las cosas.
Por ejemplo:
- «Me siento ignorada porque no me llama.»
- «Me siento rechazada porque no me contestó como yo esperaba.»
Aunque empiecen con «me siento», en realidad eso no es una emoción, sino un pensamiento disfrazado de emoción. Es una interpretación de lo que creemos que hace el otro.
Las emociones o sentimientos en cambio, son las vivencias internas reales que nos atraviesan. No llevan juicio ni interpretación.
Por ejemplo:
- «Me siento triste.»
- «Me siento sola.»
- «Me siento frustrada.»
Fíjate la diferencia: cuando me conecto con la emoción verdadera, puedo descubrir qué hay en mí que necesita cuidado.
¿Y dónde quedan las necesidades?.-
Las necesidades son aquello profundo que hay debajo de las emociones. Son universales y todas las personas las tenemos. Necesidades como ser escuchada, ser tenida en cuenta, conectar, descansar, cuidar mi espacio, sentirme libre, sentirme segura…
Por ejemplo:
- Cuando digo «Me siento sola», puede que mi necesidad sea de compañía, de conexión, de apoyo.
- Cuando digo «Me siento frustrada», tal vez necesito claridad, comprensión o poder expresarme sin ser juzgada.
Te pongo un ejemplo real para verlo claro:
Hace un tiempo, en una situación familiar, yo decía:
«Me siento ignorada porque no me llaman.»
Pero en realidad, si me paro a escucharme de verdad, lo que siento es tristeza, quizás miedo a no ser importante para ellos. Y debajo, hay una necesidad de sentirme tenida en cuenta, de pertenencia, de vínculo.
Cuando me doy cuenta de esto, cambia mucho la forma en la que puedo hablarlo. No es lo mismo decir:
«Es que me siento ignorada porque no me llamáis.» (esto puede generar distancia y defensa en el otro)
que decir:
«Quiero compartir algo importante. Me estoy sintiendo triste y sola, y creo que necesito más conexión con vosotros. Me gustaría saber si podemos hablar o vernos pronto.»
¿Ves la diferencia? Cuando conecto con mi emoción y mi necesidad, la otra persona puede escucharme sin sentirse atacada.
¿Qué pasa cuando no diferenciamos?.-
Cuando no diferenciamos pensamiento de emoción:
- Nos desconectamos de lo que realmente sentimos.
- Nos quedamos atrapados en el juicio al otro o a nosotros mismos.
- Generamos más conflicto, porque el otro se siente acusado.
- Y lo más importante: no escuchamos lo que de verdad necesitamos, por lo que no podemos cuidarnos ni pedir cuidado.
¿Cómo podemos empezar a diferenciarlos?.-
Algunas pistas:
- Si lleva un «porque tú…» o «porque no…» probablemente es un pensamiento.
- Si al decirlo no te conecta con algo que sientes en el cuerpo (tristeza, rabia, miedo, alegría), no es una emoción.
- Pregúntate: «¿Qué siento realmente? Si no hablara de la otra persona, ¿ qué palabra pondría a cómo me siento?»
- Y luego: «¿Qué estaría necesitando ahora?»
Un pequeño ejercicio que puedes practicar:
- Piensa en una situación que te haya removido últimamente.
- Escribe primero: «Me siento…» y completa como lo harías normalmente.
- Pregúntate: ¿Estoy expresando un pensamiento o una emoción?
- Si es un pensamiento, intenta traducirlo a una emoción real.
- Después, pregúntate: «¿Qué necesito?»
- Y por último: «¿Qué podría pedir para cuidar esa necesidad?»
Aprender a escuchar nuestras emociones y necesidades con honestidad y autocompasión es un camino precioso y muy sanador. A mí me ha permitido conocerme más, cuidarme mejor y relacionarme con más verdad y menos juicio. Y aunque no siempre es fácil, cuanto más lo practico, más libertad y paz interna siento.
Si te apetece comenzar a caminar este camino, te invito a acompañarte.
💜 Soy Alicia, Terapeuta, Coach Emocional, experta en Resolución de Conflictos y Facilitadora de Comunicación No Violenta.
Acompaño a personas que quieren relacionarse desde un lugar más auténtico y cuidar sus vínculos, empezando por el vínculo consigo mismas.
Si quieres que te acompañe, o quieres más información sobre mis procesos individuales, talleres o la Comunidad de Prácticas de CNV, escríbeme sin compromiso.
Gracias por estar aquí, por leerme y sobre todo, por abrirte a mirar dentro.
Alicia Manzano
www.aliciamanzano.com