La consulta que recibo más veces de los profesionales que tienen una consulta y que empiezan a recibir clientes es como superar el miedo y las inseguridades que sienten. Llevo veinte años como terapeuta y vaya por delante que este sentimiento de responsabilidad y de reto está siempre en una profesión dedicada al ser humano. Lo importante es que no nos paralice, no nos bloquee, y nos permita ejercer.
- NO TIENES QUE RESOLVERLO EL PRIMER DÍA: Piensa sólo en la hora que tienes por delante con tu cliente, no pienses en todo el proceso, o se hará muy grande en tu mente. Piensa sólo en el paso que puedes realizar en una hora. Recuerda que hasta el siguiente día tienes tiempo de prepararte cualquier duda que te surja en la consulta. Busca la información que necesites. Prepárate antes de entrar en la sesión.
- TIENES DERECHO A EQUIVOCARTE: A los profesionales que he conocido no les gusta la palabra «equivocación», y justo por eso la pongo. Date cuenta cómo te sientes con esta palabra. ¿Tu objetivo es ser perfecto? Tienes un problema. Nadie lo es. De hecho, los que llevamos mucho tiempo en esto somos cada vez más humildes. Cualquier terapia es un proceso. La actitud ante el cliente es de exploración, como el que va de viaje a un país desconocido. Vas a andar muchos caminos, con algunos avanzarás, con otros no. Forma parte del descubrimiento y el desarrollo. No hay aprendizaje sin error.
- ES LA EXPERIENCIA EL QUE TE HACE MEJORAR: Muchos profesionales querrían saber sin tener que pasar por el engorroso proceso de aprender. Muchos leen muchos libros, realizan cientos de cursos, ven miles de conferencias por youtube, y siguen sin sentirse preparados. ¿Por qué es eso? Porque sólo la práctica te prepara. Lanzarse a estar ante clientes y aceptar la incertidumbre y el miedo, es la gran escuela.
- ENFÓCATE EN LO QUE SI SABES: Muchos profesionales se centran en todo lo que les falta por aprender en lugar de valorar lo que ya saben. Una sola técnica es suficiente. Más técnicas no te hacen más eficaz. Dominar la que conoces sí. Enfócate en ella, repite una y otra vez lo que te funciona y lo que resuena contigo. Disfruta de lo que haces. Después, con el tiempo, ve añadiendo poco a poco nuevas estrategias que vayas aprendiendo.
- NO PUEDES SALVAR A NADIE: En general, las personas que empiezan suelen hiperresponsabilizarse del cliente. Es decir, creen que es su responsabilidad que el paciente mejore y que ellos deben ser la solución. Esto es un peso inmenso que suele paralizar a muchos profesionales. «La única responsabilidad de la mejora de un cliente es del cliente.» ¿Cómo te suena esta afirmación? La responsabilidad del profesional es realizar lo mejor posible su trabajo, pero no tiene apenas control de lo que haga el cliente con esas herramientas, incluso, cuando se trata de lo físico. Recuerdo a una paciente que iba cada semana al fisioterapeuta. Este le practicaba dolorosas maniobras para soltar sus contracturas musculares. En apenas unas horas la mujer estaba prácticamente igual. El profesional realizaba muy bien su trabajo, sólo que los hábitos de la mujer, no le permitían sacarle fruto.
- NO VAS A GUSTAR A TODOS: Acéptalo desde ahora mismo. Ni el más célebre de los profesionales gusta a todos. Ni la mejor de las personas. El cliente trae consigo un bagaje personal de experiencias, creencias, prejuicios, miedos, etc. que va a poner sobre ti. El que se dedica al ser humano está expuesto a la critica, por mejor que sean sus instrumentos y sus intenciones. A veces ayuda permitir que el cliente nos confronte y hacer cambios, a veces, simplemente, lo mejor es aceptar que se vaya.
- APRENDE A DELEGAR: Por mejor profesional que seas, no tienes que saber de todo, ni resolverlo todo. No tengas reparos en delegar al cliente a otro profesional si crees que no va a beneficiarse contigo. Forma parte de ser un gran profesional estar en contacto con otros profesionales, a los que pueda recomendar, para que la persona pueda elegir aquello que sienta que es beneficioso para ella.