Cuando vemos jugar a un equipo de fútbol, baloncesto o cualquier otro deporte, todo el mundo da por hecho que el éxito o el fracaso del mismo depende de los jugadores y del cuerpo técnico. Es decir, del factor humano. Si depende de ellos, está claro que contra más se cuiden física y mentalmente, mejor será su rendimiento. ¿Y en la empresa? ¿Lo tenemos igual de claro?
En muchas organizaciones se realizan charlas, conferencias e incluso programas de salud para concienciar de la importancia de llevar a cabo un estilo de vida sano. Esto puede ser un buen primer paso, pero no esperemos que con cuatro carteles o frases inspiradoras, cambiemos sustancialmente los comportamientos en la organización. Necesitamos proporcionar a las personas herramientas en su día a día para impulsarlas a la acción.
Cuando me han solicitado ayudar a un equipo que no da los resultados esperados en una empresa, no he dudado en aplicar el mismo método que en el ámbito deportivo. Y aunque siempre es un proceso que se diseña a medida, las fases del mismo no difieren a las siguientes:
En primer lugar, mediante talleres de trabajo y dinámicas de grupo provoco que el equipo se conozca, identificando sus puntos fuertes y sus áreas de mejora en base a las variables que afectan a su rendimiento:
- Gestión del estrés, concentración, confianza… (variables intrapersonales)
- Cohesión, comunicación, motivación colectiva… (variables interpersonales)
Posteriormente consensuamos con el equipo los objetivos a conseguir y los planes de acción necesarios para alcanzarlos. En base a ello estableceremos que habilidades necesitamos entrenar y con que técnicas lo vamos a hacer. Focalizarse en lo importante, tener equilibrio físico-mental, entrenar el nivel de activación o facilitar confianza, permite dirigir los comportamientos hacia un desempeño colectivo, eficaz y perdurable en el tiempo.
Nuestros equipos necesitan de una dieta mental sana para tomar las mejores decisiones
En paralelo, trabajo con los responsables (mandos intermedios, directivos y managers) para que adapten y desarrollen un liderazgo sano y equilibrado, entrenándolos en herramientas prácticas que les ayuden de una manera definitiva, en la gestión de su equipo y en la suya propia.
Igual que el mundo deportivo se nutre del empresarial, la adaptación de herramientas de la psicología del deporte al ámbito de empresa, es de gran utilidad. Si quieres que tu equipo sea de alto rendimiento, empieza a entrenarlos ya, y sumarás victorias.