¡Honremos la vida hoy, el mañana no existe!
Muy pronto ya se acerca la anhelada celebración del solsticio de verano con la gran característica de reuniones entre amigos y familiares brindado por la llegada del verano.
El calor de la fogata de esta Verbena 2020 tendrá un valor muy diferente a otros años. Para algunos de nosotros estará cargado de simbolismo: vida, muerte, pulmones, viejo y nuevo mundo, etc. Nuestra percepción de la realidad ha cambiado. Ya la escala de valores, los hábitos, las prioridades han adquirido otro matiz. Hemos aprendido que no tenemos el control de absolutamente nada y somos conscientes que hay una vasta inteligencia que lo gobierna todo. O, le podemos llamar Orden Natural Cósmico. Nada es casualidad de lo que estamos experimentando, existe una armoniosa Fuerza Divina que lo ordena todo en la vasta inmensidad que estamos todos involucrados.
La madre tierra nos venía susurrando, hablando, gritando a rabiar de nuestro mal comportamiento hacia ella. Nos sentíamos omnipotentes, ciegos con oídos sordos y egocéntricos. El fuego de esta hoguera nos está transmitiendo que la tierra dijo “basta ya” ordenando un encierro de casi 3 meses para poder ella oxigenarse, salvarse, rescatarse.
Observando el humo de las llamas y cenizas, nos percibimos como meros aprendices, aprendiendo de cada amanecer, entendiendo que hay vida invisible detrás de cada objeto y acción. El micro y macrocosmos están unido, basta de vivir fragmentados: somos UNO.
De pie ante esta Fogata de verbena vibrante, Honremos la vida con plegarias de alegría por estar respirando con pulmones sanos y celebrando junto a nuestros seres queridos.
Abracemos a nuestros abuelos y familiares mayores, ellos sostienen una sabiduría de otras épocas. Ante tantas muertes repentinas hemos aprendido a valorar el día hoy, el mañana no existe.
Honremos a nuestra Madre Tierra que es tan primordial como para nosotros respirar.
Es importante abrirnos mentalmente hacia ese saber y orden oculto de la naturaleza, y por nuestra sensibilidad acceder a mundos inimaginables pero vivos que nos rodean.
Entendemos que la espiritualidad va de la mano de la naturaleza, una inmensa biblioteca para aquel alumno que esté preparado.
Dancemos y cantemos todos juntos en dirección al Este, por donde sale el sol, para recibir, con consciencia infinita, los cambios del nuevo mundo que ya están aquí.
Seamos como la luciérnaga que desafía la oscuridad de la noche porque sabe que tiene Luz, camina plácidamente con luz propia sabiendo claramente el sentido de su vida.
¡Qué tu luz y tu corazón sean tu bandera!