Cuando era adolescente, apareció en mi cabeza por primera vez, la frase de: «No sé jugar a este juego de la vida». Recuerdo que venía a mí cada vez que pasaba algo que no entendía, o que era diferente a lo que yo esperaba.
Ya he tenido varias rendiciones como acto de fe, pero según continúo en esta práctica, entiendo menos con la lógica y me abro más con el corazón. Sin embargo, en ocasiones me viene una nueva frase: ¿Y si no tengo que hacer nada, entonces qué hago?
Hoy estuve pensando sobre esto, y llegué a la conclusión de que quiero ser semilla. He decidido sembrar y dejar que crezca o no el brote, abrirme a la experiencia de colocar aquello que pueda y sienta con amor, y estar presente en el proceso.
Igual se juega así 🐥