Soy el Dr. Leonardo Romero, a los 17 años decidí casarme con la medicina. Aquel día creí que el verbo más importante era saber y me equivoqué. El verbo más importante no lo aprendí en los años estudiando dentro de las Facultades de Medicina en Venezuela y España, me lo enseñaron las “pacientes” a quienes he diagnosticado y seguido de cáncer de mama los últimos 14 años. El verbo más importante como médico radiólogo y como persona es cuidar. Para cuidar, no es tan necesario saber sino sentir y ser. Después de mi crisis existencial por estrés laboral, me formé en coaching, PNL e instructor en el cultivo de la compasión porque estoy convencido (y no soy el único) que re-humanizar la atención en salud, principalmente a través de la Compasión, es urgente, vital, prioritario y sobre todo, posible.
“La vida es un plan pedagógico personalizado donde la adversidad es el gimnasio espiritual”
Eres un Médico Radiólogo centrado en la Humanización de la Salud dándose a conocer en España, entre otros, a través del proyecto HURRA. ¿En qué consiste Humanizar el/la profesional sanitario?
Es hora de hacer salga a flote el currículum oculto y pendiente por las Facultades de Salud. Para mi la Humanización de la Salud pasa por formarnos y entrenarnos en los más importante, en las “Habilidades Blandas” o Competencias Transversales. Ningún profesional de la salud puede formarse sólo en habilidades técnicas. Para ser un buen profesional su atención debe estar centrada en la persona por lo que necesita autoindagación, autocuidado, gestión emocional, comunicación centrada en la persona, compasión y un largo etcétera Carla.
Eres formador de Habilidades Blandas o Competencias Transversales en el Institut Catala de Salud y otros eventos referentes en el mundo de la medicina y radiología. ¿En qué ayudas a tus alumnos/as?
Mi alumnado mayormente son profesionales sanitarios aunque también ofrezco un curso abierto en Barcelona a cualquier persona cuidadora. Mi objetivo como formador es prevenir y revertir el Burnout típico en los profesionales del Sistema de Salud. Mejorar la gestión emocional necesaria para afrontar las dificultades propias al exponernos constantemente al cuidado de los demás. En mis formaciones se atiende la necesidad de autoindagación, aceptación y amabilidad hacia nosotros mismos.
Una vez terminado el “viaje compasivo” como yo le llamo la persona experimenta una apertura y conexión genuina con los demás, menos autocentrado y más altruista. Y para mí, la más importante, desarrolla la capacidad de sentir, de comprender y de ser por encima del saber.
Explícanos en qué consisten tus Formaciones como Médico centrado en la Humanización de la Salud e Instructor de la Compasión
Ofrezco cursos y Talleres psicoeducativos, teórico-prácticos, vivenciales y experienciales dirigidos a personas dedicadas al cuidado de otros (as). Donde el objetivo es invitar al «Intratenimiento» y potenciar nuestras capacidades internas, innatas, humanas, indispensables en el cuidado propio y del otro (a).
Actualmente ofrezco tres formaciones: (1) Taller «Atención centrada en las Personas» – Taller presencial-experiencial de 9 horas donde, apoyado en la evidencia científica, ponemos el acento en las “habilidades blandas o habilidades humanas” ausentes o carentes en nuestra atención sanitaria. Nos dedicamos al menos por 9 horas al Curriculum negado, al Currículum pendiente de nuestras escuelas y facultades de salud, a la inteligencia emocional y a la inteligencia espiritual. Cambiamos el paradigma de un sistema basado en la enfermedad (diagnóstico-tratamiento), a centrarnos en la persona (profesional-paciente-familiar). Vacuna y antídoto a la pandemia de Burnout de nuestro sistema de salud.
(2) «Entrenamiento en el Cultivo de la Compasión” – Programa psicoeducativo, presencial de 8 semanas (2h/semana), vivencial teórico-práctico, donde compartiremos y haremos prácticas relacionales en un grupo pequeño y seguro. Iremos desde la toma de consciencia, apertura hasta el paso a la acción delante de nuestro sufrimiento y del otro. Tendremos desde el momento cero prácticas formales (meditación 30min/día dirigida dependiendo de la semana) y prácticas informales que son ejercicios para hacer dentro de la cotidianidad para aplicar lo aprendido en cada sesión.
(3) «Taller: Te lo dedico a mí” – ¿Sientes que puedes mejorar la forma de afrontar-enfrentar las dificultades?, pues actúa en la persona más importante de tu vida, la única en donde puedes experimentar cualquier transformación, aquella que siempre estará contigo (a), más no siempre estarás de su parte, tú mismo (a).
Nos has hablado mucho de la Compasión. ¿Qué definición tiene para ti este concepto?
La Compasión ha sido aquella habilidad humana que ha unido al resto de las habilidades blandas y que nadie me las enseñó en la Faculta de Medicina. Desaprender ha sido el proceso para poder integrar lo que es más valorado dentro del Sistema de Salud, lo humano, lo compasivo. La compasión favorece la necesidad de fortalecer nuestros recursos internos de estabilidad y coraje frente al sufrimiento, y nuestra capacidad de acción para transformarlo, aceptarlo y prevenirlo.
También es la necesidad de cultivar un sentido de apreciación de la vida y por todo lo que nos rodea, nos conecta con nuestra abundancia y genera bienestar interno.
Efectivamente, el cultivo de la compasión es un viaje de transformación. ¿Cómo es un proceso de cambio contigo para humanizarnos y humanizar la sanidad?
Son grupos pequeños, protegidos, seguros y confidenciales, donde compartiremos paso a paso, procesos de transformación, a través del aprendizaje cognitivo, emocional, experiencial y vivencial con prácticas donde experimentamos el saber (de saborear) y no solo entenderemos, pasaremos a la comprensión, comprehensión e integración de lo aprendido. Las fases del proceso son las siguientes: Una vez que sabemos ¿qué hacemos?, pasaremos al ¿cómo lo hacemos? para terminar con el ¿para qué lo hacemos?.
Detrás del Profesional Sanitario hay un Leonardo Romero persona. ¿Cuál ha sido la experiencia personal que más impacto ha tenido en ti?
Las experiencias más transformadoras de mi vida han sido profesionales/personales. Comencé a estudiar medicina siendo un adolescente con 17 años. Ejercí la medicina con 23 años en un país como Venezuela donde se evidencian todos los tipos de carencias posibles. Desde edad muy temprana, en los hospitales públicos, he sido testigo de dosis altísimas de dolor, dificultades, tragedias y lucha, también atestigüé la bondad, solidaridad, compasión, sabiduría y RESILIENCIA en mayúsculas a límites que aún admiro y se escapan a mi compresión.
Recién acabado el internado rotatorio obligatorio en Venezuela (24-25 años), antes de iniciar la especialización en Radiología, mi esposa y yo viajamos al Reino Unido a estudiar inglés por 18 meses, 2 meses antes de acabar, viviendo en Edimburgo, mi padre muere repentinamente en un accidente de coche en Mérida-Venezuela, en la cúspide de su carrera. Llamada telefónica a las 23:00 de Edimburgo, el primer reto, en el 2002, ir desde Edimburgo hasta Mérida-Venezuela antes del entierro de mi padre (40 horas viajando a contrarreloj) produciendo un cambio de planes y súbitamente decidimos regresar a Venezuela donde cursé mi postgrado de Radiología en el Hospital Universitario donde mi padre fue el Jefe de Servicio de Radiología y del postgrado. Mi forma duelo fue bastante particular, un día de rutina llegaba al servicio de Radiología a las 6:30 hasta las 21:00 en el sitio donde, semanas previas estaba él haciendo asistencia y docencia. Por lo que mi primera gran lección enseñada en el dolor de la “ausencia” de mi padre: Somos el recuerdo que dejamos en los otros (as) y este recuerdo depende aquello que le entregamos a los otros (as).
Súbitamente tenía 1000 “padrinos” en el Hospital, celadores, pacientes, técnicos, administrativos, porteros, en la cafetería, hasta personas que ejercían cargos muy importantes dentro de la Universidad donde estudié parte de mi carrera. Tuve el privilegio de heredar lo más grande de una persona, el agradecimiento y apoyo de todas las personas donde él dejó huella. Pienso en mis hijos y no se si podré regalarles semejante legado.
Gracias Leonardo Romero por exponer tu herida con la pérdida y el sufrimiento humano. ¿Cómo es tu trayectoria como médico ya aquí en España?
Mi frase es del dolor a la transformación. Acabo mi especialidad en Radiología con Honores, y empieza mi historia en España, hago la subespecialización en Cáncer de mama en el Hospital Clínic y entró al mundo asistencial con una maleta llena de conocimientos, del verbo saber.
Acá en Barcelona me estrello dentro de una realidad que no me habían enseñado en las Academias, casualmente lo más importante. Lo que más aprecian los pacientes es ser reconocidas como personas, para ello deben ser atendidas por alguien quien ejerza no sólo de médico sino de persona. ¡Y qué loco! esto es la excepción en nuestro mundo actual. Comienza el camino que me trae hasta éstas líneas, un camino difícil, un camino de unos 8 años, doloroso, de desaprender, de de-creer, de auto confrontarse amablemente, autoindagación, de inicio de toma de consciencia.
Que anormal, que lo normal, sea anormal en nuestro mundo. Humanizar la Salud, una bella utopía que me impulsa a caminar como decía Galeano.
No hubieras conseguido Humanizar la Salud con el proyecto Hurra y otros sin tu fuerza interior. ¿Qué significa para ti este concepto?
Es la parte del mundo que más valoro, donde más invierto energía y atención, es lo que algunos llaman la parte espiritual del ser humano, el mundo contemporáneo le ha llamado sentido y propósito, algunos asociándolo con aquello que hacen, yo creo que es la intención más profunda del ¿Para qué hacemos lo que hacemos? De las 3 relaciones que experimentamos, intra-personal, inter-personal y trans-personal se relaciona más con la última. Me mueve la confianza y descanso en el No-saber.
En busca de la felicidad personal y sobre todo profesional, decidiste darle más valor a lo evidente que a la evidencia científica ¿Cuál es tu definición de felicidad? ¿Cómo logras serlo en tu día a día?
Ni idea. Creo que hay tantas definiciones como personas, y sin embargo, es una de las META-motivaciones del ser humano. Lo experimento como una especie de serenidad, de ecuanimidad, de confianza incondicional con aquello que ocurre y esa experiencia es producto de la decisión de atender al máximo la realidad no desde mi personaje (que me cae muy bien) sino desde mi ser.
Para acabar, y mirando hacia el futuro, ¿cómo te gustaría que fuera el museo de tu vida?
Cuando pienso el legado y herencia (no material) que me gustaría dejar en este mundo, cuando pienso en epitafios, normalmente todo se resumen a poder promover al máximo el despertar de la consciencia (la mía la primera), y poder servir hasta mis límites. Ojalá pueda honrar al máximo mi propósito original de este tránsito entre los dos partidas, la de nacimiento y defunción.