“Tengo sexo con mi pareja, pero, en realidad, estoy deseando que acabe”, “siento que a mí no me gusta tanto el sexo como al resto de la gente”, “el sexo me hace sentir bien, creo que me libera”, “cuando me aburro, busco sexo”, “si tengo sexo, resulto más interesante”. Todo esto son frases que he escuchado de personas que tienden a instrumentalizar el sexo, es decir, utilizar el sexo como un medio para un fin.
Con lo que nos han vendido acerca del sexo, eso de que el sexo es lo mejor del mundo o que para que una relación funcione tiene que haber buen sexo es fácil caer en la trampa y creernos que, realmente, disfrutamos del sexo, que somos personas muy sexpositive, que vivimos el presente. No digo que tener sexo casual o desear satisfacer a tu pareja esté mal o sea insano, ni mucho menos, pero creo que hay que hacerlo desde la consciencia, el autoconocimiento y, sobre todo, desde el placer, no como forma de aliviar o tapar otras heridas internas. Muchas personas lo hacen desde la impulsividad o, incluso, utilizan el sexo casual de excusa para desentenderse de los cuidados y responsabilidades de una “relación seria” (término que detesto, porque entonces otro tipo de relaciones, ¿qué son? ¿“de cachondeo”?), con lo cual, instrumentalizan el sexo y a otras personas, a las cuales ve como meros objetos de placer y no sujetos que gozan, que sienten y que, también, sufren.
La instrumentalización del sexo (Parte I): ¿Por qué tenemos sexo?
Consecuencias de instrumentalizar el sexo.
En fin, que instrumentalizar el sexo no es moco de pavo, te puede generar todo esto:
- Insatisfacción perenne.
No solo crees que hay algo mal en ti si no consigues disfrutar, sino que, además, como, mientras tienes sexo, estás en tu cabeza pensando que, en realidad, no te apetece, en si lo estás haciendo bien, etc., el sexo se vuelve aburrido o, peor, sufrido. Se convierte en un lugar en el que no quieres estar y al que no te apetece volver. Sin embargo, vuelves, te sientes mal y sientes que el sexo ni te llena, ni te satisface, ni te resulta siquiera atractivo.
- Culpabilidad.
Como vuelves a un sitio donde sabes que no quieres estar, sientes que no estás siendo honesta contigo misma, que te traicionas, y la culpa te invade. Te sientes una persona a la que han utilizado y, rizando el rizo, que ha consentido ser utilizada.
- Disociación.
Cuando estamos forzando a nuestro cuerpo a hacer algo que no quiere, para dejar de sufrir, uno de los mecanismos de defensa más frecuentes a los que recurre es disociarse. La disociación genera una barrera o una coraza frente a las emociones y a las sensaciones. En realidad, no sientes nada cuando tienes relaciones sexuales de esta manera, ni bueno ni malo, pero si se te queda una sensación desagradable de que algo no encaja. Tu cuerpo se ha acostumbrado a desconectarse. Tus emociones quedan ignoradas y se quedan estancadas.
- Somatización.
Cuando las emociones se estancan por algún lado tienen que salir. Como no tienen vía de escape para ser escuchadas y expresadas optan por mandarte señales físicas al cuerpo. En lo que a la sexualidad se refiere, las formas más comunes de somatización son las… tachán… disfunciones sexuales: dolor en la penetración, dificultades con la erección, incapacidad para llegar al orgasmo, dificultades con la eyaculación, … ¿qué movida, eh?
- Problemas en las relaciones sentimentales.
Lo que quería transmitir unos párrafos antes es que alguien se acueste contigo solo quiere decir que ha sentido deseo o atracción hacia ti, pero no está viendo más allá. El sexo además de para disfrutar también está para conectar con la otra persona. En la disociación y la instrumentalización hay cero unidades de conexión. Querer dar y recibir placer es bonito y ya genera un vínculo. Si alguien no quiere saber más de ti una vez ya ha tenido relaciones contigo no está viendo otras virtudes que también tienes y, quizás, no merezca la pena que te impliques en una relación que no va más allá.
- Problemas en tu autoestima.
Te empiezas a meter en un círculo vicioso. Te sientes mal, la soledad te desborda, la sensación de que nadie te ve, también; buscas sexo para remediar eso. El sexo se queda ahí, las fantasías que tenías sobre comenzar una relación, esta vez, de verdad, se desvanecen de un plumazo. Piensas que nadie te va a querer y te vuelves a sentir mal. Vuelves a buscar en el sexo un refugio donde olvidarte de que no tienes pareja. Y vuelta a empezar.
Conclusiones.
No me cansaré de decir que el sexo debe ser una actividad en la que disfrutemos. Sentir dolor físico o emocional en las relaciones sexuales no es normal. Si vives el sexo como un trámite o un check que hay que hacer estás instrumentalizando el sexo. Puedes vivir el sexo de una manera sana. En mi libro sobre Crecimiento Erótico te cuento cómo. Si lo necesitas también puedes pedir ayuda psicológica.
¿Buscas ayuda?
Además, de las disfunciones sexuales, las consecuencias por tener una relación poco sana con el sexo pueden ser otras de índole psicológico que afecta a la hora de relacionarte, en especial, en las relaciones sentimentales. Si estás buscando ayuda puedes pedir cita conmigo aquí.